comparte

Tour: Froome, un extraterrestre triunfa en los Campos Elíseos

TOUR – El ciclista británico ganó el Tour escribiendo una de las páginas más hermosas de la carrera amarilla en el Ventoux – Dominio total como si la Grande Boucle fuera una oportunidad para mostrar al mundo su liberación definitiva del papel de gregario que había sido para años relegado al servicio de Bradley Wiggins. Gran Contador derrotado

Tour: Froome, un extraterrestre triunfa en los Campos Elíseos

Eventualmente, incluso el extraterrestre estaba emocionado. Allí, en el podio más alto del Tour, entre las centelleantes luces parisinas de los Campos Elíseos, Chris Froome saboreó plenamente el sabor de la hazaña lograda en las carreteras de Francia, un triunfo legitimado día tras día con su ciclismo all-tech, siempre en marcha. el ataque, girando sus piernas hasta liberar vatios mutantes. Lo que hizo el británico, nacido en Kenia, criado en Sudáfrica, en el Mont Ventoux quedará en la historia de la Grande Boucle como una de las más bellas páginas competitivas, un impresionante gesto atlético, la perla más preciada entre las muchas que este corredor nos dio quien hasta hace 12 meses estaba relegado al papel de wingman de Bradley Wiggins. Y que hace tan solo tres años en el Giro de Italia de 2010 entró en crisis tanto en el Mortirolo que fue remolcado por una moto. Fue descubierto y el jurado lo expulsó de la carrera rosa al final de la 19ª etapa. También en este Tour Froome sufrió una pequeña penalización de 20 segundos en la etapa que finalizó en Alpe d'Huez: la falta de dos terrones de azúcar que cogió su fiel Porte y se los tragó para domar una repentina crisis de hambre que se había apoderado del maillot amarillo cuatro km. desde la meta, momento en el que el reglamento prohibía repostar desde el buque insignia. Con los ojos brillantes de París, este fue el único momento en el que Froome apareció humano como los demás: un dominio, el suyo, anunciado desde el plano demostrativo de la segunda etapa sobre los altibajos de Córcega, convertida en dictadura tras la hazaña en los Pirineos en Ax-3 Domaines.

 Aunque este año el Team Sky no siempre ha sido tan compacto e invulnerable como el año pasado, los contrincantes de Froome, en especial Alberto Contador que junto al keniano blanco era uno de los dos superfavoritos del Tour del centenario, pronto se dieron cuenta de que solo le quedaba el segundo puesto. agarra por ellos. Y la lucha por subir al podio era incierta hasta el sábado, con Nairo Quintana y Joaquín Rodríguez que en la última ascensión del Tour, hacia Annecy-Semnoz, batieron a Contador, cada vez más agotado. Para Froome, dueño absoluto de la carrera, el Tour se ha transformado cada día en una especie de escenario en el que exhibir la nueva fuerza de su ciclismo, compuesto por ordenadores, entrenamientos que bordean los temerarios y continuos rollos previos a la carrera para calentar los músculos (una novedad del Team Sky imitada, de paso, por todos los demás equipos). Un Tour que Froome ha interpretado de forma brillante, en todo momento, como si fuera para él la ocasión de liberarse definitivamente del papel de subordinado al que había sido relegado hasta hace unos meses, al servicio de Wiggins, hasta el punto de debiendo perder carreras quien, libre de ataduras de equipo, con toda probabilidad habría ganado como sucedió en la Vuelta de 2011, segundo por detrás del español Cobo porque Wiggins era el candidato al éxito en los planes del Team Sky. Lo mismo ocurrió en el Tour del año pasado con Froome que casi tuvo que frenar en la montaña para no despegar a su capitán de amarillo. No es casualidad que todo el mundo le crea a Wiggins cuando dice, contradiciendo a Lance Armstrong, que un Tour limpio se puede ganar, mientras que estos días, ante la actuación de Froome, capaz de esprintar cuesta arriba con sus 120 pedaladas por minuto, un ha surgido un telón de sospechas que también se impondrá tras el Tour. El ciclismo ha sido demasiado recurrente en el flagelo del dopaje para que la gente hoy en día no desconfíe de las grandes empresas incluso antes de emocionarse. Y vencer la sospecha es la única victoria, que aún le falta a Froome en esta temporada triunfal. La esperanza de todos es que pueda golpearlo lo antes posible.  

Revisión