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Bancos y oro a la patria: riesgos ocultos en el presupuesto público

La vaguedad de la maniobra del Gobierno ha convertido al presupuesto público en una esfinge cada vez más indiferente al diferencial y al endeudamiento público: así se corre el riesgo de llegar a una situación de no retorno en la que los bancos, en caso de crisis económica y de endeudamiento soberano , es posible que tengan que donar oro a la patria con la consolidación de las existencias de bonos del gobierno que poseen

Bancos y oro a la patria: riesgos ocultos en el presupuesto público

El profesor Amilcare Puviani escribió en su obra de 1903, "Teoría de la ilusión financiera" (traducida al alemán de 1960), con referencia al presupuesto público que "el presupuesto dice mucho más o mucho menos, como quieras. Sigue siendo una Esfinge impenetrable para las grandes masas. de la Cámara, a aquellas masas que votan leyes, que votan gastos, que votan ingresos”

Lo cierto es que cuando el profesor Puviani escribió todo esto, no imaginó que la “esfinge impenetrable” habría pasado, después de más de un siglo, de las burocracias ministeriales al actual gobierno amarillo verdoso. Gobierno que, a fecha 13 de diciembre, aún debe preparar el presupuesto que presentará a las Cámaras ya la Comisión Europea: organismos que desde hace tiempo siguen asombrados por la "impenetrable Esfinge que dice tanto o tan poco como quiere". Solo piense en la composición cambiante de la maniobra dependiendo de si la Esfinge se dirige a "la gente que no debe ser traicionada" a la que se promete más gasto oa la Comisión Europea, a la que tampoco se debería traicionar prometiendo igualmente menos gasto.

Ante semejante Esfinge, llama la atención que, con motivo del Día del Ahorro del pasado 31 de octubre, el Gobernador del Banco de Italia Ignazio Visco denunciara a ambos la incertidumbre sobre la orientación de las políticas presupuestarias contribuye al aumento de la prima de riesgo de los bonos del Estado, si tal aumento de la prima de riesgo de la deuda pública produce pérdidas de capital que, en particular, empeoran la situación financiera de los bancos tenedores de alrededor del 40-45 por ciento del stock de deuda pública italiana. Pero la Esfinge permaneció muda e impenetrable al respecto.

Más tarde, en el informe del Banco de Italia sobre la estabilidad financiera de finales de noviembre, se volvió a subrayar tanto que el proceso de fortalecimiento de los balances de los bancos se ve frenado por las tensiones en el mercado de deuda soberana italiana, y que la caída en las cotizaciones de los bonos del gobierno ha determinado una reducción de las reservas de capital y de liquidez y un aumento en el costo de la financiación mayorista, y finalmente que la fuerte caída en los precios de las acciones de los intermediarios provocó un marcado aumento en el costo del capital. El informe concluyó que, de continuar las tensiones en el mercado de bonos gubernamentales, las repercusiones en los bancos podrían ser importantes, especialmente para algunos intermediarios medianos y pequeños.

Agrega que sigue la caída en la financiación de bonos y que en los próximos dos años vencerán bonos bancarios por 110 millones y que el peso de los bonos en la financiación de los bancos italianos es del 10,2%, frente al 13,7 y 16,4% de los intermediarios alemanes y franceses, respectivamente. Son datos que, a juicio del escritor, atestiguan una reducción de la confianza de los inversores en la estabilidad del capital de los bancos italianos agobiados por el stock de deuda pública que mantienen en sus balances, en comparación con los intermediarios alemanes y franceses. No en vano, la deuda pública francesa sigue estando por debajo del 100 % del PIB (un porcentaje que Italia alcanzó en 1990 y desde entonces ha crecido hasta el 130 %) y el diferencial con el Bund alemán es del orden de cincuenta puntos básicos: un quinto o un sexto del italiano.

En el mes de julio Escribí en Firstonline que la indiferencia de la Esfinge ante la evolución del diferencial y de la deuda pública como porcentaje del PIB corría el riesgo de conducir a una situación de no retorno que habría obligado a llevar oro a la patria a los ahorradores italianos. Hoy la indiferencia de la Esfinge ante el diferencial más alto de Europa y sus efectos sobre la estabilidad del sistema bancario, el amor por el estado gestor mostrado en el caso Alitalia, la tentación fuera de lugar de llevar a Cassa depositi e prestiti a comportarse como el IRI en ese momento de los rescates bancarios, la amenaza nunca disimulada a las potencias fuertes identificadas con los bancos, el hambre de puestos de trabajo que cubrir, me hacen plantearme la siguiente pregunta: si, negando los oráculos de la Esfinge, una nueva crisis de la economía real asociada a el de la deuda soberana, esta vez será la industria bancaria la llamada a traer oro al país con la consolidación del stock de deuda soberana que los bancos llevan en sus balances, con la consiguiente e inevitable nacionalización del propio sistema bancario? Nada nuevo, ha pasado antes.

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