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Brasil 2014, el análisis del Mundial: del 7-1 al caso Messi. Y también el negocio dice Alemania

El Mundial de Brasil 2014 sancionó el merecido triunfo del acorazado alemán y la atroz decepción de la selección de casa, humillada 7-1 por la propia Alemania -Argentina volvió a la final pero Messi perdió definitivamente el enfrentamiento con Maradona- Rodríguez a revelación, pero fue la Copa de los aficionados – Patrocinador: Adidas vence a Nike.

Brasil 2014, el análisis del Mundial: del 7-1 al caso Messi. Y también el negocio dice Alemania

Una cosa es segura: la Copa del Mundo, la Copa das Copas como la llamaban los brasileños, no habrá sido la Copa del Mundo de las estrellas. Solo una probadita de Cristiano Ronaldo, Neymar bien pero luego lesionado, James Rodríguez eliminado prematuramente para quedar en la historia y el premio al mejor jugador otorgado a un Messi a duras penas, además de potenciar el valor de Alemania como equipo incluso antes que en individuales, lo confirma. Tal y como lo confirma ver entre los protagonistas de la final a cuatro jugadores de equipos italianos de talla media como los de la Lazio Miroslav Klose y Lucas Biglia y los sampdorianos. Shkodrán Mustafi (en el banquillo pero ya titular durante la competición) y Sergio Romero, héroe de la semifinal ante Holanda pero al que el club ligur lucha por colocar. 

La Pulga en cambio, que a estas alturas se despide definitivamente del binomio con Maradona (y en las redes sociales uno de los eslóganes es sin piedad este), es autora de un torneo no tan malo como muchos dicen pero tampoco excelente. cualquiera. Sin embargo, el suyo es de agradecer. dignidad en recoger un premio burlón e inmerecido y en aceptar la derrota: sin lágrimas, sin drama de las circunstancias. Aprende de él Neymar, que se convirtió en mártir de su país por haber sufrido un juego sucio normal, con lágrimas todavía a borbotones y una solidaridad desmedida que se ha convertido en violencia mediática y antideportividad contra Zúñiga y más allá.

Lágrimas, como las del pueblo brasileño humillado en casa con un resultado que –sí– quedará en los anales por mucho tiempo, tal vez para siempre. La imagen del Mundial no es el gol de Goetze y ni siquiera los sensacionales errores de Higuaín y Palacio sino ese 7-1 que cerró el telón de la que iba a ser la sexta Copa, que se ganaría en casa 64 años después del Maracanaço que consagraba a Brasil como la patria del fútbol.

En cambio, la manifestación, que ya es un fracaso medio entre protestas, demasiado dinero gastado, accidentes fatales en el trabajo y retrasos en la infraestructura, sanciona a los crisis de un movimiento, incapaz siquiera de levantarse en la final del tercer puesto y obligados en la final a vitorear a sus verdugos para no ser burlados por los odiados argentinos. “Regresábamos de la prórroga mientras ellos venían del carnaval. Y hablo de carnaval porque tuvieron el coraje de animar a quien les dio siete goles. Perdimos la final por encajar un gol, pero nunca olvidarán las siete papillas que recibieron”: la síntesis es de Diego Armando Maradona, no por casualidad.

Al fin y al cabo, mientras de Argentina se puede decir que solo tenía a Messi, de Brasil ni eso: Neymar ha metido muchos goles pero temperamentalmente aún no está listo, y sus compañeros seguro que no sonrojaron a los maltratados Pérez y Biglia. con envidia. Ni siquiera los campeones de Alemania tienen hombres de portada, pero son un verdadero equipo y casi no hay una posición en la que no tengan un jugador competitivo. El triunfo teutón, así como en la cacareada multietnicidad, se sustenta en una programación que arranca de lejos: La era Loew comienza sobre los escombros de la gran decepción de 2006, cuando -después de perder la final de 2002- Alemania no pudo ganar su Copa del Mundo en casa. 

Desde entonces otra semifinal en 2010 y luego mucha paciencia y previsión, para llegar a un éxito del que se puede decir que es cualquier cosa menos improvisado. ¿Brasil, que algunos definen como el padre del fútbol (la madre sería Inglaterra…), sabrá empezar de nuevo de la misma manera? O, en la era de las redes sociales y de forma total e inmediata, cuando el marketing necesita constantemente fenómenos que colocar en portada, se verá obligado a producir muchos talentos para ofrecer al mercado europeo, penalizando así al campeonato nacional y a todo el movimiento. ?

Hablando de negocios, el ganador también es alemán en ese frente: Adidas, que domina el mercado mundial de equipamiento deportivo con una cuota de ventas del 36% (Nike tiene el 34%) y que es patrocinador oficial de la Copa Mundial de la FIFA desde 1930, se quedó con toda la final. No había habido un solo patrocinador en la final desde 1990, era Adidas y la final coincidió con los mismos equipos en el campo.

Sin embargo, Nike había lanzado una competencia despiadada, asegurando más selecciones (10 contra 9), ofreciendo una suma récord (42 millones) para robar Francia a sus rivales después de más de 40 años y apareciendo en los pies de Neymar y en las camisetas de todo el jefe. equipo casa adidas por otro lado encajar James Rodríguez y Thomas Muller y se llevó la final a casa con una inversión de "apenas" 34 millones (26 para Alemania, 8 para Argentina), lo que según los expertos traerá un beneficio de más de dos mil millones de euros a las arcas de la marca de las tres bandas. Uber Alles Alemania.

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