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Bossi sobre las ruinas de la Liga

Después del aviso de garantía por fraude contra el Estado, el fundador parece cada vez más aislado - Después de los diamantes y los títulos albaneses, también el generoso dinero de bolsillo para sus hijos, todo debidamente refrendado - Maroni dice que el jefe fue de buena fe - Pero así en ¿En qué condiciones estaban quienes, además de ministros, lideraron el movimiento en los últimos años?

Bossi sobre las ruinas de la Liga

"¡El dinero es nuestro, si queremos lo podemos hasta tirar por la ventana!". Así se expresaba hace unas semanas el jefe de la Lega Umberto Bossi, a propósito de inversiones casuales entre Tanzania y Chipre del dinero procedente de los reembolsos electorales adeudados (?) a su partido. Pero los líderes de la Lega no tiraron ese dinero por la ventana. En cambio, parece que los usaron para comprar diamantes y para mantener, con varios dinero de bolsillo, los ingresos de la familia Bossi: en particular, de sus dos hijos Riccardo y Renzo (este último ya poseedor de un salario razonable como regional lombardo). concejal). Luego vamos a ver si algo no llegaba también, así como el sindicato del Valle del Po de Rosy Mauro (ahora fuera de la Liga), también la escuela del Valle del Po, magistralmente dirigida por Manuela Marrone, también nacida Sra. Bossi. Lo cierto es que estas donaciones necesitaban la luz verde del patrón para ser operativas. Entonces, aquí están los papeles, todos debidamente firmados por Umberto Bossi. Y de ahí el aviso de garantía (fraude contra el estado) al más puro y duro de los políticos de la plaza, al fundador del Carroccio Umberto Bossi.

Lo cual, todo hay que decirlo, también despierta un poco a la "pietas" humana, encaramado como está en la soledad de la sede de via Bellerio, mientras presencia la desintegración de lo que había construido con tanto esmero y entusiasmo a lo largo de los años: un familia que, tras haber aspirado a disfrutar de los éxitos y ventajas de la política, en los próximos meses corre el riesgo de ser protagonista sobre todo en los tribunales, un partido que, fundado para llevar al Norte a la secesión, ya no puede ni acudir a las urnas en las ciudades del norte, a excepción de Verona (donde, sin embargo, Tosi ganó solo en la primera vuelta, incluso contra los anatemas del fundador). Sin embargo, él, Bossi, no se rinde. Ni siquiera frente a la evidencia. Si es cierto que justo en vísperas de la llegada de la notificación de garantía por fraude al Estado, se hizo nombrar presidente vitalicio, con derecho a tener la última palabra sobre futuras expulsiones del movimiento. Quién sabe si al final también tendrá que decidir por su propia persona.

Maroni, a quien le gustaría y debería refundar la Liga y que ayer mismo (pero antes de que se supiera que Bossi estaba bajo investigación) confirmó que había que echar a los ladrones del partido, dice estar convencido de la "buena fe (no habla de inocencia) del líder. Y si nos fijamos bien, esto sería un factor agravante más que un factor atenuante. Porque significaría que el movimiento ha sido liderado en los últimos años por aquellos que (quizás por estar enfermos) quedaron ("in good faede") a merced de una banda de tramposos, algunos de ellos familiares, que les hicieron firmar cualquier cosa. Todo mientras andaba dando mítines agitando el dedo medio e insultando a los que se le acercaban. Parece el guión de una farsa. En cambio, es la verdadera trama de una tragedia. Baste decir que Bossi, además de ser jefe de un partido, fue ministro varias veces. Aunque de esta forma finalmente resultó ser más inútil que dañino.

Pero esta historia es una tragedia sobre todo para aquellos (y realmente hay muchos ciudadanos) que creyeron en estos eslóganes grandilocuentes ya veces sangrientos (desde la secesión hasta las devoluciones en el mar). La impresión es que estos mismos ciudadanos creen un poco menos, como lo demuestran los resultados electorales del Norte. Pero sería erróneo, además de poco generoso, pensar que todos los miembros de la Liga Norte son iguales. Más allá del léxico a veces primitivo, no faltaron alcaldes de la Liga Norte que tuvieron éxito: Tosi, el mismo Gentilini, que ayer exigió el "disparo por la espalda, naturalmente político" para quienes habían enlodado al movimiento. Tampoco podemos olvidar que Maroni fue un apreciado Ministro del Interior que luchó contra la mafia sin peros. Ahora le espera una tarea aún más difícil: salvar y refundar la Liga. Tiene el deber de intentarlo. Es muy difícil tener éxito.

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