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España, así fracasó el federalismo

Madrid está pagando el desequilibrio de un sistema federal que ha adquirido demasiada autonomía respecto al gobierno central y se ha vuelto inmanejable – Las transferencias de las autonomías al gobierno se han reducido peligrosamente – Y tras gestiones alegres, Cataluña, Andalucía y Murcia han tenido que pedir ayuda al Estado.

España, así fracasó el federalismo

Joan Clos, exalcalde de Barcelona y exministro español de Industria en el Gobierno de Zapatero, dice que España "puede hacerlo incluso sin ayudas". Al fin y al cabo, subrayó en los pasillos de Villa d'Este durante la Casa Europea Ambrosetti, “el Gobierno de Rajoy ha hecho una promesa solemne a los votantes: no pedir el apoyo de la UE”.

Las declaraciones son, por supuesto, una cosa, la realidad otra. España lleva meses en jaque, asfixiada por la presión de los mercados internacionales. La economía cae, el desempleo sube. Afortunadamente, el lado latinoamericano está aguantando y grandes grupos como Telefónica, Endesa y Banco Santander respiran aliviados.

El sentimiento es que además de los errores de política económica de los últimos 20 años (crédito fácil, demasiado inmobiliario, poca innovación), España está pagando el desequilibrio de un sistema federal que ha adquirido demasiada autonomía con respecto al gobierno central y se ha vuelto inmanejable. En el sentido de que las transferencias de las autonomías al gobierno de Madrid se han reducido peligrosamente.

Pero hay más La gestión de las Regiones, sin respetar los parámetros relativos a la deuda, el déficit, el gasto, fue en muchos casos más que alegre. No es coincidencia, por lo tanto, que los nudos hayan vuelto a casa para dormir y que autonomías como Cataluña, Andalucía, Murcia han pedido ayuda al estado. En el caso de Cataluña fue un verdadero susto, dado que es una de las regiones más industrializadas y en su momento más ricas de la Península. Además de que con la crisis, las esperanzas de Cataluña de convertirse en un verdadero país por derecho propio (aunque sólo lo creyeran los separatistas más radicales) se desvanecieron.

Para Joan Clos el federalismo no está condenado. Tenemos que creer en ello y tal vez adaptarlo a la nueva realidad de las cosas. No dice más y no se desabrocha. Y se entiende bien dado que su generación de políticos fue la que más abogó por una total libertad de acción política y económica de las autonomías.

Es difícil decir cuáles serán los desarrollos y si la gente de Rajoy seguirá teniendo el consenso mínimo que le permitirá gobernar. Una prueba importante será la de las próximas elecciones en Galicia. La prueba de fuego para entender si la desafección y protesta del pueblo también recaerá sobre el primer ministro. Sobre todo porque Galicia, la región más occidental de España, alberga importantes grupos industriales, como el líder mundial de la confección Zara.  

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