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Banco de Italia: ¿por qué invertir en igualdad de género?

En Italia, el tema de la igualdad de oportunidades, aunque tratado extensamente, todavía representa un punto delicado. Una conferencia del Banco de Italia destacó la necesidad de perseguir un doble objetivo: el de promover el empleo femenino y, al mismo tiempo, relanzar la fecundidad.

Banco de Italia: ¿por qué invertir en igualdad de género?

La Conferencia "Brechas de género en la economía italiana y el papel de las políticas públicas”, con motivo de la presentación del volumen 3/2019 de la revista Economía Italiana, fundada por Mario Arcelli.

El gobernador Ignazio Visco inauguró la conferencia mostrando datos preocupantes y a la vez alarmantes sobre la participación femenina en el mercado laboral italiano. Según numerosos estudios, la tasa de participación femenina registrada en 2018, igual al 56%, es el más bajo entre los países de la Unión Europea. Además, las mujeres reciben salarios significativamente más bajos que los hombres y tienen mayores dificultades para ocupar puestos de liderazgo, no solo en el sector privado, sino también en el sector público.

Numerosas investigaciones y estudios han demostrado cómo una mayor presencia de la mujer puede traer importantes beneficios al crecimiento económico de nuestro país, conduciendo a una expansión del producto, como se registró en los Estados Unidos desde 1960 hasta 2010. En Italia, lamentablemente, la La situación es bastante dramática: más de 8 millones de mujeres están actualmente inactivas. Una mayor participación del sexo débil traería efectos positivos no solo en términos cuantitativos, sino también en términos cualitativos: las mujeres tienen, de hecho, niveles de educación más altos que los hombres, con fuertes capacidades y habilidades, especialmente en lo que respecta a las relaciones interpersonales y comunicativas, que son de crucial importancia en la actualidad. Si examinamos los datos relativos al nivel de estudios, se puede observar que en la actualidad, las mujeres van por delante de los hombres, especialmente en el grupo de edad entre 25 y 44 años, de los cuales el 30% tiene un título de educación terciaria, frente al 20% de hombres. También hay que considerar el atraso en la escolarización, según algunas encuestas, las mujeres obtienen mayor nota de diploma y grado en promedio y en menor tiempo.

Sin embargo, queda una brecha importante para las materias de ciencias. De acuerdo con laEncuesta PISA 2018 de jóvenes de XNUMX años de países de la OCDE, la brecha entre ambos sexos se encuentra entre las más altas, en lo que respecta a la proporción de mujeres graduadas en disciplinas científicas.

Si, por un lado, las mujeres han demostrado habilidades superiores en el campo de la educación, por otro lado, su baja participación en el mercado laboral es motivo de gran preocupación. Las razones de este fenómeno y los procedimientos a adoptar -como ha subrayado el gobernador Visco- deben ser estudiados en profundidad.

Una de las razones radica en la desequilibrio de género en la división de las tareas familiares. Según la encuesta Eurobarómetro de Igualdad de Género de 2017, la El 51% de los entrevistados cree que es la mujer la que tiene que ocuparse del manejo de la casa y de los hijos, mientras que en Suecia es solo del 11%. Por ello, en nuestro país la tasa de fertilidad sigue descendiendo, equivalente a 1,29 hijos por mujer en 2018, significativamente el más bajo entre los países de la Unión Europea, junto con Malta y España. De todos estos datos surge la necesidad de estimular la presencia de la mujer en el mercado laboral, sin por ello perjudicar la fecundidad.

Alessandra Perrazzelli de la Dirección del Banco de Italia intervino haciendo una pregunta fundamental: "¿De dónde viene esta disparidad entre hombres y mujeres en la economía italiana?". Según el subdirector general, hay dos elementos a tener en cuenta. La primera de carácter social, según ciertos estereotipos la mujer es esposa y madre. La segunda de carácter cultural, las mujeres tienen más dificultad para insertarse en el mundo del trabajo, debido a la falta de apoyo a las familias, especialmente en la oferta de servicios capaces de aliviar la carga de la carga familiar. Esto afecta negativamente las posibilidades de las mujeres de hacer carrera, ya que no pueden aspirar a puestos más importantes. Aunque en los últimos años se ha producido un aumento de mujeres en los consejos de administración en Italia, gracias a la Ley del golfo de Moscú, equivalente al 40%, el logro de la igualdad de género aún está muy lejos.

Algunos de los autores de los artículos de la revista proporcionaron interesantes elementos de reflexión. Francesca Barigozzi destacó, sobre la base de datos de Istat, en la encuesta "uso del tiempo", la necesidad de superar las normas sociales sobre los roles de género dentro de la familia y aumentar la disponibilidad de servicios de cuidado infantil, con el fin de permitir que el género femenino pueda compaginar la vida laboral y familiar. Francesca Carta abrió un paréntesis sobre cómo las características del bienestar afectan la presencia de la mujer en el mercado laboral. El nivel de gasto público italiano es bastante alto, alrededor del 48% del PIB. Sin embargo, el 42% se destina a gastos de seguridad social y sólo el resto a los hogares. Una mayor oferta de servicios públicos para los hijos junto con la ampliación de los permisos parentales podría, según algunos estudios, incrementar el empleo femenino. Finalmente, la aportación de Giovanna Vallanti se refiere a la desigualdad de género en el ámbito de la normativa de protección del empleo, según la cual las rigideces del mercado laboral inducidas por las ineficiencias del sistema judicial penalizan al sexo débil.

Al término de la jornada, intervino la Ministra de Igualdad de Oportunidades y Familia, Elena Bonetti, quien, en memoria de tina anselmi, la primera mujer ministra en la historia de Italia, citó sus palabras: “Cuando las mujeres se involucraban en las batallas, las victorias eran victorias para toda la sociedad. La política que ve a las mujeres al frente es una política de inclusión, de respeto a la diversidad, de paz”. Palabras fuertes, inspiradoras para el Ministro Bonetti, quien sostuvo la necesidad, en la realidad, de establecer una diferencia entre los dos sexos. Hombres y mujeres son diferentes, por lo que no deberíamos hablar de una mayor afluencia de mujeres al mundo laboral, que representan una minoría, sino por la contribución que realmente pueden dar a la economía, por su capacidad de conexión e intuición. Aumentar la formación, reducir la brecha de género en el ámbito científico, pero sobre todo aspirar a una visión comunitaria, una comprensión real de la diversidad, en el que la mujer pueda asentarse en el mundo del trabajo sin renunciar a la experiencia materna.

En resumen, como demuestran los datos, una mayor participación de las mujeres supondría un impulso para la economía. Desafortunadamente, la falta de apoyo a las mujeres, no solo culturalmente, sino en términos de asilos, permisos, incentivos económicos y permisos de maternidad, es un freno para el relanzamiento del empleo femenino en la economía italiana. Si bien la igualdad de género es un tema conocido y ampliamente abordado, las acciones concretas continúan siendo escasas, dejando aún una gran brecha entre ambos sexos en el sector económico y laboral.

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