Tiger Woods quiere volver a jugar al golf y planea una primavera y un verano fogosos poniendo en su agenda cinco torneos: el Jack Nicklaus Memorial, del 4 al 7 de junio, en el Muirfield Village Golf Club de Dublin, Ohio; el US Open (major), del 18 al 21 de junio, en Chambers Bay, Washington; el Greenbrier Classic, del 2 al 5 de julio, en White Sulphur Springs, West Virginia; el Open Championship (major), del 19 de julio, en el Old Course de St. Andrews, en Escocia; el Quicken Loans National, del 30 de julio al 2 de agosto, torneo patrocinado por el propio campeón.
No es habitual que el ex número uno del mundo anuncie su calendario de carreras con mucha antelación. Es la señal de que Tiger quiere recuperar un lugar destacado en el golf competitivo mundial y clasificarse para los Playoffs de la FedexCup, la gran final del campeonato americano, de la que actualmente está excluido por su puesto en la clasificación, 196º. mientras que el límite de participantes es de 125.
Entre otras cosas, a estos cinco eventos hay que sumar otros dos, si no tres: The Players, el campeonato que se disputa la próxima semana y que es considerado por todos como el quinto major (al que Tiger ya se ha apuntado); El WGC Bridgestone Invitational del 6 al 9 de agosto; el Pga Championship, que cierra el capítulo del grand slam del 13 al 16 de agosto.
Casi todas las competencias programadas por el campeón están incluidas en su palmarés: ganó el Memorial en cinco ocasiones, en el '99, 2000, 2001, 2009, 2012; el US Open tres veces, 2000, 2002, 2008; los británicos tres veces, 2000, 2005, 2006; el Quicken en 2009 y 2012.
Si siguen siendo ciertas sus palabras de hace unos meses cuando, tras la enésima retirada de la competición, dijo que volvería a las canchas solo para competir al más alto nivel, es de creer que el campeón se siente preparado. En el Masters las cosas le fueron bien, Woods ocupó un digno puesto 17 y sobre todo mostró un buen juego corto, negando a quienes pensaban que estaba condenado y afectado por Yips, el movimiento involuntario que impide a un golfista estresado realizar el tiro deseado. En definitiva, se puede ser optimista y la presencia de Toger es muy buena para el golf.
Todo ello mientras la nueva estrella estadounidense, Jordan Spieth, de 21 años, intentará a partir de esta noche arrebatarle la corona de número uno del mundo a su rival europeo Rory McIlroy (26). Woods cree que pronto jugará la tercera rueda y se prepara para dar batalla en los próximos meses, a pesar de sus 40 años, que, sin embargo, llegarán inexorablemente en diciembre.
