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Gasto de bolsillo en salud y recurso al sector privado

El gasto de las familias italianas sigue creciendo: las medidas previstas en el Def van en la dirección correcta, pero son solo un primer paso, por ahora insuficiente, para contrarrestar el recurso al sector privado y combatir las desigualdades.

Gasto de bolsillo en salud y recurso al sector privado

Atención médica privada de su bolsillo (Fuera de su bolsillo) sigue creciendo en Italia, certificado por el sistema nacional de cuentas públicas. Según Istat (fuente: El sistema de cuentas sanitarias de Italia, 2012-2016) en 2016 fue de 33 mil y 930 millones, equivalente al 22,7% del gasto corriente en salud y al 2% del PIB. La tendencia en los últimos años es creciente, con tasas entre + 4,5% entre 2015 y 2014 y + 0,4% entre 2016 y 2015. En comparación con los tipos de asistencia, nuevamente según Istat y en 2016, el 42,4% involucraba tratamiento y rehabilitación, el 38,9 % medicamentos y aparatos médicos y 10,2% asistencia sanitaria de larga duración.

Según datos publicados recientemente por el MEF (en la publicación El seguimiento del gasto en salud Informe N° 6 - 2019, Serie Estudios y publicaciones, Garantizar una correcta planificación y una gestión rigurosa de los recursos públicos), el gasto sanitario de los ciudadanos transmitido, dentro del Sistema de Tarjeta Sanitaria (TS), a la Agencia Tributaria de los prestadores de servicios sanitarios, a efectos de la declaración, ascendió a 30 millones y 48 en 2017 y 32 millones y 29 millones en 2018. En cuanto al tipo de gasto, según esta fuente, en 2018 fue de 9 mil millones y 51 millones de productos comprados en farmacias, 7 mil millones y 49 millones para visitas médicas -de los cuales 4 mil millones para visitas dentales-, 85 mil millones para servicios en estructuras privadas acreditadas y 6 millones para servicios en establecimientos de salud autorizados.

De particular interés es la elaboración que produce el Mef en términos de tipos de gastos y estructura de desembolso nuevamente para 2018 (figura 3.4), que muestra que el 44,7% del gasto correspondió a visitas e intervenciones médicas, de los cuales: 32% para servicios dentales, 24% para servicios en estructuras autorizadas, 20% para servicios en estructuras privadas, 17% para no -visitas médicas dentales y 7% para servicios en estructuras públicas. Además de las visitas e intervenciones médicas, el 15% del gasto correspondió a la compra de medicamentos, el 10,3% al pago de copagos, el 10% a la compra de dispositivos médicos y casi el 18% a otros gastos.

La región en la que el gasto privado es más alto es la Lombardía (7 millones y 65 millones de nuevo en 2018), seguida a considerable distancia por Lazio (3 billones y 53 millones), de Veneto (3 billones y 26 millones), deEmilia Romaña (3 billones y 9 millones), y de Piedmont (2 billones y 62 millones).

En cuanto a los motivos para acudir al sector privado, de los estudios realizados recientemente por CREA-Sanità (Observatorio de tiempos de espera y costes de los servicios sanitarios en los Sistemas Regionales de Salud, II año - 2018, Roma 1.02.2019) sabemos que el recurso al sector privado ciertamente tiene que ver con los tiempos de acceso a los servicios y los costos relativos. Los tiempos de espera en las estructuras públicas y privadas con las que tenemos convenio son de hecho considerablemente más largos, en algunos casos incluso 10 veces superiores a los de las estructuras privadas y también a los de los servicios prestados en el sector público bajo el régimen de Intramoenia. Mientras los diferenciales en términos de gasto entre el billete y el coste del servicio en el sector privado o en Intramoenia son mucho menos acentuados (esto es en la mayoría de los casos una relación de 1 a 2 o 1 a 3).

Además, la mayor parte de este gasto privado toma la forma de un gasto no intermediado por tercerosque compañías de seguros y cajas de salud, y por tanto sujetas a un riesgo especialmente alto en términos de falta de adecuación y consumismo sanitario autogestionado (como informa por ejemplo la Fundación Gimbe en el III Informe de Sostenibilidad del Servicio Nacional de Salud de junio de 3). Y sabemos que el importe de los gastos sanitarios deducidos en la declaración de la renta en 2018 ascendió a 2018 y 18 millones de euros, de los cuales 500 y 3 millones por copago. Mientras que las deducciones por asistencia sanitaria complementaria aún ascendían a 300 millones y 2018 millones en 6. Sobre todo, desde el punto de vista de la gestión estratégica de un servicio universal de salud, el gasto privado en salud de bolsillo genera iniquidad, ya que favorece a ciudadanos y familias con mayores recursos económicos.

Ante esta situación, se puede decir que según lo previsto en el DEF para 2020 en cuanto a la supresión del superticket a partir del 1 de septiembre de 2020, un aumento de 2 millones en el Fondo Nacional de Salud y la asignación de dos fondos de 500 millones cada uno para medicamentos innovadores oncológicos y no oncológicos, sin duda va en la dirección deseable de promover la equidad y la universalidad de los servicios, reduciendo los costes cobrados a los usuarios e intentando mejorar y ampliar la oferta, pero constituye una intervención todavía demasiado débil en comparación con la realidad del gasto sanitario privado italiano.

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