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La ovación de Napolitano, el gol en propia puerta de Berlusconi y el futuro de Italicum

El gol en propia puerta de Berlusconi es sensacional mientras despotrica grotescamente contra Napolitano y no se da cuenta de que el exjefe de Estado ha reabierto, con elegancia y sobriedad, el frente Italicum, cuya revisión también está muy cerca del corazón de Forza Italia -Pero en la política como en la vida , la clase no es agua - Y quién sabe del Italicum, la legislatura es larga

La ovación de Napolitano, el gol en propia puerta de Berlusconi y el futuro de Italicum

Giorgio Napolitano vence a Silvio Berlusconi 5 - 0. El discurso con el que el presidente emérito de la República Napolitano bendijo la reforma constitucional del Senado ayer en el Palazzo Madama termina con una ovación de pie tras la provocativa salida del salón de los forzados y grillini el primero esclavos de la histeria grotesca de su líder y los segundos prisioneros de un populismo endémico e incontenible. En cambio, es un auténtico harakiri el del ex primer ministro Silvio Berlusconi, que, al enterarse de la intervención de Napolitano, pierde los estribos ("Cualquiera que haya dado un golpe de estado en 2011 no debería hablar") y no se da cuenta de que el ex Jefe de Estado está a punto de hacer una apertura en Italicum que la derecha (pero también la minoría bersan del Partido Demócrata) solo debería complacer. Pero incluso en política, la clase no es agua, y si uno no la tiene, solo puede culparse a sí mismo por el aislamiento al que está condenado, como le está sucediendo a Berlusconi.

“He leído –escribiría más tarde Napolitano al líder del grupo de senadores de Forza Italia, Paolo Romani– palabras innobles atribuidas a Berlusconi, que deberían llevarme a demandarlo si no quisiera evitar confiar juicios histórico-políticos al poder judicial y si no me detuviera un sentimiento de lástima hacia una persona que ahora es víctima de sus propias, patológicas, obsesiones".

En cuanto a las ridículas acusaciones de conspiración para la crisis del último gobierno de Berlusconi, que incluso ante el Parlamento fue descaradamente desalentado por los mercados, Napolitano tiene mucha memoria y observa con sarcasmo: "si hubieran estado convencidos de que el Quirinale en 2011 había inventado un golpe, no habrían venido a mí dos años después, rogándome que me presentara de nuevo…”.

Pero, más allá de las reacciones rotas de Berlusconi y las réplicas puntuales de Napolitano, hay dos elementos políticos de primer orden que marcaron la jornada de ayer: la aprobación casi definitiva de la reforma constitucional del Senado, que sin duda representó el pasaje más crítico del otoño de Matteo Renzi, y la de Napolitano aperturas sobre la revisión del Italicum.

Sobre la reforma del Senado, Corriere della Sera disfrutó haciendo sus boletines: 7 para Renzi, 8 para Boschi, 5 para Berlusconi, 6 para Finocchiaro, 5,5 para Grasso, 3 para Gotor, 6 para Verdini, 7 para Taverna y 4 en Calderoli. De acuerdo en todo menos en Finocchiaro, cuya capacidad mediadora acabó quebrando la inconcebible resistencia del presidente Grasso y merece un 8 completo.

Pero vayamos al segundo punto, el más político, con el que Napolitano reabrió con sobriedad y elegancia el frente de Italicum con equilibrios electorales e institucionales” y lo demostraron la minoría del Pd, de Sel, de Ncd, de Verdini y de Forza. Italia. Pero Napolitano fue claro: nada de juegos y subterfugios pero "el gobierno y los que lideran la mayoría" tendrán que hacerse cargo de las preocupaciones.

¿Cuál es el quid de la itálica? ¿Mantener el premio mayoritario para la lista que obtenga más votos o cambiar el texto de la ley atribuyéndolo a la coalición que gane? No es un asunto baladí porque condiciona la elección o no de las alianzas electorales y, en última instancia, el resultado de las futuras elecciones y de la futura legislatura. Por ahora, el primer ministro Matteo Renzi dice que es "absurdo y fuera de tiempo" hablar de revisar el Italicum apenas unos meses después de su aprobación, pero la legislatura es larga y hoy nadie puede decir si los juegos no pueden reabrir. Pero, tras el referéndum sobre la reforma del Senado y tras las importantísimas elecciones locales de Roma, Milán y Nápoles la próxima primavera, quién sabe.

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