La avalancha de gastos por la gestión de las cuentas corrientes bancarias no cesa: en 2018 crecieron por tercer año consecutivo con un incremento medio de 7,5 euros, claramente acelerando respecto a 2017 (1,8 euros) y 2016 (1,1). Así lo comunicó el Banco de Italia, en la encuesta periódica sobre gastos de la cuenta corriente de los hogares. Los tres incrementos anuales consecutivos siguen a los descensos registrados en 2015 (-5,8 euros) y 2013 (-6,9 euros).
El Banco de Italia destaca que también para las cuentas corrientes postales el gasto de gestión ha aumentado significativamente (+4,9 euros después de los +2,1 euros en 2017). Por otro lado, la rentabilidad de las cuentas bancarias en línea se confirma con un gasto que se mantiene sustancialmente sin cambios e igual a 15,5 euros.
Bankitalia explica que "los gastos aumentaron principalmente por el aumento de las tarifas básicas y las tarifas de las tarjetas de débito". Además, también contribuyó 'fuerte' el crecimiento conjunto del número de transacciones y las correspondientes comisiones aplicadas a pagos automáticos, cuotas de registro y transferencias online (estas últimas, sin embargo, se mantuvieron en niveles significativamente inferiores a las transferencias realizadas en ventanilla).
Para las cuentas vinculadas a contratos de crédito de cuenta corriente, la comisión por puesta a disposición de fondos (MDF), equivalente al 1,7 por ciento del crédito concedido, se mantuvo en línea, explica el Banco de Italia con años anteriores (1,6 por ciento); las comisiones unitarias de investigación rápida (CIV), aplicadas a los sobregiros, también se mantuvieron sustancialmente sin cambios. Para las cuentas sin línea de crédito, el CIV aplicado a los descubiertos en cuenta se reduce de 19,4 a 17,6 euros.
El gasto, que en 2018 equivalió a una media de 86,9 euros, refleja - explica Bankitalia - "por un lado, el comportamiento real de los titulares de cuentas y, por otro, las condiciones realmente aplicadas por los intermediarios; este último, a su vez, puede verse influido por una combinación de factores, que incluye tanto las opciones comerciales de cada banco como el tono competitivo del mercado”. En definitiva, en un mercado poco competitivo, los costes parecen destinados a subir, también a la luz de unos costes que -como revelan todas las encuestas sectoriales- son casi siempre superiores a los del resto de intermediarios europeos.
