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El asalto a Napolitano es barbarie

La Comisión Parlamentaria para el juicio político votó a favor de desestimar la solicitud de juicio político a Napolitano, considerándola "infundada" - En un momento muy delicado para la vida política y democrática del país, grillini, travaglisti y Forza Italia intensifican la presión contra Colle sobre la base de una supuesta primicia de Friedman.

El asalto a Napolitano es barbarie

No hay duda de que si la viabilidad política y democrática aún permanece en Italia, esto se debe en gran parte a la firme atención que el Presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha sabido hacer valer hacia los protagonistas de la escena política de estos convulsos últimos años. Por lo tanto, es legítimo preguntarse qué hay detrás de los ataques de punto cero contra el Quirinale y su papel por parte de extremistas de Forza Italia, grillini y súper fanáticos de Ingroia. La respuesta es que en estos personajes, que cada dos días hablan de golpes de quirinal, hay sobre todo una intolerancia, un fastidio y una aversión declarada a la política ya las reglas de las democracias liberales. Políticas y reglas propias de las democracias liberales que han encontrado en la acción concreta del jefe de Estado el amparo más comprometido y riguroso.

Naturalmente, si todo se redujera a las invectivas de Brunetta-Santachè-Grillo-Travaglio, bastaría la lapidaria valoración que hace hoy Emanuele Macaluso en una breve entrevista con La Repubblica: "¡Qué sinvergüenzas!". Pero esta vez hay algunas preguntas más que hacer. El primero es sobre el contenido de la llamada primicia de Friedman. Acertadamente esta mañana Stefano Folli en Il sole 24 ore señala que el fondo de las revelaciones del periodista pertenecen a esa categoría de noticias que se vuelven "importantes" no por lo que revelan, sino por "cómo se utilizan". En definitiva, Friedman “añade algunas pinceladas al cuadro, pero no se puede decir que haya reescrito la historia reciente de Italia como sugiere”.

Que en el verano de 2011 el gobierno de Berlusconi, ya huérfano de Fini y presionado por el desprestigio internacional, se encontraba en gravísimas dificultades, y que el Presidente de la República se preocupó profundamente por la estabilidad de nuestro sistema político-institucional y actuó en consecuencia tanto con declaraciones oficiales, y consultando discretamente a sus interlocutores habituales, resultaba bastante claro para un lector medio de prensa. De todo esto se dio, de hecho, amplia y precisa información en el llamado "detrás de escena", sin embargo no negado. Ciertamente Friedman, con certeras entrevistas con los interlocutores de Napolitano en ese momento, reconstruyó y relató esos hechos. Y ciertamente su libro será interesante y agradable. Pero francamente hay poco asado. Y se ha cocinado y comido durante bastante tiempo. El humo permaneció. Y además un viejo humo, al que siempre están dispuestos a atacar los que han hecho de los ataques a Napolitano su principal profesión.

Otra pregunta se refiere al momento de estas revelaciones ya reveladas. No tanto por el hecho de que en los últimos días se han iniciado los procedimientos para la destitución del jefe de Estado, solicitada por los grillini y rechazada hoy por la Comisión Parlamentaria por ser "manifiestamente infundada", sino por la hecho de que en estos Napolitano vuelve a estar inmerso en el difícil intento de desentrañar lo que corre el riesgo de convertirse en una enmarañada crisis política (poniendo en serio riesgo la reforma electoral) si no se logra un firme entendimiento entre el primer ministro en funciones y el nuevo secretario del Partido Demócrata. Fiesta. En resumen: la llamada primicia podría dar un golpe muy duro a una política que ya se encuentra en grandes dificultades. De momento, sin embargo, conviene aceptar lo dicho por Friedman, para el que han salido los avances, como siempre ocurre en vísperas de la llegada del libro a las librerías.

También hay quien se pregunta (“L'Unità” hoy) por qué “un periódico con un perfil institucional impecable” le dio tanto protagonismo a la reconstrucción de Friedman. No hay duda de que tal elección es de la exclusiva libertad y competencia del director del "Corriere della Sera". Aunque sorprende que el diario aún no haya dedicado (ni siquiera después de la carta de Napolitano) una breve nota de comentario a un tema que también tiene por objeto las prerrogativas (formales e informales) del Jefe de Estado.

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