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La sanidad y el nuevo gobierno entre ambiciones y sombras

El programa de salud del Gobierno Five Star-Pd indica muchos objetivos importantes, pero la escasez de recursos disponibles y la creciente demanda de asistencia cuestionan su viabilidad.

La sanidad y el nuevo gobierno entre ambiciones y sombras

entre los 29 puntos programáticos del nuevo Gobierno 5 Estrellas-Pd la salud y el saneamiento no ocupan un lugar destacado, como por otro lado llevamos tiempo grabando acostumbrados. Sin embargo, el punto 22 del Programa reitera la intención de “defender la salud publica y universal, valorando el mérito”, asegurar las nuevas contrataciones de acuerdo con las Regiones, integrar los servicios sanitarios y sociosanitarios territoriales, potenciar la formación de médicos.

En el punto 20, pues, se confirma el compromiso de continuar el proceso de la llamada “autonomía diferenciada”, pero con la cláusula de que avanzamos hacia una estructura “justa y cooperativa” que “salvaguarde el principio de cohesión y solidaridad nacional y la protección de la unidad jurídica y económica, defina los niveles esenciales de servicios en materia de derechos civiles y sociales, necesidades estándar y dar pleno cumplimiento al artículo 119, párrafo quinto, de la Constitución, que prevé el establecimiento de un fondo de nivelación destinado a garantizar a todos los ciudadanos la misma calidad de servicios”.

En el punto 6 confirmamos la medidas de apoyo a la familia numerosa y a las personas con discapacidad y en el punto 4 se expresa la intención de implementar un plan estratégico para la prevención de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Un programa aparentemente animado por grandes ambiciones, pero que claramente corre el riesgo de no poder realizarse, debido a las difíciles condiciones contextuales, pero sobre todo debido a la incompatibilidad mutua de muchos de los objetivos enunciados.

En cuanto al contexto, cabe recordar que los buenos resultados registrados por el Servicio Nacional de Salud en todos los foros internacionales de evaluación son puestos a prueba por una demanda cada vez más exigente de asistencia y fuertemente condicionada por la creciente presencia de ancianos, enfermos crónicos y discapacitados; del desarrollo más sostenido y promisorio de la investigación biomédica y sus resultados en términos de nuevos medicamentos, tecnologías y herramientas; de las carencias crónicas en materia de servicios en amplias zonas del país, que continúan alimentando la movilidad de pacientes de unas Regiones a otras; y de debilidad del llamado sistema territorial de salud, es decir, la que debe atender las necesidades de tipo sociosanitario, de prevención, rehabilitación y continuidad asistencial.

Ante los muchos desafíos (de los cuales hemos mencionado sólo los más importantes) los recursos disponibles para el sector ahora son más limitados que nunca, y esto es evidente tanto en comparación con lo que se gasta en otros países europeos, como con respecto a las carencias ahora ampliamente denunciadas en términos de subdimensionamiento de la plantilla de una plantilla cada vez más desfasada, gasto de bolsillo de los ciudadanos y alargamiento de los tiempos de acceso a los servicios ambulatorios.

La actualización del seguimiento del gasto en salud de la Contaduría General del Estado, anunciada en agosto de 2019, confirmó lala ralentización del gasto público en salud, que alcanzó un mínimo histórico del 2018% del PIB en 6,6. El gasto en retribución de empleados (35.540 millones de euros) se ha visto especialmente afectado por la contención de la dinámica -tras el bloqueo de la facturación en las Regiones con Plan Retorno pero también, por iniciativas independientes, en otras Regiones. Entre 2012 y 2018, la compra de bienes y servicios también registró una reducción del 10% (33.533 millones de euros) y el gasto en fármacos afiliados se redujo en términos porcentuales respecto al gasto total en salud del 14,7% al 6,6%. En términos de gasto per cápita, según los últimos datos de la OCDE, El gasto público italiano es de 2.545 dólares cada uno, en comparación con los 3.038 dólares de los países de la OCDE, mientras que el gasto de bolsillo es de $791 per cápita, frente al promedio de la OCDE de $601.

En cuanto a las expectativas y los costes de la medicina ambulatoria, según lo encontrado en 2017 y 2018 por CREA-Sanità, los costes en los que incurren los ciudadanos por visitas a especialistas en Intramoenia o en el sector privado puro son similares entre sí y elevados (en promedio desde 50 euros en adelante hasta varios cientos de euros por servicio) y permiten reducir considerablemente los tiempos de espera a unos pocos días, frente a tiempos de espera mucho más largos registrados en el sector público y privado con acuerdos especiales (en promedio de 20 días en adelante en picos de 100 días y más). que también socava el lugar común de la oposición entre lo público y lo privado y confirma el papel fundamental del pago de bolsillo para garantizar un rápido acceso al servicio. Otros muchos datos del periodo más reciente confirman la difícil sostenibilidad del sistema, lo que arroja claras sombras sobre la viabilidad de un programa ambicioso como el mencionado al principio.

Por otro lado, esto es lo que muchos observadores y representantes de la industria vienen afirmando desde hace algún tiempo. Como también reafirmó la Alianza Italiana para el Desarrollo Sostenible (ASviS) durante el Maratón por el Pacto de Salud convocado por el Ministro de Salud saliente el 10 de julio de 2019, en Italia la situación es bastante positiva para la consecución de muchas de las metas del Objetivo 3 (Salud y bienestar para todos) de la Agenda 2030 de la ONU, y en particular para la esperanza de vida, para el control de las enfermedades más agudas y transmisibles, y para la universalidad del sistema de suministro. Pero son las brechas son evidentes, en cuanto a la calidad de la oferta y el cumplimiento de los niveles esenciales de asistencia (LEA), en su versión actualizada al 2017. De ahí la necesidad de repensar el entrelazamiento de los factores involucrados, a partir de la prevención y la promoción de estilos de vida saludables, para llegar a medidas concretas que vayan en la dirección de la llamada "salud en todas las políticas", es decir, con intervenciones en el ámbito ambiental, económico, territorial, hasta el quid de la valorización del gasto de bolsillo a través de una política más cuidadosa con el bienestar empresarial y territorial y el mundo de la mutualidad sanitaria. Estos temas también están en la base del proceso de "autonomía diferenciada" iniciado por algunas regiones, y que constituyen un desafío más de no poca importancia para la actividad del gobierno central en este sector.

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