El general Prayuth Chan-ocha, quien recientemente tomó el poder en Tailandia con el golpe de Estado de mayo pasado, debe enfrentar no solo la disidencia de quienes se quejan de la suspensión de la democracia, sino también la, oculta e invisible, de los poderes sobrenaturales opuestos. Las creencias relativas a la intervención de los espíritus en los asuntos humanos están muy arraigadas en Tailandia e incluso altos exponentes del mundo de la política o las finanzas no tienen problema en profesarlas. Donde lo sobrenatural está íntimamente entrelazado con la vida cotidiana, se siente particularmente la necesidad de disponer de una cuadrícula espacio-temporal en la que ubicar sus acciones y decisiones sin tropezar con ningún obstáculo de origen supersensible.
La fecha de instalación del nuevo gobierno se estableció, por lo tanto, después de una cuidadosa adivinación y la elección recayó en el 9 de septiembre. La oficina del Primer Ministro inició así su trabajo a las 9 de la mañana, confiando en que todos estos 9 traerían buena suerte al recién nacido ejecutivo (en idioma tailandés el número "9" se pronuncia "gaow", cuyo sonido es muy similar a la pronunciación del término "gaow-nah", que significa "mejorar", "progresar"). En los días previos, varios miembros de la comitiva de Prayut fueron vistos cargando y colocando estatuas de Buda y otros símbolos religiosos en el palacio donde tiene su sede el gobierno para purificar el edificio de los malos espíritus. Aprovechando todas las fuentes posibles para propiciar la buena suerte, el primer ministro también recurrió al feng-shui, según cuyos principios se dispuso el mobiliario de la oficina personal de Prayuht.
Si bien no es inusual en Tailandia que los políticos y los empresarios consulten las estrellas y realicen ritos de varios tipos para guiar sus elecciones, el general Prayuth parece creer en ello con un entusiasmo muy particular. De hecho, en un par de ocasiones dijo en público que se había bañado de pies a cabeza en agua bendita para neutralizar el efecto de las maldiciones que le habían lanzado sus opositores políticos. Todo esto debió parecer demasiado incluso a sus colaboradores, tanto que Veerachon Sukhontapatipak, vocero del ejército, declaró que "el general Prayuth tiene un profundo respeto por el mundo sobrenatural, pero su acción política se basa en criterios prácticos y decididos". por las necesidades de la población y no por el mundo de los espíritus".
Sin embargo, no parece muy convencido Kan Yuenyong, analista del think-tank "Siam Intelligence Unit", quien comenta: "Tal actitud puede ser muy peligrosa, porque en lugar de analizar una situación en base a hechos concretos, con la mente libre de prejuicios, un político puede dejarse influenciar por elementos completamente ajenos a la situación en sí y tomar una decisión que puede empeorar significativamente las cosas”.
