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China y las exportaciones siguen pesando en los mercados subsaharianos

Desde el foco SACE – En un escenario con flujos de capitales más onerosos y donde las exportaciones italianas han perdido un 7,9% en el último año, se hace imprescindible centrarse en aquellos mercados (Costa de Marfil, Kenia, Senegal) que no dependen de commodities y Pekín .

China y las exportaciones siguen pesando en los mercados subsaharianos
Los países del centro y sur de África representan una población de 1,2 millones de personas y según proyecciones de Naciones Unidas, una de cada cuatro personas vivirá en el subcontinente para 2050. Según lo informado por enfoque SACE, durante 2015 el PIB de África Subsahariana creció un 3,4%, la tasa más baja registrada en los últimos quince años. Y las últimas previsiones para el año en curso apuntan hacia una nueva desaceleración de la actividad económica, en torno al 3%, pendiente de recuperación a partir de 2017-18.

Lo preocupante no es solo la menor velocidad económica, sino un empeoramiento generalizado del cuadro macroeconómico, especialmente en aquellos mercados que más dependen de la explotación de materias primas. Todo ello acompañado de la persistente insostenibilidad de la deuda externa. En los últimos años, muchos países han acumulado un nuevo déficit, incluso en condiciones menos favorables que en el pasado, ya que contrataron en el mercado internacional de capitales, a través de emisiones de eurobonos, o de forma bilateral, en particular a través de acuerdos con sus contrapartes asiáticas. Aquí entonces está eso se han incrementado las dificultades para honrar los vencimientos de la deuda externa, gracias a la depreciación de las monedas nacionales.

En esta imagen se destacan tres efectos negativos sobre la actividad de los exportadores e inversores italianos en la región:
 
– en el caso de acuerdos comerciales o alianzas financieras que aún no se hayan firmado, se pueden encontrar ralentizaciones o postergaciones de las negociaciones, tanto con el sector público como con las contrapartes privadas, especialmente en sectores que no se consideran estratégicos;
 
– si los contratos ya están en vigor, debe prestarse atención a las mayores dificultades para cumplir los pagos de los clientes africanos, teniendo en cuenta la menor disponibilidad de divisas;
 
- la escasez de divisas afecta también a la actividad de los propios inversores italianos, que pueden experimentar retrasos e imposibilidades en los procesos de convertibilidad y transferencia de sus beneficios al exterior.

Las dificultades del África subsahariana se remontan a tres elementos fuertemente correlacionados: materias primas, China y el capital extranjero.

Aproximadamente dos tercios de las exportaciones totales de la región son atribuibles a la energía, los recursos minerales y los metales., frente al 16% de los productos manufacturados y el 10% de los productos agrícolas. El exceso de oferta, la incertidumbre sobre la demanda en los mercados emergentes clave y el dólar más fuerte continúan empujando a la baja los precios de las materias primas. Y los países africanos exportadores de petróleo y gas, en particular Nigeria y Angola, están pagando el precio de las repercusiones, también debido a los efectos negativos de las restricciones monetarias sobre la actividad del sector privado. Al mismo tiempo, otros países del sur de África (p. ej., Botswana, Sudáfrica y Zambia) y África occidental (Guinea, Liberia, Sierra Leona) también han tenido que hacer frente al deterioro de los precios de los recursos minerales no energéticos exportados, como el hierro, cobre, diamantes y platino.

El segundo factor es China, que desde 2011 se ha convertido en el primer socio comercial de la región, por un monto de flujos comerciales hoy equivalente a unos 200 mil millones de dólares, un nivel comparable al comercio entre el África subsahariana y la UE y unas cuatro veces mayor que con los EE. UU. Las posibles repercusiones de la desaceleración china en el crecimiento africano emergen claramente de estas cifras. El impulso de Pekín hacia crecimiento interno más orientado al consumo y los servicios se tradujo en una caída de las importaciones del subcontinente africano, en particular de recursos energéticos y minerales. Particularmente sufren aquellos mercados que, por elección o necesidad, dependen para la mayor parte de sus exportaciones (más del 40%) de la contraparte china, como Angola, Sierra Leona, Mauritania, Zambia o la República Democrática del Congo.

En los últimos años, la riqueza de los productos básicos y los rendimientos financieros positivos habían atraído a grandes multinacionales e inversores internacionales al África subsahariana. Hoy, en el contexto de bajos precios de las materias primas y un fortalecimiento gradual del dólar, los flujos de capital extranjero hacia África Subsahariana están disminuyendo progresivamente. Entre las razones, una menor propensión de los bancos europeos a los préstamos locales, pero también una caída en las emisiones de eurobonos por parte de los países africanos, que cayeron a 9,2 millones frente a los 12,9 millones de 2014. El número de emisiones ha disminuido tras condiciones que se han vuelto más caras, en algunos casos casi prohibitivas, donde se ha disparado el riesgo de que las contrapartes africanas no cumplan con sus obligaciones.

La desaceleración económica en la región también ha impactado la actividad comercial de nuestras empresas en la región. En 2015, las exportaciones italianas a la zona se detuvieron en 5,7 millones de euros, un descenso del 7,9% respecto al año anterior. Los analistas esperan un nuevo descenso de las exportaciones italianas a la zona para 2016, aunque más atenuado. Debe mantenerse en observación. la caída entre el 25 y el 40% de las exportaciones, en particular de bienes de equipo, hacia economías africanas más vinculadas al petróleo, como Nigeria, Angola y República del Congo.

Sin embargo, durante 2015, las ventas italianas a aquellas economías menos dependientes de los tres factores mencionados anteriormente crecieron a dos dígitos, como Costa de Marfil (que con un +59% se convierte en el tercer mercado de destino de toda África Subsahariana), Kenia y Senegal. Este segundo grupo de países representa hoy un nuevo motor del crecimiento africano, menos dependiente de factores externos al continente. Y son precisamente estos nuevos mercados los que representan las mayores oportunidades a las que deben aspirar las empresas italianas, también para compensar la disminución de las ventas en las economías más grandes, como  Sudáfrica, Nigeria y Angola, que sin embargo seguirán representando por sí solas más del 50% del total de las exportaciones italianas a la región.

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