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Trump, Erdogan y el trágico juego de ajedrez sirio

EEUU y Turquía se convierten, por muy distintos aspectos, en la balanza de los equilibrios mundiales cada vez más inestable y dominada por la incertidumbre que se refleja en los mercados financieros internacionales - Todos los ojos puestos en el próximo referéndum turco

Trump, Erdogan y el trágico juego de ajedrez sirio

El conflicto sirio y la tragedia humanitaria que como resultado han calado profundamente en las estructuras geopolíticas del mundo, con efectos innegables no solo en los ya impresionantes flujos migratorios del continente africano hacia Europa sino también en la política exterior estadounidense y en las relaciones entre Turquía y Europa. Ahora EEUU y Türkiye se convierten en agujas de la balanza en muy distintos aspectos de equilibrios mundiales cada vez más inestables dominados por la incertidumbre que repercute en los mercados financieros internacionales.

En Türkiye, el referéndum está a poco más de un mes que el presidente Tayyip Erdogan ha llamado a ampliar los poderes presidenciales y de hecho vaciar la figura del Primer Ministro asumiendo el papel de líder de una República Presidencial que despediría así para siempre la tradición centenaria sobre la que Ataturk había refundado el país republicano.

El fallido golpe de Estado del pasado verano se convirtió así en el coco utilizado por el "Sultán" Erdogan para convencer a la población de la necesidad de una reforma constitucional radical, plasmada en 18 enmiendas, y para garantizar la estabilidad político-económica a largo plazo con los inversores extranjeros. De hecho, la crisis económica inducida por la fuga de capitales e inversiones y sobre todo por la devaluación de la moneda agravada por la alta inflación asustó a los turcos que empezaron a darle la espalda.

La controversia entonces sobre la política de 3 millones de refugiados sirios como rehenes para obtener financiación europea y el nuevo compromiso del ejército en el frente sirio y en versión antikurda aumenta tanto más cuanto que la represión a los medios de comunicación y la prolongación del estado de excepción ayudan al Gobierno a imponer un clima pesado y vejatorio.

La pugna por el SÍ y el NO en el referéndum Incluso, el 2 de febrero se difundió un oficio que advertía a los empleados públicos contra el uso de cualquier palabra o intercalación que, declinada en sentido positivo, creara confusión en el electorado. El término "Hairly", que a menudo se confunde con un buen augurio, se ha convertido así en un hashtag de protesta contra el gobierno en Twitter. El retroceso del partido AKP no sirvió para convencer a los ciudadanos turcos ni para frenar el desencadenamiento de la sátira en las redes sociales y luego provocar rápidamente la reacción de los seguidores del presidente dado que incluso las familias que bautizaron a sus hijos con el nombre Evet (traducido como “ SI”) por miembros del AKP. Y a mediados de febrero la retirada de la campaña antitabaco en algunos grandes municipios: cuyo lema era "Si dices NO, habrás ganado tu vida y tu futuro", un mensaje que nos hace entender el clima incandescente de esta campaña de referéndum.

Pero Erdogan, que hasta hace poco acusaba a sus opositores de querer un nuevo golpe o una guerra civil, ahora que crece la disidencia ha tenido que bajar el tono y en la población se hace cada vez más tangible la sensación de frustración y la sensación de dificultad económica generalizada. Además de la amenaza de un referéndum adicional sobre la pena de muerte en caso de fracaso en este sentido por parte del Parlamento, empuja a Turquía cada vez más lejos de la UE. Continúan los amedrentamientos y nuevas detenciones a quienes realizan la campaña del NO y de hecho la situación social sigue siendo explosiva.

Il paralelismo entre el autoritarismo de Erdogan el de Putin y el de Trump son el espejo de una era de caos donde es palpable la dificultad de garantizar una estabilidad política constructiva en un entorno de crecimiento global que ofrece la ilusión de una inflación drogada por el petróleo. Pero en el centro sigue la incapacidad para resolver el conflicto sirio y la táctica de los tres líderes también frente a un enemigo ISIS que parece haber desaparecido de la actualidad pero que sigue activo en el centro del conflicto.

Después de apoyar a los rebeldes en el noroeste de Siria, Erdogan se puso del lado de Irán y Rusia, lo que provocó la decepción de Estados Unidos, que retiró sus promesas de apoyo de campo a los turcos. Así, las conversaciones de paz que comenzaron en diciembre ya han naufragado en el mar de múltiples alianzas que están en constante cambio. El gobierno turco relanza ahora la idea de un estado islámico en territorio sirio bajo su control pero Trump sigue siendo aliado de los kurdos y no ve con buenos ojos el intento de "meter la pata" con los estrategas saudíes. Mucho dependerá, pues, del resultado del referéndum turco sobre la posición de los EE. UU., que esperan ver un Erdogan debilitado y maniobrable, consciente de la mala experiencia de la guerra en el Mediterráneo y del caso libio tras la muerte de Gaddafi…

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