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China se abre a los mercados: joint ventures más libres hasta el 49% del capital

Tras la ampliación de la banda de fluctuación del Yuan, las recientes concesiones salariales y la cotización de un nuevo bono en los mercados extranjeros, Pekín se abre a una mayor circulación de capital extranjero en empresas conjuntas con operadores locales. Pero el camino aún es largo.

China se abre a los mercados: joint ventures más libres hasta el 49% del capital

China se abre a los mercados, pero no demasiado: pronto bancos extranjeros podrán aumentar su participación en empresas conjuntas con instituciones locales, hasta 49% del capital (el límite actualmente impuesto por las autoridades es igual a 33%). Una declaración del gobierno lo hizo oficial hoy, luego de negociaciones recientes con diplomáticos estadounidenses.

Una importante señal de flexibilización de la regulación económica por parte de Pekín, que hará sonreír a las autoridades americanas -aunque con cautela-.

Según los analistas, se trata de un gesto significativo pero no decisivo: mantener el umbral de control por debajo del 50% confirmará -en cualquier caso- el equilibrio centralización del poder en manos de las autoridades locales. Así lo confirmó Hong Jingping, analista de CMS, en un comentario destinado a apagar el entusiasmo: "Es un gesto importante de las autoridades chinas para abrir aún más sus mercados financieros, pero las nuevas reglas no cambiarán el statu quo en el estructura de la industria de la intermediación, dominada por más de un centenar de empresas en las que las conexiones políticas son determinantes”.

Pero un proceso de apertura del mercado sólo puede ser gradual y, por parcial que sea, este paso también adquiere un valor político en Estados Unidos. En Washington, en plena campaña electoral, el análisis microscópico de política exterior Barack Obama busca constantemente debilidades para explotar: el candidato republicano Mi Romney recientemente ha criticado la estrategia exterior de la presidencia, que no está lo suficientemente inclinada a defender los intereses estadounidenses.

La importancia del movimiento, en el futuro, no está en duda. Baste decir que desde 2007, año en que Beijing restableció las empresas mixtas con capital extranjero, cuatro actores clave en las finanzas mundiales han ingresado al mercado local: JpMorgan, Morgan Stanley, Credit Suisse Group AG y Deutsche Bank AG.

Es un mercado con un enorme potencial: los bancos de inversión chinos predominan en el control de acciones y emisiones de bonos, tanto que el UBS suizo, en 2011, apenas suscribió los 3,5% de operaciones patrimoniales, contra el 10% del gigante asegurador Ping An Insurance Group. Por lo tanto, existen amplios márgenes para que los grupos financieros extranjeros exploten.

La elección de Pekín debe leerse en un contexto de rápida evolución de la política económica que está afectando a todo el continente. De hecho, en toda Asia, los gobiernos están concediendo aumentos de salario mínimo de hasta 10%, con perspectivas de que otros aumenten en la próxima década 10 o 15 puntos porcentuales.

Pero los salarios no bastan: el reequilibrio de la balanza comercial también depende de la política monetaria, y no es casualidad que en las últimas semanas el gobierno haya anunciado la ampliación de la banda de fluctuación de la moneda local al 1% del anterior 0,5%. A este dato se han sumado todas las previsiones alcistas de la divisa china, que en los dos últimos años ha ganado de media 4% en el billete verde. La gestión dirigista del tipo de cambio que desencadenó la "guerra de divisas" está dando paso, por tanto, a una fluctuación más libre del yuan, en consonancia con un mercado cada vez más abierto.

Una señal adicional y significativa se puede leer en la emisión del gigante financiero. HSBC, de la primera"bono de suma débil” (bono denominado en yuanes) fuera de China, vendido a Londres el pasado veinte de abril por un módico monto (317 millones de dólares), compatible con la inauguración del instrumento.

La intención es clara: transformar la moneda nacional en un depósito global de valor, de libre circulación en listas internacionales, con importantes repercusiones en la dinámica de los intercambios internacionales, no sólo financieros, sino también de bienes. Según los analistas, es muy poco probable que el yuan pueda superar al fuerte en el futuro. tendencias alcistas provocado por medidas de política económica recientes y futuras, así como inevitables.

Estos últimos deberán homogeneizar el régimen de gestión de las políticas monetarias y financieras a un marco económico que cambiará cada vez más rápidamente en el futuro, transformando genéticamente la economía china. de una economía centrada en la exportación a una economía basada en la demanda interna.

Todo indica, por tanto, una progresiva erosión de la competitividad de las exportaciones asiáticas, compatible con el desarrollo de una nueva clase media codiciada por la industria occidental. Véanse las recientes deslocalizaciones de importantes marcas europeas que, a diferencia del pasado, se instalaron en China no para vender en Europa, sino para hacer negocios con las nuevas clases medias de Oriente. Un grupo social en rápida expansión: sólo en el país del dragón, hoy asciende a más de 150 millones de personas y 55 millones de familias que, según un estudio de McKinsey & Co, podrían convertirse 280 en 2025. 

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