comparte

Gas, la misión imposible de la competición y la quimera de las competiciones

La competencia en los servicios públicos locales parece misión imposible en Italia: en 15 años ha habido 15 disposiciones legales, 8 decretos ministeriales, 10 resoluciones de la Autoridad pero ninguna licitación para la asignación de distribución de gas - El caso de Udine y algunas sugerencias para pasar página .

Gas, la misión imposible de la competición y la quimera de las competiciones

Es noticia de hace unos días que la asociación de empresas de servicios públicos municipales y las de distribuidores de gas presentaron una queja ante el MISE (Ministerio de Desarrollo Económico) sobre el contenido de la licitación publicada por el municipio de Udine para la asignación de la distribución de gas (negocio que para todo el país alcanza aproximadamente los 4 millones de euros). Noticia no digna de mención, si no por ser el último episodio de una historia interminable, la de las carreras de gasolina, ejemplo ejemplar sobre el funcionamiento de nuestra máquina pública.

Corría el año dos mil y, con motivo de la transposición de una directiva comunitaria, el gobierno (el Ministro competente en ese momento era Enrico Letta) sentó las bases para la adjudicación del servicio de distribución a través de un concurso. La ley, que preveía un período transitorio de cinco años para acercarse al vencimiento de muchas concesiones, introdujo una fuerte discontinuidad con respecto al régimen entonces vigente basado en elecciones totalmente discrecionales de las entidades concedentes (municipios).

Sin embargo, organizar hasta 5200 licitaciones (había aproximadamente muchas concesiones a fines del último milenio) significaba lanzar el corazón más allá de cualquier posible obstáculo. Pasadas las siete el legislador, no precisamente reactivo, se dio cuenta de que 5200 licitaciones eran demasiadas y, en nombre de la eficiencia y la reducción de costes, estableció que el concurso se hiciera agrupando varios municipios (las "áreas"). Pero, ¿qué tan grandes son estos alcances? Encontrar un tamaño óptimo de los territorios a servir es, en términos de análisis económico aplicado, una tarea que es cualquier cosa menos simple.

Parece que existen economías de escala pero para empresas más bien pequeñas. En la mente del Regulador –que miró hacia Europa, donde, a excepción de Alemania, hay pocos operadores– estaba la idea de que el sector debía concentrarse. Así, en 2011, tras algunas escaramuzas con la Conferencia Unificada, se definieron 177 áreas, un número todavía muy elevado, a licitar para sucesivas agrupaciones.

Surgió entonces otro problema importante: definir los valores de reembolso a reconocer a aquellos gestores que habían perdido la licitación antes del vencimiento original de la concesión, con el riesgo de un aumento de costos para el consumidor. El Regulador, con algunas intervenciones, logró mitigar el alcance de este reembolso. Todo llevó más tiempo (el último decreto ministerial salió en julio pasado cuando se iba a iniciar las licitaciones…).  

La larga historia (son 8 disposiciones legales, 8 decretos ministeriales, 10 resoluciones de la Autoridad Reguladora y, de momento, ni siquiera una licitación) ha costado mucho en tiempo de funcionarios públicos y honorarios de abogados (muchos de hecho recursos), sin ningún beneficio para los consumidores, con hasta 4 aplazamientos de plazos (en 2011 se esperaba la conclusión de las licitaciones para 2013; si hubiéramos comenzado en julio, habríamos llegado a finales de 2018) y con inversiones a una parada.

Tras una primera oleada de concentraciones (las 770 distribuidoras de finales de los 200 se redujeron a unas 30), el sector también se estancó por la resistencia de los políticos locales que no vieron (y no ven) beneficio alguno en la venta ( las Entidades Públicas ostentan cerca del XNUMX% del capital del sector) y la ANCI intenta reiteradamente introducir modificaciones que aplazan aún más los plazos. Pero incluso los pequeños distribuidores independientes temen perder las licitaciones y están remando en contra.

Ya se empiezan a publicar algunos avisos pero las señales (véase el caso de Udine) y la pasión por los recursos que caracteriza a nuestro ámbito regulatorio no dan esperanzas de que el proceso se complete en los 42 meses previstos. Digamos que nadie quiere competencia en los servicios.

En este punto, podrían evaluarse algunas simplificaciones valientes (por ejemplo, reducir drásticamente el número de áreas a 20 regiones, con topes en las cuotas de mercado nacionales), de lo contrario, incluso nuestro joven primer ministro podría volverse gris antes de que concluyan las licitaciones y todas las disputas resuelto.

Revisión