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Grillo, el no partido de la no democracia

Entre expulsiones y dimisiones, el Movimiento Cinco Estrellas está en crisis, pero recuperar los votos Grillini no es nada fácil y evidente ante el sentimiento antieuro y antieuropeo generalizado que agita a gran parte del electorado italiano

Grillo, el no partido de la no democracia

Una cosa está clara: la crisis del movimiento 5 estrellas, con expulsiones y anuncios de salida de parlamentarios, llega en el momento menos propicio. Tres meses después de aquellas elecciones, las elecciones europeas, con las que contó la formación de Grillo y Casaleggio y cuenta para consolidar el éxito de las políticas del año pasado, tras los retrocesos en los turnos administrativos e incluso la deserción de las elecciones regionales en Cerdeña. Estos son los primeros indicios de que en esa “no fiesta” no se trata solo de rosas y flores. Sin embargo, las elecciones europeas parecían y en parte siguen pareciendo una oportunidad de enfrentamiento para los neopopulistas de Grillini, gracias al sentimiento generalizado anti-Euro y anti-Europa que agita a gran parte del electorado italiano.

Dicho esto, las demás fuerzas políticas de derecha e izquierda cometerían un grave error al considerar casi consumado el inicio de la recuperación del electorado grillino a raíz de los disturbios y rencillas de estos días. Los berlusconianos, que no consideran a partir de hoy el voto de protesta grillino como una posible cantera electoral, y los líderes del Partido Demócrata que incluso contemplan posibles nuevas agregaciones parlamentarias, quizás para ofrecer a Matteo Renzi una tercera opción mayoritaria, harían bien en recordar el viejo dicho de aquel entrenador de fútbol que decía: "No digas gato si no lo tienes en la bolsa".

Hecha esta premisa, sin embargo, hay que decir que lo ocurrido en los últimos días está lejos de ser políticamente irrelevante. Apenas ha pasado un año desde que los buenos del agua y el jabón del movimiento hicieron su entrada en Montecitorio y Palazzo Madama. Muchos entonces los consideraron un soplo de aire fresco en la oscuridad de la política italiana. Otros, más cautelosos, los observaron con detenimiento y hasta con un poco de esperanza, contando con su capacidad para influir en el debate político y quizás con su contribución a la mejora de Italia. Pero luego fuimos testigos de algo más: levantamiento de cero ataques contra todos, incapacidad para distinguir entre interlocutores políticos, todos considerados ladrones y enemigos. Luego las peleas internas: primero por los recibos de las devoluciones y los salarios a recortar, luego por las expulsiones propuestas por la dupla Grillo-Casaleggio. En definitiva: de la fiesta de los buenos a la de las trifulcas (internas y externas) y las órdenes perentorias de los fundadores-dueños.

Sin embargo todo había comenzado: de uno vale uno, de los parlamentarios portavoces de los ciudadanos y por tanto también de sus simples ciudadanos. Quien respondía únicamente a la plaza virtual: la administrada y manejada por el señor Casaleggio. Aparte de la democracia representativa, ¡la verdadera democracia es solo la de la web! Este es el postulado del movimiento. Por supuesto, este no es el caso, independientemente de la web. La democracia asamblearia nunca ha logrado funcionar. Los politólogos del siglo XX nos han enseñado con razón que las asambleas pletóricas se convierten inmediatamente en mítines. Y así, el cuadrado virtual inventado y gestionado por Casaleggio tiene, en última instancia, la misma función que el cuadrado veneciano de Mussolini. Después de todo, ¿no fue Grillo en la transmisión en vivo (¿pero realmente era necesario?) de la reunión con Renzi quien declaró: "No, no somos demócratas"?
Veremos en los próximos días cómo evoluciona el choque dentro del movimiento 5 estrellas: si habrá otras expulsiones, si a las expulsiones seguirán dimisiones solidarias. Si el expulsado y dimitido permanecerá en el Parlamento y cómo. Ciertamente, cuanto menos se dediquen los otros partidos a repartirse el pellejo, más fácil será que evolucione más la crisis. Las intervenciones externas fuera de las líneas solo corren el riesgo de facilitar la victimización de Grillo. En definitiva: quienes tienen responsabilidades de gobierno deberían pensar en hacer su trabajo apoyándose en sus propias fuerzas y no en nuevas y por el momento todavía impredecibles nuevas aportaciones. Al final, las sumas serán sorteadas. Y si son rosas florecerán.

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