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La inteligencia artificial y el Big data cambian el capitalismo

La revolución tecnológica en curso cambia el paradigma económico tradicional y obliga al sistema capitalista, cada vez más centrado en los datos que en el precio, a reinventarse y anteponer la responsabilidad social

La inteligencia artificial y el Big data cambian el capitalismo

Si bien el largo ciclo de la mayor crisis económica y financiera de los tiempos modernos parece darse por terminado, los ingresos continúan estancados, el crecimiento esperado en términos del Producto Interno Bruto de los principales países industrializados es demasiado lento, la clase media no parece tienen fuerza para la recuperación y el aumento de las desigualdades, con las consiguientes tensiones sociales y el avance de los populismos, incuestionables a pesar de las buenas intenciones y esfuerzos realizados. Obviamente, algo anda mal. En realidad, ya durante la crisis, muchos lo habían pronosticado: “ya nada puede ser como antes”. Ahora ese presagio se está haciendo realidad y está empezando a dar miedo. Hay quienes, en Estados Unidos, el país del capitalismo por excelencia, llegan incluso a afirmar -y no estamos hablando de viejos marxistas- que el capitalismo se está muriendo precisamente en consideración a que las ganancias crecen mientras la desigualdad esta incrementando.  

El tema del fin del capitalismo, que se ha debatido durante casi doscientos años, ciertamente no es nuevo. Pero hoy –y esta es la novedad– se aborda y relaciona con otro tema mucho más original, el de los efectos de la revolución tecnológica en curso. Por ejemplo, Viktor Mayer-Schönberger y Thomas Ramge lo hacen con un ensayo que está teniendo cierto éxito no solo en Estados Unidos, Re inventar El capitalismo en la era de los grandes datos.. Según los dos autores, en efecto, el fenómeno de la fusión entre big data e inteligencia artificial se suma a la crisis del capitalismo, y es propio de nuestra época, que sólo puede conducir a un nuevo tipo de capitalismo. A diferencia del sistema que conocemos, basado en la centralidad del mercado que funciona como escenario en el que empresarios y trabajadores son los protagonistas de la producción y consumo de dinero y riqueza, el nuevo capitalismo se basa en la centralidad de los datos. El sistema, el que hemos conocido hasta ahora, se basa en el elemento "precio", criterio considerado natural y, por ello, aceptado y compartido, para evaluar los bienes en el momento del encuentro entre la oferta y la demanda de cada producto

Se basa en empresas que coordinan, centralizando la toma de decisiones y controlando el flujo de información, actividades complejas para producir bienes y servicios, garantizando, al mismo tiempo, una rentabilidad por el capital invertido y una mayor o menor nivel esperado de empleo. El llamado “capitalismo de datos” es otra cosa. El cambio de paradigma en marcha es claro y el nuevo sistema se basa en todos los datos que cada uno genera. Una enorme cantidad de datos heterogéneos, estructurados y no estructurados, que la tecnología y las nuevas metodologías de análisis son capaces de extrapolar, analizar y relacionar para descubrir vínculos entre diferentes fenómenos y predecir futuros. Son datos que, procesados ​​a través de algoritmos especiales, permiten conectar a compradores y vendedores de una forma mucho más eficiente y rápida en comparación con el mercado clásico basado en el sistema de precios. Pero un sistema tan estructurado hace que el control rígido de la información ya no sea necesario, lo que permite que grupos cada vez más pequeños se coordinen de manera efectiva y directa sin tener que recurrir a una infraestructura central elaborada. Así, la hipótesis de un capitalismo centrado en los datos podría significar, junto con el fin de las grandes empresas, el comienzo de una economía más equitativa y, por tanto, más sostenible.  

La discusión sobre estos temas ya no es sólo de carácter académico sino que también gana terreno en el mundo industrial. La estadounidense Deloitte, la primera empresa del mundo en el campo de los servicios, la consultoría y la auditoría, un gigante mundial, una de las denominadas a lo grande fnuestros, las cuatro mayores firmas de auditoría, publicaron recientemente un estudio sobre la evolución del capital humano hasta el punto de argumentar que las empresas ya no serían evaluadas solo por los resultados económicos y la calidad de lo que producen sino también, y cada vez más, por su impacto sobre la comunidad y el papel social que tendrían en varios espacios incluyendo los territorios de referencia que volverían a asumir una función central.  

Por tanto, reinventar el capitalismo en la era del big data significa repensar la revolución tecnológica como motor de un cambio profundo en el sistema capitalista que ya no será el que hemos conocido hasta ahora. Pero también significa volver al punto de partida, a realidades económicas menores pero estrechamente vinculadas a diversos ámbitos sociales y territoriales en los que ejercen y ejercerán una determinada y preciosa función social. Ya no estamos solos en sostener esto, ya no se trata de impresiones seductoras dirigidas al pasado. Se trata de mirar el futuro de la economía de manera consciente y no ideológica.

 

°°°° El autor es Secretario General de la Asociación Nacional de Bancos Populares

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