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Grecia contra Alemania: la guerra de la deuda está en juego para los europeos

El partido entre Alemania y Grecia se jugará en los cuartos de final de la Eurocopa el viernes 22 de junio – Un giro económico y futbolístico animado por el orgullo herido de los griegos, que sueñan con la revancha contra Merkel – Precedentes históricos: la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos del '72 entre Estados Unidos y la URSS y los goles de Maradona contra Inglaterra en el '86.

Grecia contra Alemania: la guerra de la deuda está en juego para los europeos

Ya es oficial: el viernes 22 de junio se verán las caras en los cuartos de final de la Eurocopa Alemania y Grecia. El derbi de la envergadura, como ya lo ha definido alguien. Los primeros contra los últimos, la "locomotora alemana", el "volante de la economía europea" contra el lastre, el pequeño gran país sumergido en una deuda que pesa sobre los mercados y sobre la unión. Dos miembros de una sola familia extensa, y un poco desgarrados, que simplemente no se soportan porque son demasiado diferente y distante.

El mismo argumento parece aplicarse a los dos equipos. Alemania, con sus 25,7 años de media de edad, es el equipo más joven de la historia de la competición, una concentración letal de fuerza física y temperamento, una apisonadora que también ha sabido acomodar la imaginación en su maquinaria, encarnada sobre todo por el medio turco Ozil, como esa variación de ritmo necesaria para no desfasar sus ruedas.

La Grecia, por otro lado, es un equipo viejo y sarnoso., perfectamente simbolizado por la musaraña Gekas, un delantero centro de lúgubre fealdad y dudosa eficacia, que construyó su variada fortuna en Alemania. Fue Karagounis quien lo arrastró hasta los cuartos de final, uno de los tres veteranos de la hazaña de 2004, cuando Grecia, dirigida por un alemán (el catenacciaro Rehagel), conmocionó al mundo del fútbol al triunfar en la Eurocopa.

Karagounis, que hoy tiene 35 años, parecía un jugador acabado (o tal vez nunca realmente iniciado) incluso entonces, cuando, en el Inter, calentaba más bancos que corazones.

Fue hace 8 años, pero parece toda una vida, aunque Karagounis sigue siendo el mismo. En la portada del diario griego Goal-news, al día siguiente de la victoria contra Rusia, destacaba él, el héroe, exultante de enojada alegría. Más abajo el título, en letras grandes: "Ahora tráenos a Merkel".

El seleccionador de Grecia, Fernando Santos, portugués, ya ha dado pasos para subir el tono del desafío, respondiendo, con sospechoso patriotismo, a quienes le preguntaron si la victoria fue una respuesta a las políticas de Merkel, que fue “la historia de Grecia lo que lo inspiró. Aquí nació la ciencia y la democracia y por eso nadie nos puede dar lecciones”.

No es la primera vez que tras el deporte se esconden cuestiones políticas. Sucedió en el '72, cuando la final olímpica de baloncesto entre EE. UU. y la URSS se convirtió en solo un capítulo de una historia mucho más larga, uno de los campos infinitos donde se libró la Guerra Fría, la lucha entre los dos gigantes por la posesión del alma del resto del mundo.

O en el '86, cuando Maradona, en 5 minutos llenos de historia del fútbol, ​​anotó el gol más infame y luego más hermoso para los ingleses, vengando la guerra Malvinas-Falkland. “Quien le roba a un ladrón tiene cien años de perdón”, dijo entonces, con ese populismo bíblico que siempre le ha salido con naturalidad como un golpe por debajo con la zurda, para justificar su gol de mano, esa mano de Dios que castigó al "usurpador" inglés..

Parece improbable, esta vez, que el deseo de venganza de un pueblo herido pueda ser suficiente, muy cristianamente hablando, para convertir a los últimos en primeros. El fútbol, ​​ya sabes, no es el reino de los cielos. Los argentinos, además de orgullo y revanchismo, tenían a Maradona, los griegos ya ni siquiera tienen a Karagounis, que fue amonestado por un simulacro inexistente y no jugará.

Todo esto mientras se realizan elecciones en el país y sí celebra la victoria del conservador y europeísta Samaras (único homónimo del apuesto delantero desviado, hasta en su metro y 92, por banda izquierda, para dar paso a la musaraña Gekas), y de esos partidos que durante quince años han falsificado los presupuestos del Estado, arrastrándolo al abismo donde hoy se retuerce. Recordándonos por enésima vez que todo tiene que cambiar, que todo siga igual, para llevar más lejos esta larga noche..

 

 

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