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Energía renovable, menos inversión

El operador de la red eléctrica certifica la tendencia a la baja de las inversiones en energías renovables, incluso si Italia lo está haciendo bien en este campo – Energy G7 la próxima semana en Roma

Energía renovable, menos inversión

No será un buen año para las energías renovables. El gasto en 2016 cayó y seguirá cayendo. Italia no está mal en el escenario europeo, pero ver crecer las fuentes no contaminantes a medio plazo se está convirtiendo en algo así como un espejismo. En su informe anual, el Operador de la Red Eléctrica certificó la tendencia a la baja de las inversiones. A diferencia de los últimos años. El año pasado de cada 10 kWh consumidos más de 3, sin embargo, fueron producidos a partir de fuentes renovables. Hasta un total de 106 Tetravatios. Más o menos lo que necesita una región como Lazio. Los datos de GSE muestran que el gasto máximo fue de 14,4 millones de euros. Una cifra que incluye los costes por la retirada de certificados verdes de todo lo producido en años anteriores. 2015 había cerrado con un saldo positivo superior a los 16 millones. Estamos ahora en plena discusión sobre la SEN, la nueva estrategia energética nacional que el Ministro Calenda se ha comprometido a hacer pública en junio.

La próxima semana en Roma habrá el G7 sobre energía e Italia quiere presentarse con los papeles en orden, especialmente cuando se discutan las políticas de los estados individuales hacia la reducción de gases de efecto invernadero. El trasfondo de la Conferencia del Clima de París acompañará, por tanto, a los próximos eventos nacionales e internacionales. No podemos quedarnos quietos y los efectos de una fuerte factura energética siguen pesando sobre nuestro PIB y sobre el desempeño de la economía. La ralentización de las renovables está indudablemente afectada por el endurecimiento de los incentivos que hasta hace dos años permitía a varias regiones tener excedentes energéticos.

2017 estará pasando. La disminución de las necesidades económicas ya se estima en unos 12,6 millones de euros. Igualmente malas previsiones para la potencia energética a instalar. El único capítulo interesante, en un marco que debería hacernos reflexionar, es el de la remodelación de los edificios públicos. El año pasado, el Estado derrochador en casa obtuvo 70 millones de euros en ayudas y subvenciones a través de la cuenta térmica de GSE. La mayor parte se ha destinado a la instalación de plantas termosolares y de biomasa. Habrá que hacer más y en varias direcciones para mantener la credibilidad de los compromisos contraídos para luchar contra el cambio climático. Más aún si hasta 2015 si el gasto fue creciendo.

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