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La debilidad del Gobierno y la oportunidad de los agentes sociales

Para evitar la explosión de la ira social ante la evidente debilidad del Gobierno de Conte, el papel de los agentes sociales es fundamental - El sindicato tiene una gran oportunidad por delante, siempre que sepa dejar atrás los clichés del pasado

La debilidad del Gobierno y la oportunidad de los agentes sociales

Una vez finalizada la ceremonia de los "Estados Generales", se espera que el gobierno cumpla opciones concretas para la recuperación. Después de la pandemia inevitablemente tendremos que lidiar no solo con europa, que tendrás que explicar cómo usar los recursos comunes, pero también con las criticidades crónicas de nuestro país (bajos niveles de crecimiento y productividad, ratio entre deuda pública y PIB, ineficiencia de la AP, economía sumergida y evasión fiscal) ya bien entendidos antes del coronavirus, a los que se suman emergencias civiles como la Escuela y el Poder Judicial.

El riesgo es convertir la crisis económica possanitaria en una crisis social que podría ser seguido por uno crisis política e institucional. Sin medidas efectivas y oportunas, ya podemos vislumbrar los signos de un "septiembre negro” hecha de desesperación, ira, rebeldía y violencia, una suerte de “decimonoveno” con connotaciones políticamente inciertas. Volver al crecimiento es fundamental: es necesario garantizar el renacimiento y la continuidad de los negocios sin perder más tiempo, incentivar los acuerdos contractuales corporativos para el aumento de la productividad y la competitividad que son los factores clave para mantener las cuotas de mercado y garantizar el empleo.

Es asombroso que no se decida de inmediato modificar sustancialmente el desafortunado "Decreto de dignidad” en el momento en que los primeros los titulares de un contrato de duración determinada perdieron su trabajo que la ley impide extender. Sobre este terreno, la iniciativa de las fuerzas sociales es decisiva. El sindicato, que hasta ahora ha permanecido a la defensiva, deberá afrontar la nueva situación y tomar decisiones valientes y adecuadas frente a una contraparte que, aunque sea por necesidad, no se quedará quieta.

El objetivo señalado por el nuevo presidente de Confindustria, Carlo Bonomi, de volver a discutir sectores y arreglos contractuales mediante la adopción de siete categorías de referencia (manufactura, construcción, agricultura, comercio y servicios, transporte, bancos y seguros) y una decisiva negociación salarial de transferencia en Nivel de compañia. Bonomi propone "redefinir una visión compartida del nuevo trabajo y los derechos a la formación permanente y al bienestar empresarial desde abajo entre empresas y sindicatos a los que estamos llamados subsidiariamente ante la insuficiencia pública".

Siendo ese el caso, si hubiera una divergencia estratégica entre las partes, sería fácil predecir que contratos individuales que han expirado o están a punto de expirar, a partir de la metalmecánica, no se renovarán como dicta la costumbre. La búsqueda por identificar sectores más grandes, como el manufacturero, son funcionales para descentralizar la parte más importante de las negociaciones salariales vinculándola a la organización del trabajo y los resultados obtenidos.

¿Qué hará el sindicato? Un enfrentamiento no traería grandes resultados, porque la nueva dirección de Confindustria juega hoy en una dimensión estratégica y en un terreno objetivamente favorable. Los viejos expedientes de la táctica gremial de dividir el frente patronal no servirían de mucho, al menos en el corto plazo, que sin embargo es el decisivo. Es por esto que todo el gremio, incluidos confederados y autonómicos (por cierto, ¿qué pasó con el proyecto de unidad de normas para elegir democráticamente a los delegados?), para manejar un escenario difícil e inesperado.

Landini y sus socios deberán dejar atrás un pasado de clichés y palabrotas genéricas para afrontar un desafío que ve a la empresa como una realidad formada por sólidos intereses comunes entre trabajadores y propietarios y que es fuente de valor (a dividir) y valores (como la solidaridad, la responsabilidad y el reconocimiento al mérito) que son el motor del crecimiento. Sería el momento adecuado para retomar la planificación de las modalidades de participación de los trabajadores en la gestión de la empresa.

Así como el mismo enorme dificultad que se registra desde hace tiempo para encontrar los perfiles profesionales requeridos por las empresas requiere capacidad innovadora y exigiría el abandono del modelo de formación tradicional demasiado orientado a la asistencia. La identificación y gestión de Políticas Laborales Activasya no debe quedar relegada a una simple función administrativa, a un juego de incentivos y, en su caso, a la profesionalización de las Agencias de Empleo. En el sistema bilateral sindicato-empresa, los sistemas de formación y empleo deben reconstruirse para hacer más fluido y eficiente el mercado de trabajo, función que el sindicato no puede ejercer a nivel de empresa sino sólo a nivel local, y que por sí sola ser suficiente para justificar la existencia de las Confederaciones.

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