La tasa de desempleo sigue aumentando, lo que sube al 12,2% en agosto, un 0,1% más que el mes anterior y un 1,5% interanual. Así lo comunicó Istat, que especifica que la presente encuesta es la más alta desde el inicio tanto de la serie mensual, enero de 2004, como de la trimestral, primer trimestre de 1977.
Un fenómeno que afecta especialmente a los jóvenes: de nuevo en agosto, el paro juvenil (15-24 años) se dispara por encima del umbral del 40% por primera vez. a 40,1%, un 0,4 % más que en julio y un 5,5 % más que el año anterior.
Una imagen dramática, delineada aún más claramente del informe del Consejo Nacional de la Economía y el Trabajo sobre el mercado de trabajo, según la cual el aumento de la población activa se habría traducido sustancialmente en una "importante ampliación de la zona de dificultad para el empleo".
El área de penuria, que incluye, además de los desempleados, los inactivos disponibles para trabajar, los que no están buscando trabajo activamente y los subempleados (cassintegrati y trabajadores a tiempo parcial involuntario), según Cnel, tendría dos millones de personas más que el año pasado: “Es un enorme derroche de recursos, un empobrecimiento progresivo del capital humano, que corre el riesgo de generar consecuencias sociales alarmantes, sobre todo porque las más afectadas son las nuevas generaciones”.
De hecho, los jóvenes de entre 15 y 29 años son el grupo en mayor dificultad: el fenómeno de los NINI (sin empleo, educación o formación) sigue creciendo, es decir, la proporción de jóvenes que no tienen trabajo y en ese momento ellos mismos no están en la escuela o en formación, lo que se eleva al 23,9% de la población joven, con picos del 35% en las regiones del sur.
Según la Cnel, los jóvenes son cada vez más trabajadores de bajos salarios que aceptan condiciones laborales que los exponen al riesgo de pobreza para ingresar al circuito productivo. Además, la mayor disponibilidad de servicios ocasionales y no supervisados ha determinado el crecimiento del trabajo no declarado en todo el país.
Por el contrario, crece la participación de los mayores de 55 años, también como consecuencia de la reforma de las pensiones: casi 277 mil personas más que en 2011, la mayoría ocupadas (+6,8% respecto a 2011). También creció la tasa de paro maduro (del 3,5 al 4,9%), que incluye los despidos.
La única buena noticia parcial proviene de la tasa de empleo femenino, que subió al 41,6% desde el 39,7% en 2007, para un número de mujeres ocupadas que creció en 109 con respecto a 2011. Sin embargo, persiste el fenómeno de la segmentación por género: las profesiones en las que la presencia femenina se concentra son pocas y poco cualificadas.
