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Unión bancaria: ¿se está frenando Alemania?

Berlín critica especialmente la propuesta de transferir a Bruselas el poder de decidir si recapitalizar, reestructurar o cerrar un banco en la Eurozona - En los círculos ejecutivos alemanes se habla de transferir esta competencia al ESM, ya firmemente en manos alemanas.

Unión bancaria: ¿se está frenando Alemania?

Primero la autoridad de supervisión de la banca central, ahora el mecanismo para la reestructuración de las instituciones de crédito. Estos son los dos pilares fundamentales que conformarán la futura unión bancaria. A pesar del acuerdo general sobre ambos alcanzado hace un año, Alemania sigue mostrándose perpleja, alegando problemas técnico-jurídicos que dificultan su pronta implementación. 

En los últimos días, el llamado Mecanismo Único de Resolución (Srm) ha sido blanco de críticas teutónicas en particular. Según la propuesta de la Comisión Europea presentada este miércoles por el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, la decisión de recapitalizar, reestructurar o cerrar un banco en la Eurozona debe recaer en adelante en Bruselas. En otras palabras, una agencia europea con trescientos empleados tendría el poder de decidir el destino de cada institución, pasando por alto a las autoridades nacionales. 

Pero hay más Dentro del consejo de gobierno de la agencia, la Comisión de la UE estaría en algunos casos dotada de la facultad de decidir de forma autónoma, sin tener en cuenta las posiciones de los representantes de los gobiernos nacionales. Sería un asunto de no poca importancia desde el método intergubernamental al método comunitario, que ha permanecido en la sombra desde el inicio de la crisis de la deuda. 

Berlín está en pie de guerra. Con ella también La Haya, Tallin, Bratislava y Helsinki. Para los alemanes, el problema es doble. Por un lado, los observadores más maliciosos señalan que Alemania no tiene ningún interés en someter a la supervisión de terceros a sus bancos, que durante mucho tiempo han sido de los más opacos de Europa. Más aún si, al final, no tiene ningún poder de veto, sino que incluso tiene que someterse a las decisiones que toman los burócratas de la UE. Por otro lado, tal organismo no estaría legitimado democráticamente y correría el riesgo de ser rechazado por el Tribunal Constitucional de Karlsruhe. 

Por eso en los círculos ejecutivos alemanes se habla de transferir esta competencia al ESM, ya firmemente en manos alemanas y cuyas decisiones deben ser anticipadas por resoluciones de autorización del Bundestag. Añádase a esto el temor de que la unión bancaria se convierta en la Transferunion temida en varias ocasiones en los últimos años, a través de la cual el dinero de los contribuyentes alemanes se utilizaría para restaurar las entidades de crédito del sur de Europa. Sin mencionar, finalmente, que muchos miembros de la mayoría liberal-cristiana son per se escépticos sobre la base legal de la propuesta de la Comisión.

Barnier fundamenta la necesidad de la creación de dicho órgano en el artículo 114 TFUE, que atribuye a la UE la competencia para dictar actos legislativos destinados a garantizar el funcionamiento del mercado interior. Para Barnier, un sector bancario saludable sería una condición fundamental para tener un mercado interior que funcione. Pero hay quienes dudan de la solidez de su interpretación. Sin embargo, un cambio de tratado tampoco parece ser una opción viable. Llevaría demasiado tiempo, frustrando todas las expectativas, en particular la del presidente del BCE, Mario Draghi, de tener una unión bancaria activa lo antes posible.

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