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League of thieves: el eclipse de Bossi marca el final de una era

La dimisión de la Senatur, tras el escándalo que hizo clamar a la Liga de los Ladrones y tras la crisis del gobierno de Berlusconi, marcan el final de una era y quizás allanan el camino para la OPA del Tercer Polo sobre lo que queda del centroderecha – Triunvirato Maroni-Calderoli-Dal Lago para conducir el Carroccio hasta el Congreso

League of thieves: el eclipse de Bossi marca el final de una era

 El titular más politizado para comentar la crisis de la Liga y la dimisión de su jefe lo hizo "Il Giornale" en su sitio web: "Bossi ha dimitido, una era ha terminado". No hay duda de que el final de la era recuerda el ocaso, la decadencia o al menos la ofuscación del otro líder de la derecha italiana: Silvio Berlusconi. Porque para bien o para mal, desde la entrada en el campo del presidente de Medaset hasta la caída del último Gobierno de centroderecha, la política italiana ha girado en torno a esta combinación. Tanto cuando, poniendo en crisis al primer gobierno de Berlusconi, Bossi provocó el famoso vuelco, como cuando ambos se reconciliaron y dominaron el escenario político durante varios años. Tampoco es casualidad que en los últimos días Berlusconi haya mostrado mucha más solidaridad con el jefe del Carroccio que la que le mostraron muchos dirigentes de via Bellerio.

Por supuesto, este es un cuadro político general. Por lo demás, se mantiene el clima de "pochade" que acompañó a las convulsiones de la Liga Norte de estos días. Un líder que decía no estar al tanto (y se dice que no hay ni pizca de verdad) de las enajenadas hazañas de los miembros de su familia (hijo Renzo a la cabeza) y de esa carreta de Thespis que lleva el nombre de la círculo mágico, un tesorero ex gorila, que en parte chantajeaba al jefe para intentar mantenerse en su puesto y en parte intentaba (con muy poco éxito) defender su trabajo. Todo mientras se difundían bochornosas interceptaciones telefónicas y contenidos de carpetas, como para hacer palidecer a los principales protagonistas de la Tangentópolis de la primera República.

E igualmente bochornosas para la Liga y sus militantes fueron las últimas maniobras del máximo dirigente: ayer Bossi llegó a la vía Bellerio prometiendo descaradamente que nombraría al nuevo tesorero y decapitaría a los traidores. Todo mientras pequeños grupos de militantes alababan su nombre. Luego poco después las cosas terminaron con el anuncio de su renuncia irrevocable a la secretaría, naturalmente por el bien de la Liga y con la indicación simultánea de su nombre para la presidencia. Al frente del Carroccio hasta el Congreso estará un triunvirato: Maroni, Calderoli y Dal Lago, todos apuntan a Maroni como el futuro secretario después del Congreso, aunque los venecianos hagan saber que están por Luca Zaia.

La confusión es alta en la Liga y no es seguro si el triunvirato podrá conducirla bien hasta las reuniones del Congreso. En medio están las elecciones administrativas, con el buen alcalde Tosi que está al frente de buscar la reconfirmación en Verona. En medio puede haber malestares y peleas entre los militantes, la dificultad de sostener un papel de oposición, después de los largos y cómodos años pasados ​​en el Gobierno, a la sombra del caballero. Y mientras tanto continúan las investigaciones judiciales, de las que parece que pueden salir incluso nombres no necesariamente atribuibles a la familia y al círculo mágico. Pero la prueba electoral no atañe sólo a la Liga del triunvirato con Bossi oscurecido, sino también al PDL de Alfano con Berlusconi en una posición igualmente apartada. Ha surgido un gran problema político para la derecha italiana. Hacia el que ni siquiera hace falta lanzar a estas alturas la OPA del tercer polo. Ya es de hecho.

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