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SUCEDIÓ HOY – La invasión de Checoslovaquia y la muerte de Togliatti

El 21 de agosto es una fecha histórica para Europa y para Italia – En 68 las tropas del Pacto de Varsovia ocuparon Checoslovaquia, sin ningún motivo de política internacional ni de seguridad – Cuatro años antes, a las 13.30 horas moría en Yalta líder histórico del PCI

SUCEDIÓ HOY – La invasión de Checoslovaquia y la muerte de Togliatti

En la noche del 21 de agosto de 1968, con una rapidísima y traicionera operación, el Tropas del Pacto de Varsovia (soviético, polaco, alemán oriental, húngaro y búlgaro; Rumanía se negó a participar con los suyos) ocupado Checoslovaquia sin encontrar más resistencia que la pasiva y hostil de la población. Jan Palach, un joven checo, a principios de 1969, se prendió fuego como protesta y se convirtió en el símbolo de la resistencia a ese trágico hecho que interrumpió militarmente la llamada Primavera de Praga o el intento del Partido Comunista de Checoslovaquia y su líder Alexander Dubcek de lanzar un profundo programa reformista con la restauración de las libertades civiles y políticas.

El nuevo rumbo de Praga no cuestionó la estructura de alianzas ni se propuso (como la revolución húngara de 1956) derrocar al régimen comunista. Por lo tanto, no había razones de política internacional o de seguridad del bloque soviético que justificaba una intervención armada (según una lógica despiadada de realpolitik en la lógica del Pacto de Yalta). Además, en ese mismo período, Rumanía estaba involucrada en una política exterior caracterizada por diferencias significativas con Moscú. Pero internamente, el partido comunista de Nicolae Ceausescu mantuvo el control del país con su mano de hierro habitual.

Leonidas Brézhnev, el líder del Pcus, justificó la agresión militar con la necesidad de salvar''los logros del socialismo'', enunciando el principio de ''soberanía limitada'' que quedó a partir de entonces en la base de la política de Moscú hacia Europa del Este, con la consecuencia de bloquear cualquier intento de renovación.

La historia se vengó aplicando plenamente la regla de ''simul stabunt, simul cadente' a los países del socialismo real. Sin embargo, tomó otros veinte años para llegar al 9 de noviembre de 1989 et al. caída del Muro de Berlín.

laOficina política del PCI (el partido había acogido, con favor y esperanza, la experiencia de la Primavera de Praga) expresó un ''disidencia grave(luego confirmado en el XII Congreso) sobre la invasión de Checoslovaquia. La postura -diferente a la solidaridad con el Ejército Rojo de la que habían hecho alarde doce años antes, en el Parlamento, los comunistas en los días de la represión magiar- fue recibida en Italia como un giro radical en la política de ese partido al que todos estaban dispuestos, en su momento, a darle mucho crédito.

Pero hay otro 21 de agosto importante en la historia del comunismo. A las 13,30 horas de ese mismo día, cuatro años antes, Palmiro Togliatti murió en Yalta, líder histórico del PCI y durante muchos años personalidades destacadas de la Internacional Comunista de la que fue segundo secretario del búlgaro Georgi Dimitrov. En este cargo participó, desde el exilio y como representante directo de la Internacional y de Stalin, en los acontecimientos más importantes que ocurrieron entre las dos guerras mundiales del siglo pasado, incluido el crucial Guerra civil Española.

El 14 de julio de 1948, al salir de la Cámara Togliatti sufrió un atentado por un siciliano llamado Antonio Pallante. Siguieron violentas protestas y huelgas durante al menos tres días; entonces el grupo dirigente del PCI (a quien Togliatti desde la cama del hospital le había aconsejado no perder la cabeza) logró recuperar la situación.

Unos años antes de morir (en 1953) Stalin había insistido en nombrar a Togliatti como director del Kominform. En justificación de esta elección, el ''Padrecito'' dijo: “Nuestro Ercoli (el apellido que Togliatti usó en la clandestinidad, ed.) nos conoce a todos muy bien, sabe quiénes somos, cómo trabajamos. No hay otro como él. Verán, camaradas, continuó, a veces los problemas políticos más intrincados se pueden resolver si se encuentra al hombre adecuado. Ercoli me parece ese hombre''. A Togliatti no le gustó la propuesta; sin embargo, tuvo que negarse por su cuenta, porque el grupo de liderazgo italiano se declaró tan dispuesto a aceptar la propuesta de Stalin que Togliatti se sintió traicionado.

En el verano de 1964, el líder del PCI había aceptado la invitación de quedarse en Yalta (que era el lugar de vacaciones de la nomenclatura comunista) con el objetivo de reunirse Nikita Jruschov y presentarle comentarios críticos sobre su acción política. Togliatti y Jruschov no habían "atrapado", a partir del famoso Informe realizado por el segundo al. XX Congreso del PCUS, que Togliatti había juzgado desequilibrada porque el énfasis atribuido a la "culto de personalidadpara Stalin, como origen y causa de los horrores del régimen.

Togliatti, con ensayos y discursos, había tratado de historizando el estalinismo y señalar los límites de un sistema que había permitido a los árbitros de un dictador. Y había recogido estas reflexiones en un Memorial que quería entregar personalmente o enviar a Jruschov si no podía encontrarse con él (seguía negándose a sí mismo el líder soviético).

Enfermó el 13 de agosto. mientras visitaba un campamento de pioneros con Nilde Jotti, lo trataron con todos los medios disponibles y lo operaron de emergencia, pero todo fue inútil. El cuerpo fue transportado a Italia donde los ritos funerarios fueron una apoteosis.

Los dirigentes del PCI, que habían recibido el Memorial de manos de Jotti, decidieron hacerlo público. De Togliatti se puede decir que fue un “hijo del siglo“. Pasó por los acontecimientos del "siglo corto" con una nueva visión, que trajo - de Avance de Salerno, en el momento de su llegada a Italia en 1944, en adelante- cambiar la naturaleza de una formación de cuadros cerrada y sectaria, a la de un partido popular (incluso podríamos definirlo como interclasista) y más grande e importante Partido Comunista de Occidente, capaz de mantener unido (donde el PCI se consagró permanentemente en el poder local) el sentido práctico de gobierno, propio de la "odiada" socialdemocracia, sin abjurar del mito de la revolución y del socialismo: mito que, con el tiempo, fue proyectada cada vez más en una perspectiva enrarecida, como una especie de juicio universal sin Dios.  

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