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Agricultura: la recuperación está en manos de las mujeres

Se puso en marcha el bono económico "Donne in campo" para la modernización de las empresas y la sostenibilidad de la producción. Hay 200 granjas dirigidas por mujeres.

Agricultura: la recuperación está en manos de las mujeres

¿Qué tan bien les va a las mujeres que se dedican a la agricultura? ¿Su capacidad para liderar empresas, enfrentar desafíos, permanecer directamente en los campos en contacto con el trabajo real? Mucho, como demuestran las cifras de un fenómeno creciente en casi todas las Regiones. Y -pensamos- también significará algo que desde hace cerca de un año al frente del Ministerio de Agricultura está la ex peón Teresa Bellanova que se mueve como nadie contra el inmovilismo y los prejuicios de todo tipo. A pequeños pasos está haciendo un cambio en el segundo sector de la economía italiana aplastado por años de burocracia y posiciones de retaguardia, limitadas a áreas territoriales individuales.

La buena noticia, entre las muchas que aquejan al sector este año, es que la Conferencia Estado-Regiones ha aprobado el decreto ministerial que pone en marcha el bono "Mujeres en el campo". Una previsión prevista en la Ley de Presupuestos 2020 con un fondo inicial de 15 millones de euros. A través de Ismea, se inicia el apoyo concreto a más de 200.000 granjas de mujeres ya activas. Pero sobre todo tratamos de incentivar el nacimiento de nuevos, proyectándolos en un esquema de economía sostenible, ligada a los territorios. Es una medida importante para la recuperación de las producciones italianas a escala nacional e internacional “que adquiere aún más relevancia ante la actual situación de emergencia provocada por el Covid-19” comentó el subsecretario Giuseppe L'Abbate, adjunto de Bellanova.

El mecanismo es sencillo. Ellos estarán concedido préstamos sin interés de hasta 300.000 euros, con una duración máxima de quince años, a mujeres calificadas como empresarias agrícolas o agricultoras directas. Beneficio extendido a empresas integradas por mujeres por más de la mitad de los socios y participaciones. La financiación cubrirá hasta el 95% de los gastos que se consideren subvencionables. Más concretamente, se financiarán iniciativas relacionadas con la mejora del rendimiento y la sostenibilidad de la explotación, las condiciones agronómicas, la higiene y el bienestar animal, y la mejora de las infraestructuras. Los dueños de las fincas también podrán comprar nuevos terrenos con un límite máximo del 10% de la inversión a realizar.

Para no tener sorpresas ni demorar el uso de los fondos, la ley establece que la operación debe ser concluida dentro de los 24 meses siguientes a la fecha de admisión al subsidio, so pena de revocación del préstamo. Un sistema largamente pensado que por primera vez reparte una parte significativa del mundo agrícola para el mundo femenino. Una discontinuidad deseada por la dirigencia del Mipaaf junto a la de la asignación de tierras a los jóvenes. En el caso del “Bono en campo”, al final todo parece girar en torno a dos principios: la modernización de las actividades agrícolas de la mano de las mujeres y el desarrollo de iniciativas empresariales basadas en la reducción de costos y la agroeconomía. Finalmente, queremos pensar que el El Sur puede convertirse en el territorio más favorecido por la nueva medida. Esa parte de Italia donde las mujeres han soportado durante más tiempo la explotación, el abuso, la contratación ilegal, para poder sobrevivir. La redención como empresarios apoyados por el Estado, en un mundo globalizado, es una buena señal.

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