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HUELGA EN LA ESCUELA – Sindicatos escolares: imaginarios progresistas pero conservadores inmaculados

La huelga de hoy contra la reforma escolar entrará en el Libro Guinness de los Récords: el sindicato nunca ha visto una lucha sindical no contra los recortes de gastos sino contra la contratación de 100 docentes prevista por la "Buena Escuela" del gobierno Renzi - Todas las contradicciones del conservadurismo sindical en la escuela.

HUELGA EN LA ESCUELA – Sindicatos escolares: imaginarios progresistas pero conservadores inmaculados

Es difícil no compartir la amarga ironía con la que el primer ministro Matteo Renzi estigmatizó hace unos días la huelga de los sindicatos contra la reforma escolar de hoy, precisamente en un momento en que este gobierno, a diferencia de los que le precedieron,
no recorta recursos para la escuela pero quiere contratar inmediatamente algo así como 100 profesores para acabar con la vergüenza de la precariedad.

Sin embargo, no es de extrañar que la peor resistencia conservadora se esté dando precisamente en la escuela, como antes en la Ley de Empleo, no sólo de la derecha sino de la izquierda que pertenece a la escuela CGIL, cuyas posiciones populistas, indiferentes y antimeritocráticas son la envidia de los Cobas desde hace años y de los gremios más corporativos.

La entrevista que la secretaria general de la CGIL, Susanna Camusso, concedió ayer a "La Repubblica" es una puntual confirmación de ello con la habitual rima infantil de clichés y análisis superficiales de una sociedad y un país que seguimos viendo con los ojos. del pasado, y con la pobreza absoluta de las propuestas alternativas. Hay dos palabras que en el vocabulario de todos los imaginarios progresistas pero en realidad inmaculados conservadores como Camusso suenan a blasfemia y que el secretario de la CGIL se cuida de no pronunciar: meritocracia para las escuelas y competitividad para el crecimiento de las empresas y la 'economía'.

Partiendo de estos supuestos, de obtusa oposición a cualquier reforma escolar real y su relación con la sociedad, no es de extrañar que la línea con la que Camusso llama a la huelga sea una mediocre colección de auténticos destaques y amnesias culpables. Pero veamos en detalle cuáles son los puntos centrales poco convincentes de la contraofensiva sindical que hoy encuentra su máxima expresión en la más singular de las huelgas. Una huelga como los marcianos: contra la reforma y contra la contratación.

1) ¿RECLUTAMIENTOS POR MÉRITO O TODOS CABALLEROS? No resulta convincente que, ante la objeción evidente de quienes señalan que nunca se ha visto un paro sindical contra la contratación de 100 nuevos docentes, el secretario de la CGIL se esconda detrás de dos argumentos cuando menos resbaladizos: que la El Gobierno "no está en condiciones de hacer las contrataciones para el inicio del nuevo curso escolar" y que ha dividido a los trabajadores eventuales "de forma arbitraria".  

Primero: para hacer las contrataciones rápido, la reforma debe aprobarse cuanto antes en el Parlamento sobre el que ya han llovido en la Cámara más de mil enmiendas: ¿todo es culpa del Gobierno? En realidad, habría una forma de agilizar las contrataciones y es recurrir al decreto ley: intentar que la CGIL convenza a la oposición (a partir de los llamados de izquierda con los que es más simpatizante) para pedir por el decreto para hacer efectivas las contrataciones de docentes de manera inmediata. Si, como es probable, esto no sucede, será legítimo dudar de que el verdadero objetivo de los sindicatos, y de la CGIL en primer lugar, no sea acelerar los 100 reclutamientos en las escuelas sino que, legítimo pero ajeno al carácter sindical, para derrocar al gobierno de Renzi.

Segundo: los criterios de contratación que prevé el Gobierno se basan en concursos y en acabar con el caos de los rankings bajo el supuesto de que a partir de ahora sólo se contratará en las escuelas a los que sirvan. ¿Hay criterios más meritocráticos o se piensa que la mejor solución es la de todos los caballeros a costa del contribuyente y la calidad de la escuela? Durante demasiado tiempo la escuela, como otrora los holdings estatales y todavía hoy muchas empresas públicas, ha sido una fábrica de parados ocultos donde las contrataciones se hacían no porque sirvieran sino para paliar el drama del paro: la enormidad de nuestra deuda pública está ahí para recordarnos quién paga y, lamentablemente, quién pagará en el futuro por medicamentos falsos que son peores que la enfermedad.

2) EL PODER DE LOS PRINCIPALES. La oposición sindical al fortalecimiento de los poderes del director en las escuelas no está convencida: se puede discutir cómo idear los pesos y contrapesos de la democracia escolar y el papel real del director, pero desde los días de los cuerpos colegiados pletóricos y burocráticos, se no ha ido confiando la escuela a una gestión semi-asamblea, muchas veces fuertemente condicionada por los sindicatos de base, lo que mejora su eficiencia. No basta señalar un director de escuela si no se le otorgan facultades reales de orientación, incluso para elegir a los docentes a convocar, sin que por ello se lesionen los derechos constitucionales de nadie. En todo caso, sería interesante que la CGIL hiciera algunas preguntas sustantivas sobre la forma en que se capacita y contrata a los directores de escuela, pero el silencio de las catacumbas dice mucho al respecto.

3) ¿ESCUELA DE MASA O ELITE? Finalmente, no convence la tesis defendida por Camusso según la cual la reforma apuntaría a una escuela elitista y no para todos. Pero, ¿el fortalecimiento de las escuelas públicas es para la élite o para los menos favorecidos? “Al final -señala el secretario de la CGIL- accederán a la escuela los que pertenezcan a familias que puedan permitírselo”. La escolarización pública obligatoria es notoriamente gratuita, pero si no hay condiciones para que todas las familias envíen a sus hijos a la escuela, ¿el problema está en la escuela o en la degradación social y pobreza económica que se avecina? En realidad, como escribió Roger Abravanel en su nuevo libro “Se acabó la recreación”, el problema central hoy no es tanto o solo el derecho a estudiar, sino una educación que atienda al mercado laboral y dé empleo.

Permita un último consejo moderado al secretario de un sindicato como la CGIL que tuvo entre sus predecesores a figuras como Giuseppe Di Vittorio, Luciano Lama y Bruno Trentin que estaban en las antípodas del conservadurismo sindical actual: Sra. Camusso, enfréntese a todos la oposición que cree en el Gobierno, pero sale de la niebla de los clichés y busca argumentos un poco más convincentes. De lo contrario, no se sorprenda de la irrelevancia a la que se condena el sindicato más grande de Italia. Ni del hecho de que incluso entre los trabajadores la impaciencia de los que dicen que, después de la vieja guardia de la política, sería hora de desguazar toda la vieja guardia de los sindicatos que ahora sólo sabe representarse a sí misma. Y no siempre genial.

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