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Crisis manifiesta: el mercado no puede ser ignorado, sin superávits de balance no hay libertad real

PERIODISMO Y CRISIS – Lástima que un diario a contracorriente como Il Manifesto esté otra vez al borde del cierre pero no se pueden ignorar las leyes del mercado y si las cuentas no cuadran no se puede pedir a los demás que piensen como sucedió en Le Monde: la verdadera libertad de prensa descansa sobre balances sanos y activos, es el mercado de la belleza.

Crisis manifiesta: el mercado no puede ser ignorado, sin superávits de balance no hay libertad real

El periódico Il Manifesto atraviesa una de sus crisis periódicas, quizás la más grave. El inicio del procedimiento de liquidación forzosa de la cooperativa, unido a la cierta reducción de la financiación estatal, vuelve a poner en peligro la supervivencia del diario, que -por enésima vez- moviliza a sus seguidores.

La actitud del Manifiesto recuerda mucho a la celebrada hace años en Francia por Le Monde: aunque mirando las cuentas estaba claro para todos que el prestigioso periódico se dirigía a la ruina, los periodistas se negaron a tomar nota de la situación y consideraron cualquier propuesta de cambio como un atentado a su autonomía. Según la Sociedad de Editores, el problema de las cuentas le correspondía a alguien más, lo importante era que el diario siguiera como siempre, independientemente de los cambios que se habían producido en el país y de los cambios necesidades de sus lectores.

La idea de que los periódicos pueden ignorar las leyes del mercado y sobrevivir con la ayuda del Estado o de algún otro filántropo es sin duda sugerente, pero no es la solución al problema. El Manifiesto puede subrayar su diversidad, pero en el fondo cada periódico se diferencia de los demás a su manera y se dirige a un único público, el que forman quienes lo compran cada mañana. La invitación dirigida a los lectores ocasionales a adquirir más ejemplares en este período (para aumentar la parte de la contribución ligada a la circulación) podría considerarse una perturbación que el propio Il Manifesto tal vez condenaría, si se tratara de una empresa privada que quisiera obtener más ayudas. público gracias a una operación cosmética temporal en sus activos.

El Manifiesto también sobrevivirá a esta crisis, pero solo hasta la próxima. Un periódico no puede ignorar las leyes del mercado porque la única condición necesaria para la libertad es tener suficiente gente interesada en lo que se publica y balances en superávit, no el de encerrarse en recintos protegidos como una especie en peligro de extinción.

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