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Trump, la reforma fiscal será radical y las bolsas de valores celebran

DE "EL ROJO Y EL NEGRO" POR ALESSANDRO FUGNOLI, estratega de Kairos - Las señales enviadas recientemente por el presidente estadounidense sugieren que la reforma fiscal, prevista para el otoño, será muy agresiva pero que EE.UU. espera no agravar las cuentas públicas gracias al impuesto fronterizo – Por eso los mercados han vuelto a funcionar.

Trump, la reforma fiscal será radical y las bolsas de valores celebran

Una pista es una pista, dijo Agatha Christie, dos pistas son una coincidencia pero tres pistas son una prueba. En el caso de Trump, dos pistas podrían ser suficientes.

La primera pista es el tuit del pasado sábado sobre la deuda pública. Vosotros habéis visto, escribió, sólo llevo un mes aquí y la deuda pública ya ha bajado en 12 millones, con Obama el primer mes subió en 200. Los comentaristas soltaban burlas y los economistas señalaban la diversidad de circunstancias (a principios de 2009 la economía estaba en caída libre, hoy no).

Dejando a un lado las razones y los errores, todos se centraron en el mensaje y nadie en el metamensaje mucho más interesante. Y el metamensaje, nos parece, es que Trump le da mucha importancia al déficit y a la deuda y que, si pudiera, le gustaría ser recordado como el presidente que recortó ambos. Pero la vida es lo que es, dice Trump entre líneas, y me han repartido algunas cartas mediocres. Hay algo de crecimiento, es cierto, pero dejados a su suerte, el déficit y la deuda han sido programados por quienes me precedieron para aumentar rápidamente en los próximos años. Además de lo que herede, pondré el mío en gastar un billón en infraestructura y reducir los impuestos en todos los ámbitos. Y en cualquier caso, ten por seguro que verás que el déficit y la deuda no explotarán y todo quedará bajo control.

¿Está loco? ¿Vives en un mundo de matemáticas alternativas? Algunos congresistas demócratas así lo creen y preparan el camino para el juicio político a Trump vía psiquiátrica mediante una ampliación de la vigésima quinta enmienda, la de los presidentes enfermos o locos. Juzgar la locura de un presidente será, en su propuesta, una comisión compuesta por expresidentes, ninguno de los cuales es notoriamente como Trump.

Sin embargo, Trump no está enojado y no se jacta de los 12 mil millones ahorrados sabiendo que este tuit sería utilizado en su contra un millón de veces el día en que realmente explote el déficit. Si Trump se lanza al vacío no es por tanto porque esté loco sino porque finalmente ha decidido, en su corazón, si estar con Ryan y los republicanos de la cámara baja (agresivos recortes de impuestos financiados por el impuesto fronterizo) o con los senadores republicanos (algunos recortes y ningún impuesto fronterizo). Y evidentemente optó por la primera hipótesis. Por tanto, se lanza al vacío porque espera caer en la red de seguridad que ofrecen los cuantiosos ingresos del impuesto fronterizo (o ajuste fronterizo, como sería más correcto decir dado que no se trata de un impuesto sobre las transacciones exteriores sino sobre flujo de caja interno).

La segunda pista proviene del discurso del Estado de la Unión de Trump. Muchos comentaristas encontraron que carecía de orientación concreta sobre política fiscal. Haz que Estados Unidos espere de nuevo, escribió Bloomberg parodiando la frase de Trump Haz que Estados Unidos vuelva a ser grande. De nuevo, demasiada prisa. De hecho, Trump ha dado una indicación muy clara, aunque esté expresada en código. Nuestras maravillosas Harley-Davidson, todas hechas en Estados Unidos, dijo, podrían venderse mucho más en el exterior si no fuera por esos aranceles que en algunos casos llegan al 100 por ciento. No agregó nada más sobre el recaudador de impuestos, excepto que los impuestos bajarán mucho para todos.

Ponemos las dos pistas juntas, completamos los puntos suspensivos dejados por Trump con lo que no dijo explícitamente sino implícitamente, y tenemos pruebas sólidas de que Trump ha adoptado por completo los planes de reforma fiscal radical de la cámara baja. Hasta hace una semana, la posición de Trump no era nada obvia (el ala Goldman Sachs de su gobierno estaba en contra, pero al final se impuso el eje insospechado entre Ryan y Bannon), hoy lo sabemos. Y aquí están las bolsas de valores superando la subida de tipos prevista en marzo (anunciada por tres miembros del FOMC justo cuando hablaba Trump) y alcanzando nuevos máximos históricos. Y aquí está el fortalecimiento del dólar (según el programa de los reformadores radicales) y así obrar el milagro de hacer subir también las bolsas de valores de países, como los europeos, que deberían ser víctimas del ajuste fronterizo americano.

Cuatro advertencias. La primera es que la principal prioridad política en este momento es la reforma de Obamacare. Un observador atento como Dimon ha sacado la conclusión de que la reforma fiscal estará lista, pues va en un año y pueden pasar muchas cosas en un año. Cierto, pero la Cámara Baja trabajará en paralelo en las dos reformas y el andamiaje del plan fiscal estará listo antes de septiembre.

La segunda salvedad es que queda por superar la oposición del Senado. Para ello, se actuará en tres frentes. La primera será dotarle de un texto neutral en ingresos, sin ampliación del déficit, quitando el pie legal a los demócratas por filibusteros. El segundo será la persuasión moral que Trump ejercerá sobre los senadores republicanos desenfrenados, ofreciéndoles infraestructura en sus distritos electorales. El tercer frente será contra los lobbies de distribución comercial y refinerías, perjudicados por la reforma.

La tercera advertencia es que incluso un aumento único en los impuestos al consumo (incluso si se limita al consumo importado) puede producir inicialmente una estanflación e incluso una recesión, como ha demostrado la experiencia japonesa reciente.

La cuarta salvedad es que el entusiasmo de los mercados tendrá que hacer frente a las elecciones francesas dentro de unas semanas, donde se siguen produciendo innovaciones a un ritmo vertiginoso. Apuntamos aquí de paso y con interés el programa fiscal de Macron, por el momento el favorito. Macron quiere recortar impuestos pero, más aún, quiere recortar radicalmente el gasto público y el déficit. Los que en Italia sueñan con un eje europeo Schulz-Macron para poder seguir gastando en déficit deberían tener esto en cuenta.

Incluso con todas estas salvedades, la reacción positiva de las bolsas de valores y del dólar ante el nuevo marco nos parece justificada. El impasse político que parecía acechar en América habría justificado una consolidación de las bolsas de valores que, sin embargo, se ha pospuesto ahora para una fecha posterior. Los mercados se estancarán en algún momento, pero si no hay sorpresas en Francia no habrá necesidad de correcciones significativas. La actitud seguirá siendo de expectación esperanzada.

Un sector resguardado de las incertidumbres sobre la reforma tributaria es el sector bancario, que no obstante se beneficiará de la desregulación y el aumento de las tasas de interés.

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