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Cine, El Campeón: la parábola de un joven futbolista

La película, uno de los mejores estrenos de este año, está dirigida por Leonardo D'Agostini y cuenta la historia de una joven promesa de la Roma, de la que Stefano Accorsi se convierte en mentor – TRAILER.

Cine, El Campeón: la parábola de un joven futbolista

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Una hermosa historia de un joven campeón de fútbol italiano, del deporte más hermoso del mundo: esta es la película de la semana. Se trata de El campeón, dirigida por Leonardo D'Agostini y dos promesas y una certeza entre los actores de nuestro país: Andrea Carpenzano y Ludovica Martino por un lado y Stefano Accorsi en el otro. Hablemos de ellos ahora mismo. No es nada fácil encontrar jóvenes protagonistas que, desde el primer momento, nos dejen entrever ese don natural propio de quien lleva dentro el arte expresivo, como si fuera lo más natural del mundo. Se trata de miradas, gestos, movimientos, que encierran al personaje y lo hacen creíble, aceptable.

Carpenzano, de 22 años, ya lo habíamos apreciado en Todo lo que quieras, de Francesco Bruni, donde enseguida dio prueba de sus dotes (cabe señalar que empezó a ser actor casi por casualidad) y luego consolidó su figura en La terra dell'Abastanza de los hermanos D'Innocenzo, que tuvo un éxito moderado también en el Festival de Cine de Berlín. Lo mismo puede decirse de Martino, aún en crecimiento, pero con todos los aderezos de una muy prometedora aproximación al oficio de actriz. De Stefano Accorsi, una verdadera certeza sólida de la calidad de los actores italianos. Medido, atento, totalmente expresivo: los ojos y los pliegues del rostro nunca desmesurados, las bromas que se le asignan encubren su humanidad como pocos logran hacerlo tan bien. 

Ahora hablemos de la película. La historia cuenta la de un joven que a los veinte años gana cientos de miles de euros gracias a sus dotes de campeón de fútbol. El mundo del fútbol profesional, de la Serie A, es un mundo particular hecho de lujos exagerados, vida desmedida, caprichos, procuradores y corredores de contratos que no miran a nadie a la cara. El dinero parece ser el motor de su vida y los jóvenes campeones suelen salir borrachos, totalmente atónitos por la vida fácil que se les concede. Y es precisamente este aturdimiento que el joven protagonista lo lleva a ser excesivamente exuberante, descontrolado dentro y fuera del terreno de juego, hasta que el presidente de su equipo decide hacerlo sentar cabeza y graduarse. Se le une un profesor, desapegado y probado por tristes sucesos familiares, con quien salta la chispa de inmediato: el joven campeón realmente no tiene ganas de libros, historia, compromiso con la lectura y el estudio, y su entorno, tanto el abogado codicioso como el padre que más tarde descubrirá estafar el dinero de su hijo, no lo ayuda de ninguna manera.

En cierto momento, se desencadena un resorte que invierte por completo la escena entre Christian y Valerio. se establece un lazo de estima que luego se convertirá también en uno de afecto. En el medio, entra en juego la joven Alessia que estudia medicina, sencilla y natural, todo lo contrario a las pegatinas disco frecuentadas por primera vez por el campeón. Moraleja: cuando está en juego no sólo un balón rodando por el campo sino sentimientos, cultura, seres humanos con toda su fuerza y ​​su fragilidad, no hay juego. La pelota, el césped verde, el dinero fácil, la gente pierde y gana, los pensamientos. También hay otra moraleja: la vida parece ser verdaderamente democrática y no de todos para todos, pero reparte sus dones de manera equilibrada: a unos les da pies de campeón, a otros inteligencia. A veces, igualmente equilibrado, un poco de un lado y un poco de otro. 

La película funciona muy bien, el nuevo director demuestra inmediatamente una indudable capacidad de dirección: tomas, luces y movimientos de cámara bien equilibrados. El guión, aunque paga la jerga romana utilizada por el protagonista, siempre tiene mucho cuidado de no permitir borrones de estilo y contenido. Todos los personajes secundarios completan la historia correctamente, de manera creíble. No hay nada que decir, El campeón es lo mejor que hemos visto esta temporada. En estas páginas, hemos señalado a menudo el estado de crisis del cine italiano y hemos argumentado que también es una crisis de ideas, de propuestas válidas. En este caso, nos complace observar que hay espacios, hay oportunidades de trabajo para producir películas inteligentes, buenas para todas las plataformas y todos los mercados (lástima que un extranjero no entienda el dialecto romano).  

Con un poco de retraso destacamos una gran película en cartelera desde hace unas semanas que nos habíamos perdido: La mujer eléctrica, refinada, poderosa en personas e imágenes. No ser extrañado. 

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