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Cataluña, el día de la verdad: ¿independencia o no?

Aquí está el día D español del tercer milenio. Las posibles implicaciones políticas y económicas que se derivan del discurso de hoy de Puigdemont (que se arriesga a la cárcel) ante el Parlamento catalán son muchas y variadas. Los independentistas moderados y Madrid esperan una tregua para llegar a una mediación, evitando la intervención de las Fuerzas Armadas y graves perjuicios económicos

El 10 de octubre podría representar un punto de inflexión decisivo para el futuro de las relaciones geopolíticas españolas. Tras el referéndum de independencia del XNUMX de octubre, los enfrentamientos se han sucedido en los últimos días al son de declaraciones, protestas, manifestaciones a favor y en contra de la separación definitiva del Gobierno central en Madrid. Pero hoy, el presidente Puigdemont habla ante el Parlamento catalán: informará sobre los resultados del referéndum, pero ¿luego qué? ¿Se quedará ahí o proclamará unilateralmente la independencia de Cataluña, allanando el camino a la dura reacción del Gobierno de Madrid, que hará todo lo posible por impedirlo?

En los últimos días, el pueblo catalán se ha hecho oír, no mostrando la unidad que esperaban Carles Puigdemont -presidente de Cataluña- y el resto de líderes políticos independentistas. Y eso importa.

La jornada electoral se saldó con un enfrentamiento entre el Gobierno central, que desplegó las fuerzas policiales para oponerse a lo que todavía hoy se considera un voto ilegal, y el Gobierno catalán, que utilizó todos los medios a su alcance para permitir que la gente expresara su opinión. Pero solo el 43,03% de los votantes elegibles (es decir, menos de la mitad) acudió a las urnas, y los votantes del Sí recibieron el 92% de los votos. ¿Hubo controles y garantías democráticas? Para el presidente del Gobierno Rajoy esa votación fue y sigue siendo "ilegal e inconstitucional".

Quizá fueron precisamente los datos de participación los que ayudaron a frenar la ola de entusiasmo del Sí y a poner a pensar. La mayoría de la población catalana no votó, muchos también por miedo a los enfrentamientos que se produjeron en algunos colegios electorales de Barcelona. 

En Cataluña también hay una gran parte de la población que ha rechazado enérgicamente la hipótesis de una posible separación del gobierno en Madrid. Dos días después de la consulta, cerca de un millón de personas se manifestaron en las calles de Barcelona para oponerse a los planes del presidente Puigdemont. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, respondió inmediatamente con un tuit de apoyo a la marcha antisecesión: “En defensa de la democracia, la Constitución y la libertad. Preservaremos la unidad de España. Usted no está solo". 

Intentar resumir todo lo ocurrido desde el 10 de octubre hasta hoy, martes 18 de octubre, en unas pocas líneas ciertamente no es fácil. Lo que sabemos actualmente es que hoy a las XNUMX, Carles Puigdemont comparecerá ante el Parlamento catalán y quizás declare la independencia de Cataluña de Madrid. Desde luego, el Gobierno de Madrid no se quedará de brazos cruzados, como ya ha declarado la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Pero, ¿cuáles podrían ser los escenarios para la reunión de mañana en el Parlamento?

DUI – Declaración Unilateral de Independencia 

Esta es la primera hipótesis, la más disruptiva, en la línea de lo declarado hasta ahora por los líderes políticos de Cataluña. La declaratoria aplicaría la ley por la cual se convocó el referéndum. Pero eso no significa que realmente lleguemos a divorciarnos o, al menos, no de inmediato. 

Artículo 155 

El Gobierno de Rajoy no tiene una posición definitiva al respecto, aunque la considera una opción posible y hará todo lo posible para evitar la independencia unilateral de Cataluña. Esperará a escuchar las palabras de Puigdemont antes de pasar a la acción. En caso de declararse la independencia, el presidente podrá aplicar el artículo 155 de la Constitución Española, que prevé la constitución de la comunidad autónoma. Para ello no se requiere el apoyo del Partido Socialista rival de Rajoy. De hacerse explícita esta hipótesis, Rajoy asumiría por tanto también el control de la policía local, y podría encontrarse ante una protesta de los Mossos d'Esquadra, los cuerpos policiales catalanes, ya sustituidos de facto por la Guardia Civil de Madrid. . 

Mediación internacional 

Esta sería la solución más cautelosa. Los tratados excluyen la intervención de la UE porque es un asunto interno del Estado español, pero la persuasión moral siempre es posible y Bruselas podría dejar más claro que hasta ahora que no hay lugar para una República de Cataluña independiente en la Unión Europea. Hoy Puigdemont también podría limitarse a la comunicación oficial del resultado del referéndum. A partir de ese momento, la ley catalana prevé 48 horas para la proclamación de la independencia, pero entre los líderes políticos catalanes también hay quienes hablan de unas dos semanas de estancamiento, durante las cuales encontrar vías alternativas de diálogo para buscar la mediación. Escenario apoyado por Madrid. 

ejército en el campo 

Afortunadamente, esta es una posibilidad muy remota, pero no imposible. Un posible despliegue de fuerzas militares en Cataluña dejaría mal a Madrid en la comunidad internacional y no haría más que aumentar las tensiones. El presidente de la Generalitat Carles Puigdemont podría arriesgarse hasta a 25 años de prisión. El Partido Popular español ha amenazado así al líder catalán, en caso de que llegara la declaración de independencia, aunque todo ello requiriera una orden del Tribunal Supremo. 

LOS IMPACTOS ECONÓMICOS 

Independientemente del resultado de la reunión de hoy en el Parlamento catalán, queda por abordar el problema ligado a un fenómeno que ya ha comenzado: bancos y empresas han comenzado a trasladar su domicilio social a otras regiones españolas, temiendo el aislamiento económico y administrativo de Cataluña. . Entre las principales empresas que han anunciado el cambio de residencia se encuentran, sobre todo, CaixaBank (que se traslada a Valencia) y Banco Sabadell, que traslada su sede a Alicante. Y luego Gas Natural y otras multinacionales. Abertis, en la que la italiana Atlantia tiene los ojos puestos, también trasladó ayer su sede de Cataluña a Madrid.

Andra Schaechter, economista jefe del Fondo Monetario Internacional, también lanzó una alarma: “Si la crisis catalana persiste, habrá graves riesgos para la economía. Las tensiones políticas podrían socavar la confianza en la inversión de los consumidores". Además, la agencia Fitch ha anunciado que está dispuesta a rebajar la calificación crediticia de Cataluña. 

 

 

 

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