El gasto público en pensiones -se recoge en el Informe Censis 2014- equivale al 61,9% del gasto en servicios sociales y es el porcentaje más alto de Europa: 16 puntos por encima de la media de la UE.
La cuantía bruta media de los ingresos por pensiones es de 1.284 euros mensuales, pero el 41% de las prestaciones pagadas son inferiores a 1.000 euros. Las pensiones suponen el 64,3% de la renta familiar de la tercera edad, las rentas del capital el 27,6%, las rentas del trabajo o del trabajo por cuenta propia el 8,1%.
''De particular importancia -prosigue Censis- son las formas de participación en el mercado de trabajo, que desmontan el tabú de una plena coincidencia entre la vejez y la jubilación o, más aún, de una salida definitiva del mercado de trabajo''. Según el Informe, hay casi 2,7 millones de personas de 65 años o más que realizan trabajo regular o no declarado: 1,7 millones de vez en cuando, poco menos de un millón de forma continua. Si es así -añadimos-, ¿por qué quejarse si la reforma Fornero ha aumentado la edad de jubilación y ha iniciado la superación de la institución clave de las prestaciones de antigüedad? Estaba el pasaje que permitía a los trabajadores jubilarse lo antes posible y seguir trabajando acumulando pensión e ingresos.
Los longevos –confirma Censis– tienen “una solidez patrimonial que ha ido en aumento con los años”. De hecho, el patrimonio familiar neto de las familias mayores creció un 117,8% entre 1991 y 2012 (el de todas las familias un 56,8%) y asciende a una media de 237 mil euros. Si en 1991 los ancianos poseían el 19,3% del total de la riqueza nacional neta, hoy la proporción asciende al 34,2%. Además, el 79,6% de las familias mayores (frente al 71,6% de todas las familias italianas) posee al menos una propiedad.
“El cuadro descrito – concluye Censis – de buena disponibilidad económica de las personas longevas en general redimensiona las lecturas mezquinas que demasiado a menudo asocian la vejez con la pobreza y la marginalidad”. Compartimos. Pero, ¿qué opina el ministro Giuliano Poletti sobre el nerviosismo generalizado en el Partido Demócrata contra la reforma Fornero?
Los Francescheides
“Si la envidia es uno de los siete pecados capitales, ¿quién soy yo para empeñarme en andar en un pequeño automóvil para alisar el cabello de la inmunda bestia de la envidia social, en lugar de desafiarla viajando en un Mercedes como mi rango de ¿Soberano?".
