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ABiCinema: el actor y el actante

ABiCinema: el actor y el actante

Como escribimos en la introducción de este pequeño manual de cine, los elementos del alfabeto que relatamos son necesariamente esenciales, suficientes para proporcionar elementos de reflexión, elementos de conocimiento útiles para comprender mejor el cine en sus infinitos componentes. Cada uno de ellos ha tenido y aún recibe considerable atención de estudio. Nos limitamos solo a hacer pequeñas sugerencias y dejamos las apreciaciones necesarias para el trabajo de los expertos.

Quedémonos todavía en la primera entrada del alfabeto y hablemos de actor. Nos referimos al que actúa, al sujeto que, en el cine como en el teatro, da vida a la acción, la interpreta, resume físicamente sus rasgos y los expresa en los tiempos y en las formas previstas por el guión. En algunas circunstancias, el actor es el sujeto mismo como punto focal de la actuación. En el teatro griego antiguo el actor, estrictamente una figura masculina aunque interprete papeles femeninos, es la expresión de la palabra y el poder de los Dioses. Inicialmente fue sólo en el escenario y de ahí la definición de "protagonista". En el teatro latino, el actor resumió y desempeñó varios papeles al hablar, cantar, bailar y actuar. La figura del actor moderno empieza a tomar forma completa a partir de 1500, en Italia con la Commedia dell'arte y en Inglaterra con el teatro de Shakespeare. Merece la cita de Hamlet dirigida a los actores: “Di el discurso, por favor, como te lo recité, como si bailara en tu lengua; porque si le pones voz, como hacen muchos de nuestros actores, me sería todo uno que el locutor público dijera mis versos. Y no te cortes la mano demasiado, así; pero trata todo con discreción; porque en el torrente mismo, en la tempestad, y por decirlo así en el torbellino de la pasión, hay que adquirir y generar una templanza que le dé suavidad.

La primera teorización completa del rol, dimensión y profesión del actor se da con los escritos de Konstantin Sergeevich Stanislavski, primero con “El trabajo del actor sobre sí mismo.” de 1938 y luego, póstumamente en 1957, “El trabajo del actor sobre el personaje.”. Estos escritos se convierten en un verdadero "método" aún en uso en las escuelas de actuación tanto en teatro como en cine. De estos textos, posteriormente, llegamos a otra escuela de gran éxito: el método Estrasberg aplicado en el Actor's Studio. Se trata de múltiples formas de estar en escena que presuponen diferentes preparaciones, sensibilidades, estilos y lenguajes. La presencia escénica en el escenario, en un momento único e irrepetible, es una profesión completamente diferente a la de actuar frente a una cámara donde es posible ensayar la escena innumerables veces hasta lograr el resultado deseado.

La misma dimensión humana y cultural junto con las habilidades profesionales delimitan el "peso" del actor. Mientras que en el teatro está solo consigo mismo frente al público y es la única expresión tangible de la mediación entre la dirección y el texto, en el cine en cambio se convierte a menudo en la representación de la voluntad del director que le confía, y realiza a través de él, su visión personal de la historia que pretende expresar. En esta clave podemos leer la definición de Umerto Eco, donde el actor es “un transmisor multicanal de mensajes con función poética”.

Otra forma paralela de definir al sujeto que actúa en la escena distinta de la figura humana es el actante, es decir, cómo la define. Treccani, “En el análisis estructural del relato, cada uno de los protagonistas que, concretamente en los mitos y las fábulas, cumplen distintas funciones, que esquemáticamente pueden reducirse a seis: sujeto, objeto, remitente, destinatario, ayudante, adversario”. El actante representa un rol, una figura inmaterial, metafísica, que de alguna manera, directa o indirecta, determina el fundamento narrativo. Shakespeare ofrece un excelente ejemplo de esto en Julio César: el actante es la "conspiración" que es el conjunto de personajes, circunstancias, acontecimientos que se desarrollan en torno al personaje que ya no es él como tal en el centro de la historia. Los actores, en este caso, se convierten en "personajes actanciales".

Sobre la figura del actor, sobre su historia, sobre su papel en el cine proponemos algunos textos -además de los dos fundamentales ya mencionados por Stanislavsky: "Manual mínimo del actor" por Darío Fo, imperdible colección de lecciones de teatro; hablando de "métodos" de actuación que no deben ser subestimados “Para un teatro pobre” de Jerzy Grotowski; para resumir la evolución del actor a lo largo del tiempo “Breve historia del teatro” de Luigi Lunari y, finalmente, en opinión del escritor, combinar cine y teatro, firmada por David Mamet “Los tres usos del cuchillo”:

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