Tras el primer día de descanso de la carrera y tras dejar Cerdeña, el Giro aterriza en Sicilia. La cuarta etapa de la 100ª edición arranca desde Cefalu y después de 181 km termina en las pistas del Etna.
Hay gran premio de dos montañas, ambos con un desnivel medio del 4,5%, aunque a 18 km de la meta, los corredores deberán afrontar un tramo en subida con un 12% de desnivel.
Todos los ojos estarán puestos en Vincenzo Nibali, el Tiburón, que tiene una enorme ventaja sobre sus oponentes: conoce la ruta, la ha estudiado y la ha probado, al fin y al cabo Sicilia es su tierra. Quintana sin embargo, puede contar con un equipo más fuerte, con la hinchada dispuesta a sudar por él en los primeros 150 km de la etapa para luego darle paso para poder atacar en los últimos kilómetros, esos que conducen a las faldas del volcán. .
Casi seguro que al final de la etapa el maillot rosa dejará los hombros de Gaviria, y la carrera se pondrá en marcha. Nibali está dispuesto a dejar su huella, aunque Quintana y los franceses Pinot (tercero en el Giro de 2014) no le pondrá la vida fácil.