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Berlusconi, un movimiento desesperado que podría hacer daño...

Sorprendentemente, al votar sí a confiar en Letta Berlusconi y sus ultras, intentaron evitar un conteo interno dentro del PDL y bloquear una posible y ya en marcha deberlusconización de la derecha italiana, confirmando una vez más el enfoque del jefe - Mucho dependerá de Alfano , listo para lanzar un nuevo grupo con senadores y diputados disidentes.

Berlusconi, un movimiento desesperado que podría hacer daño...

Bastaba mirarle a la cara para comprender que, con el anuncio de Silvio Berlusconi de su sí a la confianza en el gobierno de Letta, se estaba jugando lo que los jugadores de póquer llaman la apuesta. Que, en este caso, sería lo que queda del viejo y desgastado líder de la derecha italiana de su credibilidad y de su poder político. Una jugada desesperada, en definitiva, determinada por la caída de los números que iban a demostrarle que momento tras momento eran cada vez más los que podían ser incluidos en la lista de "traidores". Es decir, de los que ya no creían en su estrategia, y que por tanto estaban dispuestos a escindirse siguiendo a los ministros y, sobre todo, al secretario Angelino Alfano, en los ya anunciados futuros grupos parlamentarios.

Después de todo, ahora estaba claro para el jugador Berlusconi que su estrategia, sugerida por asesores improvisados, había fracasado: los diputados y senadores solo habían pretendido dimitir y lo mismo había ocurrido con los ministros. Estaba claro que los números en el Senado decían más. Letta tenía la mayoría, de hecho una nueva mayoría ahora desbelusconizada. A estas alturas sólo tenía que dar la vuelta a la mesa o al menos volver a barajar las cartas para evitar que se comprobaran los puntos y quién, dentro de la PDL, había ganado o perdido. Ciertamente se trataba de causar una pequeña impresión y para entenderlo, basta con echar un vistazo a los sitios de la prensa internacional. Pero quizás se pueda reabrir un juego que parecía definitivamente perdido.

¿Será así? Las próximas horas lo dirán. Todo dependerá de cuán decididos sean los llamados traidores (a cuyas consideraciones políticas Berlusconi finalmente tuvo que adaptarse de todos modos). Es decir, si Cicchitto y los ex ministros salientes logran salir adelante. Si es así, la mayoría real del gobierno de Letta será en última instancia menos numerosa (faltarán los ultras Cavaliere) pero más cohesionada. De lo contrario significará que los choques político-institucionales de estos días se habrán reabsorbido, pero que las fibrilaciones políticas (el voto de la Giunta sobre la decadencia de Berlusconi está cada vez más cerca) podrían resurgir en unas horas. No es casualidad que el líder del Pd Luigi Zanda, que habló inmediatamente después del sorpresivo anuncio de Berlusconi, quisiera subrayar, enfureciendo a los berlusconianos puros y duros, que, más allá de los expedientes tácticos, el Gobierno puede contar ahora con una mayoría diferente aunque más limitado Y más tarde también el presidente Letta, en su discurso ante la Cámara, insistió en distinguir la mayoría política de la mayoría numérica.

En definitiva, la jugada del Cavaliere tiene como primer objetivo el de bloquear de raíz, confundiendo las cartas, el debate constructivo que se ha abierto en la derecha italiana. En el que, con mucho esfuerzo, pero también con destellos de valentía, algunos dispuestos intentan salirse de la lógica de un partido que durante veinte años se ha mostrado más "maestro" que líder.

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