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Frijol partero: la historia de la antigua leguminosa símbolo de la fertilidad recuperada de un joven de Molise

El joven Carmine Valentino Mosesso se ha ganado uno de los Óscar Verdes de Coldiretti por recuperar esta variedad de alubia que antaño se regalaba a las mujeres que querían ser madres

Frijol partero: la historia de la antigua leguminosa símbolo de la fertilidad recuperada de un joven de Molise

Legumbres olvidadas y biodiversidad recuperada. La recuperación de antiguas y olvidadas especies autóctonas de interés agrícola es fundamental para la conservación de un patrimonio genético único y preciado desde el punto de vista agronómico, alimentario y cultural. Y ese es el caso de frijol partero, también conocido como el frijol fertilidad, que hasta hace poco corría riesgo de extinción pero fue recuperado oficialmente evitando así el peligro de verlo perdido para siempre. Todo ello gracias al tesón de los muy jóvenes Carmine Valentino Mosesso, nacido en 1994, propietario de la empresa Agricultura interior, ubicado en Castel Del Giudice, un pequeño pueblo en la provincia de Isernia.

Carmine, también conocido como el poeta campesino porque le encanta escribir poesía y pasa sus días dedicándose a la granja familiar, se ha ganado uno de los Oscar verde (en la categoría Guardianes de Italia), el premio de Coldiretti reservado a jóvenes emprendedores que han elegido una agricultura saludable para su futuro.

La historia del frijol partero

El frijol recuperado por Carmine tiene una historia antigua y fascinante. Esta legumbre llegó a Molise en la primera mitad del siglo XX, gracias a una comadrona originaria de Emilia-Romaña que repartía una bolsa de estas legumbres a las mujeres que querían convertirse en madres y en poco tiempo se extendió a todos los jardines. Con el tiempo, sin embargo, esta alubia fue desapareciendo de estas tierras hasta que Carmine celebra su regreso sacando a la luz una realidad que estaba desapareciendo. Hace unos 5 años quiso recuperar la semilla de esta leguminosa de manos del último custodio del país, el señor Marcello, y comenzó a cultivarla, logrando darle una nueva vida y traerla de vuelta a las mesas de sus Compañeros del pueblo los aromas y el sabor de una vez.

Con la pérdida de semillas no solo se pierden variedades sino que se pierde un trozo de nuestra historia y de nuestra identidad cultural.

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