Los problemas, para Ilva, parecen no tener fin. En el contexto de la cumbre en curso en el Palazzo Chigi, de hecho, se dice que el presidente de la empresa, Bruno Ferrante, dijo que "El Génova también tendrá problemas y está destinado a cerrar", y que "estamos hablando de más de 20 empleados que corren el riesgo de saltar en caso de cierre de Taranto".
Ferrante también predijo serias "repercusiones para los fabricantes de automóviles: existe el riesgo de un efecto dominó en toda la cadena de suministro de acero".