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Hay una tercera vía entre la vuelta al IRI y la ausencia de política industrial

Entre los que querrían resucitar el IRI y los que niegan toda eficacia a la política industrial, existe en realidad una tercera solución que perfila una relación equilibrada entre el Estado y el mercado y que toma la forma de una nueva política industrial al estilo europeo que dirige el transición a la economía verde – En eso consiste y por eso es fundamental ponerla en práctica de inmediato

Hay una tercera vía entre la vuelta al IRI y la ausencia de política industrial

Imaginemos la relación Estado-Mercado como algo preciado (y, de hecho, lo es): en el recuadro que lo encierra debe adherirse la advertencia “Manejar con cuidado”. Y en cambio, incluso en Italia en la época del Coronavirus, no son pocos los que, dentro de la clase dominante, defienden una de dos tesis extremas: por un lado, la reconstitución del IRI y, por otro, el prejuicio. sobre la ineficacia de cualquier política industrial. ¡Pero en el medio hay un mundo! ¿Será posible que ni siquiera el tsunami -sanitario, económico, social- que vive el país sea capaz de hacernos reflexionar con más racionalidad y conocimiento de causa sobre uno de los eslabones fundamentales de nuestras sociedades capitalistas?

Para plantear la cuestión en otras palabras: ¿cuándo llegará el momento en que, en el discurso público italiano, será posible ir más allá de la frase habitual: “somos el segundo mayor fabricante de Europa” –repetido de memoria por la clase política y sin añadir nunca nada sobre las formas de mantener este puesto de honor?

Por supuesto, según el "valor agregado de fabricación", calculado por ONUDI (2019), Italia sigue siendo efectivamente la segunda mayor manufactura de la Unión Europea (UE): 315 mil millones de dólares, contra 845 en Alemania y 304 en Francia. Pero cuando miramos los datos sobre "inversión en conocimiento" el panorama cambia, y no poco, porque es Francia la que pasa a ocupar la segunda posición. Es el caso, por ejemplo, de las inversiones en investigación y desarrollo: el ratio I+D/PIB, nos dice Eurostat (2019), supera el 3% en Alemania, es del 2,25% en Francia y se detiene en el 1,35% en Italia. Entonces, aquí hay otro ejemplo, de lo que la OCDE (2019) llama "gasto en educación terciaria por estudiante": $ 17.429 en Alemania, $ 16.173 en Francia, $ 11.589 en Italia. Al contrario de los famosos diamantes publicitarios, la prosperidad no se da para siempre.

Hay una "nueva" política industrial que se viene gestando en estas dos primeras décadas del siglo XXI, pero que difícilmente -para usar un delicado eufemismo- se abre paso en la práctica de gobierno de nuestro país (los primeros indicios tienen de el "Relanzamiento del Decreto Ley" no parecen desmentir esta observación). Y esto contrasta fuertemente con la importante contribución que los economistas industriales italianos han hecho a esto, tanto a nivel nacional como internacional. nueva corriente de literatura económica abierto por Dani Rodrik de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy (Universidad de Harvard) con sus conocidos artículos seminales de 2004 y 2008.

Sea como fuere, ha llegado el momento de empezar a tejer la red sin dudarlo, en colaboración con socios de la UE, la nueva politica industrial europea. En un editorial reciente de “l'Industria” – la revista de Economía y Política Industrial publicado por el molino (N. 4/2019) - Indagué, precisamente en una perspectiva comparada, sobre este ámbito político fundamental, uno de los más importantes para construir una relación equilibrada entre el Estado y el Mercado.

Cuando, solo para dar un ejemplo a gran escala, el 19 de febrero de 2019, Alemania y Francia publicaron su Manifiesto, bueno, Italia no estaba. Pero Italia está ahí, a través de Confindustria, en el Llamamiento ("Prioridad a la cooperación, la sostenibilidad y la digitalización", ver Il Sole 24 Ore, 12 de mayo) firmado hace unos días por nuestra principal federación empresarial junto con las de Alemania (Bdi) y Francia (MEDEF).

Es desde 2002, fíjate, que la Comisión Europea –gracias a la contribución de personalidades como R. Prodi y E. Liikanen, primero, M. Barroso y A. Tajani, luego, y finalmente JC Junker– abrió la página de la “política industrial en una Europa ampliada”. Bueno, el escenario va más allá de las necesarias medidas “horizontales” (finalización del Mercado Único, desregulación del mercado, estándares comunes, etc.), ya que enfatiza la transición a la economía verde (muy alta en la agenda del nuevo presidente, U. von der Leyen) y abraza los llamados "verticales". " intervenciones; es decir, medidas específicas del sector (por ejemplo, espacio y defensa) e inversiones en nuevas tecnologías facilitadoras clave (por ejemplo, micro y nanotecnologías, biotecnologías, fotónica).

En definitiva, hacer hoy una nueva política industrial significa invertir principalmente en conocimiento (I+D, capital humano, TI) donde lamentablemente Italia sufre retrasos históricos en las comparaciones, para quedarse con los tres grandes de la Unión, Alemania y Francia.

La tarea de las élites del país es -hoy más que ayer- la de diseñar una política industrial moderna que, como decía más arriba, vincula firmemente a nuestro país con lo nuevo de la UE. No por casualidad, también en febrero de 2019, Alemania lanzó, en continuidad con acciones anteriores, su Estrategia Industrial Nacional 2030: Lineamientos Estratégicos para una Política Industrial Alemana y Europea. El énfasis está en las nuevas trayectorias tecnológicas: de las TIC a las fibras de carbono, de las nuevas biotecnologías a la Inteligencia Artificial.

Sin mencionar, aquí en Italia, la importancia que tuvo el Plan Industria 4.0 (luego Empresa 4.0) – pero los alemanes también hicieron el suyo, de hecho son los que le enseñaron al mundo lo que es la Industria 4.0 – ¿no es hora de caminar? sin dudarlo en esa dirección? En el campo, la fabricación italiana, totalmente expuesta como está a la competencia internacional, ciertamente no ha permanecido inactivo. Dos hechos estilizados, entre muchos:

A) junto a las especializaciones clásicas de Made in Italy, ha sabido reforzar su presencia a lo largo de dos de las trayectorias tecnológicas más prometedoras: las ciencias de la vida (biomédica y farmacéutica) y la Industria 4.0 (automoción, mecatrónica y packaging cada vez más contaminados por lo digital);

B) una manufactura, de nuevo, que ha podido participar, con un papel protagónico, en la formación de algunas significativas “Campeones de Europa”: Luxottica con Essilor, FCA con PSA, Fincantieri con STX France y, en primer lugar, hace muchas décadas, SGS Microelettronica con Thomson Semiconducteurs (de aquí nació esa joya italo-francesa que todo el mundo conoce, STMicroelectronics).

Recordar. Entre los dos extremos mencionados al principio, hay realmente un mundo: si se quiere, un territorio por (re)descubrir y cultivar con paciencia y destreza. Entre las posibles iniciativas que he tenido la oportunidad de exponer en este y otros espacios, recuerdo –junto a la elaboración de nuestra Estrategia Nacional Industrial 2030– las siguientes tres:

1) uso prospectivo de fondos publicos para empresas (subvenciones directas, préstamos garantizados, entrada en acciones, etc.), posibilitadas hoy por el nuevo marco de la UE sobre "ayudas estatales" y por otros instrumentos para la "recapitalización de empresas" que se están desarrollando en Bruselas. Un uso destinado no solo a la indispensable inyección de liquidez para hacer frente a las graves pérdidas de facturación que sufren las empresas, sino también a reforzar la cooperación entre empresas dentro de los distritos industriales (según Intesa Sanpaolo Monitor estamos hablando de unas 200 aglomeraciones territoriales, dispersas por todo el país, entre distritos "tradicionales" y "polos tecnológicos"), así como fusiones y adquisiciones reales entre PYME.

2) Una profunda intervención institucional dirigida a fortalecer la tecnoestructura del MISE similar a la que el entonces Director General del Ministerio de Hacienda, Mario Draghi, puso en marcha a principios de los años noventa. La economía real, al igual que los temas que tienen que ver con el manejo del presupuesto público hoy en manos del MEF, necesita una guarnición dotada de gran profesionalismo y amplias relaciones internacionales. Más: tal MISE fortalecido sería el interlocutor natural del CDP; Cassa que tanto las disposiciones gubernamentales como la gran mayoría de los expertos (académicos, banqueros y consultores que han desarrollado muchos proyectos), ven como la organización clave cuando el Estado iba a adquirir participaciones accionarias -de duración limitada en el tiempo- al capital de medianas empresas. grandes compañias. Y sin necesidad, por tanto, de reconstituir el IRI, experiencia que desde un punto de vista histórico-económico debe darse por concluida, como bien han explicado -en sus intervenciones en este sitio- franco amatori, José Berta e Leandra D'Antone.

3) La posible creación de un Nivel europeo de un "CERN" en el campo de la investigación biomédica y farmacéutica, capaz de repetir –en términos de gobernanza y actividad investigadora– el éxito del CERN (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear) en Ginebra, que ostenta el liderazgo mundial en física de partículas. Si, como pronostican muchos científicos, tendremos que convivir cíclicamente con virus desconocidos en los años (décadas) que tenemos por delante, una excelencia europea tendría ventaja para alcanzar la masa crítica necesaria en las carísimas inversiones en investigación. Esto naturalmente no excluye soluciones intermedias, como por ejemplo el fortalecimiento de redes entre laboratorios públicos y privados, ya comprometidos en el descubrimiento de la vacuna contra el Covid-19. El asunto Sanofi-USA hace aún más urgente, si cabe, la creación de una auténtica perspectiva europea.

Sí, es apropiado manejarlo con cuidado. la relación estado-mercado, en Italia quizás más que en otros lugares. Un examen más profundo del "Decreto de Relanzamiento", cuando se publique oficialmente, principalmente en la parte relativa al apoyo público (ayuda) a las empresas, nos dirá si el país ha comenzado a avanzar en la dirección correcta o si, al por el contrario, quiere permanecer anclado en el statu quo.

°°°°El autor es Catedrático de Economía y Política Industrial en la Universidad de Parma

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