El auge y la caída del teletrabajo. Hasta hace unos años parecía la panacea de todos los males: abarataba costes, alejaba a compañeros insoportables, salvaba familias. Y en cambio, ahora date la vuelta. Resulta que trabajar desde casa no es tan productivo.
Incluso Yahoo lo notó. Marissa Mayer, directora general del gigante estadounidense, ha dicho el fin de la era del teletrabajo: cuando llega a la oficina, quiere ver a todos a la cara.
El sillón de casa se ha vuelto demasiado cómodo, rayano en el soporífero. Los jefes corporativos, para ser honestos, están preocupados por la distancia excesiva de sus empleados, quienes ya no sienten al jefe respirándoles en la nuca. Pero no es sólo una cuestión de control. Cruzar el umbral de la casa también significa acceder al llamado networking, ahora un pilar fundamental de las relaciones laborales: en la oficina, incluso un descanso para tomar café puede ser esencial para forjar nuevas relaciones profesionales y generar nuevas ideas.
En Italia, sin embargo, no podemos hablar de un descenso del teletrabajo. También y sobre todo porque nunca ha habido una ascensión. Las moscas blancas que trabajan en casa, en Italia, son, en el mejor de los casos, el 5 por ciento (Observatorio de trabajo inteligente de la Escuela de administración del Politécnico de Milán.
