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Tari hacia aplazamientos y descuentos, pero el sistema de desperdicios está en riesgo

La emergencia del coronavirus ha traído descuentos a los usuarios no domésticos, mientras que muchos Municipios están postergando los pagos - Sin embargo, si la crisis se agravara más, la continuidad del servicio podría fallar - Se necesita una alianza entre las autoridades locales y los operadores y entre los operadores y el Gobierno

Tari hacia aplazamientos y descuentos, pero el sistema de desperdicios está en riesgo

Muchos han visto el confinamiento en casa y la paralización temporal de gran parte de las actividades productivas como la oportunidad para la venganza de la naturaleza sobre el hombre. Y la idea de una Tierra menos sujeta a la acción humana hacía cosquillas en nuestra imaginación.

Sin embargo, más allá de los sustanciales pero muy temporales reducción de emisiones de CO2 en la atmósfera, la realidad es otra. y eso preocupa desperdiciar que, incluso en la fase de confinamiento más estricta, no han dejado de producirse y por tanto gestionarse, recogerse, reciclarse, eliminarse o llevarse a vertedero. Entre otras cosas, mantener, en casi todo el territorio nacional, un buen nivel de eficacia, sin que se produzcan acumulaciones de basura en los bordes de las carreteras y aceras, como suele ocurrir en tiempos de la llamada "normalidad".

Por lo tanto, la gestión de residuos no cerró por pandemia y con ello los costes del servicio que pesan sobre familias y empresas ya en dificultades por el paro de actividades. Y como sucedió con la energía, también se estudian soluciones de reducción y pago de impuestos para los residuos que no compliquen más la ya delicada situación económica de estos sujetos. A mediados de mayo, la Autoridad, ARERA, intervino a favor de las familias más pobres y de aquellas empresas que tuvieron que parar temporalmente sus actividades.

Pero no podemos olvidar dos elementos. Primero, eso el TARI es un impuesto/arancel que sirve para cubrir un servicio y no un amortiguador social destinado a hacer frente a las dificultades de un determinado segmento de la población y, en segundo lugar, que la Autoridad es un órgano de regulación y control que, por tanto, no tiene potestad para decidir en qué a qué destinar los impuestos. Esta elección decididamente "política" debe provenir de los responsables de gobernar el país.

Y es urgente la necesidad de implementar intervenciones decisivas a favor de la economía real. Unos números para perfilar el escenario actual y futuro, más allá de lo que hemos vivido directamente en los últimos meses: caída del 25% en el consumo de los hogares, bonificaciones a los autónomos, despidos de gran parte de las empresas, maniobras económicas - finanzas pendientes. Durante este 2020, según nuestras estimaciones habrá un desplome del 8,3% del PIB, a una deuda neta del 6,3% del PIB, ya un crecimiento de la ratio deuda/PIB al 151,2%. Se espera que la tasa de desempleo aumente al 12,2%.

El próximo año se espera un “rebote” favorable, pero no es seguro que sea suficiente para recuperar los valores anteriores a la COVID-19. Creemos que, en 2021, el desempleo descenderá al 10,7%, cifra en todo caso superior al 9,9% de 20191. Sabemos que el shock provocado a nivel nacional y mundial por la pandemia no pasará pronto o en todo caso pasará. dejan importantes consecuencias en la vida económica y social de las naciones, en general, pero también en la de los individuos o familias. Con solo mirar los datos de Istat que se refieren a 2018, por lo tanto, mucho antes de la propagación del virus, descubrimos que el 36% de las familias italianas se encontraban entre los sujetos económicamente frágiles, es decir, incapaces de hacer frente a gastos inesperados. Hoy, las cosas se han vuelto más complicadas: en esta delicada fase, el paso para superar el llamado "umbral de la pobreza" es aún más corto.

Volviendo a la gestión de residuos, la dificultad objetiva de pagar impuestos por sujetos más débiles o debilitados sólo puede generar los consiguientes problemas de caja para los Municipios y gestores. Estos últimos, por ejemplo, han demostrado lo difícil que es comprimir o reducir gastos en el espacio de unos meses ya que su estructura es rígida, con una alta incidencia de costes fijos (80-90%, 40-50% de personal). . Sin mencionar la reducción del 15% en los ingresos registrados en los primeros meses de la emergencia.

Los Municipios, por su parte, han realizado gestiones para solicitar prórrogas de pago, fraccionamientos o postergaciones de plazos. Además de las solicitudes explícitas de descuentos relacionados con la suspensión del servicio y menores costes de disposición y la posibilidad de tener en cuenta los menores costes a partir de las tarifas de 2020. Para ello, la Asociación de Municipios, ANCI, ha intentado incluir estos iniciativas reducción de impuestos como parte de los gastos relacionados con la emergencia del COVID-19, para que pudieran financiarse con un aumento del déficit público.

Como ya se ha mencionado, ARERA (Resolución 158/2020, de 5 de mayo) ha imaginado una reducción arancelaria para usuarios no domésticos (actividades obligadas a cerrar por decreto), indicando los criterios para una reducción de la parte variable de la tarifa calculada en proporción a los días de cierre. No obstante, la reducción no es automática para los usuarios no domésticos que hayan cerrado voluntariamente y se calculará sobre la reducción en la producción de residuos. En ambos casos, los Municipios determinarán su aplicación a través de los gestores del servicio.

Para las familias en dificultad, sin embargo, ARERA ha pensado en una facilitación que en los criterios de atribución sigue las medidas ya previstas en marzo con los bonos de luz y gas. A partir de la remodulación prevista en la disposición ARERA, se pueden hipotetizar tres posibles escenarios de cálculo diferentes; los ingresos en cuestión oscilan entre 251 y 664 millones de euros, dependiendo del grado de discrecionalidad que las autoridades locales quieran utilizar. Cualquiera que sea el escenario, los dos más plausibles son los hechos, lamentablemente, seguro.

1. Por un lado postergación de pagos y la falta total o parcial de recaudación de impuestos puso en serias dificultades al sistema de residuos. Si la situación empeorara, más cierre y posterior empeoramiento de la crisis, no se puede excluir la continuidad del servicio en sí.

2. Por otro lado, la crisis generada por la pandemia ha agravado aún más la creciente participación de personas cercanas a la línea de pobreza presente en nuestro país, al menos desde la crisis de 2008. Ya en los últimos años que un tercio de las familias italianas consideradas "pobres" lucharon para pagar las facturas y los impuestos con regularidad, incluido el TARI. Para entender: si antes de la emergencia el gasto en residuos registraba un déficit de 1,8 millones de euros en las arcas municipales, hoy estos valores están destinados a subir y superar con creces los 3 millones de euros.

Queda claro, por tanto, que la magnitud y la criticidad de tal situación van más allá del "simple" problema del arancel o reducción del impuesto único. Pone en duda la necesidad de una alianza entre las autoridades locales y los operadores de servicios, y entre éste y el Gobierno. Una alianza para apoyar a familias en dificultades y empresas en su recuperación con el Bono Social, concentrando la intervención de socorro en las categorías y sujetos verdaderamente merecedores, y al mismo tiempo contrastando comportamientos oportunistas. Porque la aceptación de solicitudes solo será posible si es selectiva, no para todos. Desafortunadamente, los recursos asignados hasta la fecha en el relanzamiento de DL no parecen ser suficientes.

Comisariada por Andrea Ballabio, Donato Berardi, Samir Traini y Nicolò Valle

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