Dos fracasos en un día no borrarán por completo los sueños del frente populista antieuro pero sí dejarán su huella. En Francia Marine Le Pen pierde el toque mágico de los europeos en la votación administrativa del domingo (24%) y es superado por el resucitado Sarkozy aunque entre en más de mil papeletas municipales.
En España, en la prueba administrativa de Andalucía, Podemos lo hace aún peor, no se abre paso y no pasa del 15%. La avalancha del frente antieuro la coronan los sondeos realizados de cara a las elecciones generales del 7 de mayo en Gran Bretaña donde el euroescéptico y nacionalista Nigel Farage cae de forma notoria y se sitúa entre el 14 y el 17% de los votos.
Es pronto para decir que la pesadilla ha terminado para los amantes del euro y de Europa pero estamos cerca y, sobre todo, los decepcionantes resultados de Francia y España tienen todo el sabor de una lección para la Liga de Matteo Salvini, aliada de Le Pen. , y por el M5S de Beppe Grillo que se parece remotamente a Podemos y no ha tenido escrúpulos en aliarse en Europa con la ultraderecha de Farage.
Cuando se contrasta con la realidad, la retórica anti-euro revela toda su insuficiencia, incluso si seguirá difundiendo engaños y venenos entre la opinión pública más crédula.
¿Qué significa el rudo despertar de euroescépticos? ¿De las mejoras en la situación económica y los primeros signos de recuperación del empleo? Ciertamente la salida de la recesión y los primeros destellos de recuperación tienen su peso. Pero no son la única razón.
Especial atención merecen también las consideraciones del politólogo francés Dominique Reyniè que observa: "El ejemplo de Tsipras en Grecia está demostrando que, cuando un partido antisistema gana las elecciones, fracasa en gobernar y la retórica anti-UE se desvanece ante con la dura realidad.
