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Después de Fioramonti, Manfredi en la Universidad: buenas noticias

La sustitución del ministro abre algunas puertas aunque los problemas son enormes. A continuación se indican las pautas a seguir por el nuevo Ministro de Universidades e Investigación

Después de Fioramonti, Manfredi en la Universidad: buenas noticias

Es cierto lo que dice el Prof. Fioramonti para justificar su renuncia: un gobierno que se define como progresista debería haber considerado invertir en capital humanoen conocimiento en el futuro. Pero, ¿podría haberse hecho esto poniendo más impuestos sobre los refrigerios y los viajes aéreos? ¿Por qué no ha dado una dura batalla en el gobierno para reducir la cuota 100 o la llamada renta básica y sacar de ella recursos sustanciales y poco a poco disponibles en el transcurso de al menos tres años? ¿Por qué no usó su autoridad para comprometer al gobierno a complementar el financiamiento previsto con una parte de los ahorros por la disminución del margen, si esto llegara a ocurrir? ¿Por qué no ha tratado de calificar y cuantificar las necesidades de recursos ante la opinión pública según prioridades, territorios y plazos razonables?

En realidad, son preguntas que no esperan respuesta. Por suerte la historia de la que Fioramonti fue artífice ya pasó y se entenderá en los próximos días si fue un movimiento de tapadera de un designio político personal y, por tanto, de un acto de irresponsabilidad institucional aparentemente disfrazado de razones de principio. 

A raíz de este asunto fue nominado Ministro de Universidad e Investigación prof. Manfredi, Rector de la prestigiosa Universidad Federico II de Nápoles. Él, a diferencia del Prof. Fioramonti es perfectamente consciente de que, al aceptar el nombramiento como Ministro, asume la inmensa tarea de afrontar, a partir de las difíciles condiciones actuales, el desarrollo de un sector crucial como es el de la Universidad y la Investigación. Su nominación fue una gran elección, así como la ruptura con la Escuela también es importante porque permite una clara concentración de compromisos en dos lados de gran valor.   

Viniendo a la Universidad y la Investigación, el camino a seguir tras unos meses de importante estancamiento no será fácil y, quizás, habrá más expectativa de resultados en la opinión pública y en el sector. Al respecto, debe reconocerse que todas las fuerzas políticas han prestado muy poca atención a este sector, particularmente en la última década cuando, ante los cambios de época que se han iniciado en los procesos productivos y sociales, hubiera sido necesario establecer una acción de intervención consistente y específica, con una visión de largo plazo. ¿Será ahora posible abrir un escenario sustancialmente diferente? Ciertamente, el gobierno actual no ha asignado los recursos adecuados pero, al mismo tiempo, ha demostrado que no ignora la existencia del problema, declarando explícitamente que no ha podido hacer lo necesario (probablemente por limitaciones internas de varios tipos) y ha prometido una "atención" indefinida para el futuro. ¡Habrá que ponerlo a prueba con espíritu constructivo! 

Entonces, se podría decir que hay algún destello, pero en realidad todos los problemas por resolver permanecen: subfinanciación persistente, reducción del personal docente, disminución de las matrículas, contratación insuficiente de investigadores, reducción del tamaño de la investigación, reducción de las relaciones con el mundo industrial, fuga de cerebros y escasos retornos del exterior, pérdida de competitividad con otros países en cuanto a la formación de nuevas habilidades , … . Las tareas que le esperan al nuevo responsable del sector en cuestión no son, por tanto, fáciles. Estamos seguros de que el Prof. Manfredi se inspirará en una visión a largo plazo, que garantice una implementación gradual pero segura de las intervenciones. Pero para empezar, al contrario de lo que han hecho otros hasta ahora, se requeriría una definición clara y compartida de lineamientos, que acompañe las intervenciones a implementarse paulatinamente y que sea un referente para la provisión equilibrada y necesaria de recursos. Quedándose en un plano general, y sin entrar en el fondo de problemas concretos que uno imagina seguramente abordará el nuevo Ministro (tales como: plan extraordinario para nuevos investigadores, becas para garantizar el acceso a los estudios en todos los niveles, formación de poli de investigación, vías estructuradas para la transferencia de los productos de investigación e innovación desde los laboratorios universitarios al tejido de las empresas,…) un primer borrador de directrices podría tener en cuenta:

– Durante 2020, para no precipitar más la grave y dramática situación en la que se encuentra el sector, se debe hacer todo lo posible, y se deben utilizar todos los ajustes posibles derivados de las mejoras en la tendencia económico-financiera para aumentar sensiblemente la cantidad de recursos disponibles para los asuntos más urgentes. En la conciencia, sin embargo, de que la disponibilidad de recursos es una condición necesaria pero no suficiente. Se puede gastar bien o mal, y depende mucho de los fines, métodos y tiempos que caracterizan el gasto.

– Sería oportuno poner en marcha un amplio proceso de reflexión y comparación a escala nacional para llegar, ojalá en otoño de 2020, a la convocatoria de Estados generales de conocimiento. Es una acción que, a través de espacios de análisis y elaboración de propuestas, debe caracterizarse por una fuerte dimensión política y de gobierno, encaminada a que la cultura, la educación superior, la formación de habilidades, el respeto al mérito, sean reconocidos en la conciencia de los país por su papel como fuerza motriz del progreso civil, social y económico. 

– Los Estados Generales deben prepararse mediante fases de reflexión y comparación promovidas a escala regional y/o interregional, y deben fijarse el objetivo de: 

promover sistemas territoriales integrados de formación e investigación respondiendo a las necesidades de cambio económico y social que el país debe darse hoy; 

b) establecer fuertes relaciones entre universidades, investigación, innovación y empresas crear las condiciones básicas para ingresar a las principales cadenas globales de valor;

c) poner en común, con todo el rigor necesario, las numerosas especificidades y excelencias. No se puede hacer todo y en todas partes;

d) crear un organismo de coordinación que, para conseguir el objetivo indicado, promueve el uso conjunto de recursos de diferentes ministerios e instituciones (Infraestructuras, Medio Ambiente, Desarrollo Económico, Sanidad, Regiones, Fondos Europeos…).

Todo esto puede iniciar razonablemente un proceso de aproximación significativa del porcentaje nacional de gasto en educación sobre el PIB hacia el promedio de la OCDE.

En cualquier caso, ¡es un trabajo difícil el que le espera al profesor Manfredi! Nuestros deseos de éxito también se aplican a los muchos jóvenes que esperan ser puestos en condiciones de construir su propio futuro. 

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