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Cine: "Yo soy Tempesta" cuenta la historia de la marginación en Roma

Se estrena en cines el último trabajo de Daniele Luchetti, interpretado por el talentoso Marco Giallini - Según Caritas, hay más de 16 personas en la capital que viven en condiciones de profunda penuria económica y social - Ni comedia ni drama, una película entre la ligereza y la angustia .

Cine: "Yo soy Tempesta" cuenta la historia de la marginación en Roma

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El pasado mes de noviembre se presentaron los resultados de la encuesta realizada por Cáritas de Roma sobre la pobreza en la capital. Hay más de 16 personas viviendo en condiciones de profunda penuria económica y social, la mayoría de ellos sin hogar. Entre estos, casi la mitad son italianos de extracción social y cultural media, lo que lleva a destacar una definición de "nuevos pobres".  

En este mundo, en este ambiente, cabe Soy tempestad, el último trabajo de Daniele Luchetti acaba de estrenarse en los cines. La historia trata de las vicisitudes de un empresario romano, una especie de lobo casero de Wall Street, que lidia por un lado con una transacción financiera e inmobiliaria en Kazajstán y, por otro, se ve obligado a servir doce meses de trabajo a la sociedad servicios por condena previa por delitos fiscales. Es confiado a un centro de asistencia social de emergencia donde encuentran hospitalidad los marginados, los sin techo, los emigrantes más o menos clandestinos o simplemente los pobres.

Tempesta es el siempre bueno Marco Giallini (que quizás, en este período, se ve demasiado en pantalla hasta el punto de arriesgarse a la inflación) y hombros dignos Elio Germano junto con Leonor Danco. Nota de mérito al joven francesco ghegi, que esperamos mantenga la espontaneidad y frescura que ha mostrado en esta película. El protagonista se encuentra lidiando con este mundo desconocido para él, donde la verdad más dura de vidas difíciles se mezcla con la del lujo desenfrenado, del poder del dinero que parece poder comprarlo todo, incluso una ley a manos de los corruptos de siempre. político. La película termina donde debe estar: con los valores del bien y del mal remezclados, donde los feos y los malos no entienden quiénes son en realidad.  

Luchetti conoce el cine y sabe cómo hacerlo. Algunos de sus títulos merecen ser recordados: en primer lugar El titular de la bolsa, de 1991, que ganó muchos premios bien merecidos, luego La escuela del '95 y Mi hermano es hijo unico del '97. El guión, el texto, manejan bien un tema de mucha actualidad (se puede observar cierto reconocimiento de la era berlusconiana) y en algunos momentos vuelven a pensar películas históricas: de Brutti, sporchi e cattivi de Ettore Scola de 1976 con un inolvidable Nino Manfredi, además de algunos personajes de El desconocido habitual de Mario Monicelli de 1958 (uno de los protagonistas podría haber sido el hermano del mítico “Capannelle”). Del último título, Soy tempestad parece derivar un sentido de ironía además de una lectura dramática de la condición extrema en la que los diferentes protagonistas, ricos y pobres, viven en bandos opuestos.

Las visiones de los dos mundos son deliberadamente exageradas y las imágenes de la película recuperan toda la belleza y la fealdad que las caracteriza. Roma está en un segundo plano, casi neutral, ciertamente lejos de serlo Gran belleza que vimos en la película de Paolo Sorrentino. Otros mundos, otras personas, otras historias. La idea de la película de Luchetti es buena aunque le faltan algunas extensiones excesivas mientras que, por el contrario, podría haber afinado mejor algunos pasajes que seguramente habrían enriquecido la historia. Es una película que no parece pertenecer al género de la “comedia italiana”, ni estaría asociada al género cómico. Al final de la proyección, uno se queda con una vaga sensación de incompletud, de liviandad y al mismo tiempo inquietud porque, al final, esos mundos de los que se habla en un sentido u otro nos quedan cerca, muy cerca. Merece una buena suficiencia con dos estrellas y +. 

PD. Todavía hay una película en los cines que merece ser propuesta: Tonyadel director australiano Craig Gillespie. Basada en una historia real, ha recibido numerosos premios, incluido el Premio de la Academia a la Mejor Actriz de Reparto para Allison Janney. Una película llena de pasiones y sentimientos, no todos los mejores, pero una expresión completa de los muchos aspectos de la naturaleza humana. Excelente guión, edición ajustada, excelentes protagonistas: una película que no debe perderse 

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