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Ahorro: las luces rojas que evitan errores de inversión

DE MORNINGSTAR.IT: los errores de sincronización y las modas pueden dañar los rendimientos más que el rendimiento del mercado. Un estudio de Morningstar enseña dónde encender las luces rojas en las inversiones financieras.

No somos mejores, pero tampoco peores que los inversores estadounidenses cuando se trata de encontrar el momento adecuado para entrar o salir de un fondo. Casi todo el tiempo, cometemos errores y nuestros rendimientos se resienten. En Estados Unidos, Russel Kinnel, director de Manager research de Morningstar, lo pone por escrito, con mucha evidencia empírica, todos los años desde 2005, cuando publicó por primera vez el estudio Mind the gap, que en inglés significa “Beware de vacío” y es una expresión acuñada en 1969 por el metro de Londres para advertir a los pasajeros del vacío entre el andén y la puerta del tren.

En Europa, Matias Möttölä, analista senior de Morningstar, repitió el análisis y llegó a las mismas conclusiones, aunque existen diferencias en la estructura del mercado de fondos con respecto a Estados Unidos y los países del Viejo Continente no son homogéneos entre sí en términos de la cultura financiera, la dinámica en la distribución de productos y las etapas de desarrollo de la industria de gestión de activos.

Donde los inversores se equivocan

Los errores de comportamiento (brecha de comportamiento) pesan sobre los resultados y se repiten en el tiempo, sin tener límites geográficos. Los inversores tienen una mentalidad más o menos a corto plazo, son reacios al riesgo y se centran en los rendimientos relativos. Entran en pánico durante las recesiones y dudan en volver a ingresar a los mercados cuando suben. Como resultado, tienden a comprar al alza y vender a la baja, con pérdidas inevitables.

Steve Wendel, jefe de investigación de finanzas conductuales de Morningstar, sugiere algunas acciones útiles para mantener las emociones bajo control: establezca reglas para lograr los objetivos de inversión, cree el contexto para actuar de manera consistente, mida los resultados de manera rigurosa, establezca comentarios y esté listo para corregir su objetivo si es necesario. .

Tratar con cuidado

Como explica Möttölä, el estudio, que calcula la diferencia entre la rentabilidad total y la rentabilidad del inversor (es decir, ponderada por las entradas y salidas), ayuda a identificar casos en los que los inversores deben ser más cuidadosos y cautelosos de lo habitual para no destruir valor intentando para perseguir los mercados. “Los datos muestran claramente que los mayores riesgos se encuentran en los activos financieros más volátiles, como los fondos especializados en países individuales, mercados emergentes o sectores particulares.

Incluso las modas pueden ser peligrosas, como lo demuestra el fenómeno de las alternativas. En 2015, a nivel europeo, fui la clase de activo con mayor tasa de crecimiento orgánico (+27%) y en 2016 la tendencia continuó (+8% a finales de septiembre). A pesar de su popularidad, las estrategias similares a las de los fondos de cobertura en muchos casos no han dado los resultados deseados. Por el contrario, la brecha entre la rentabilidad total y la del inversor fue del 1,05% en los últimos cinco años, entre las más altas.

Escapar es inútil

Pensar en escapar de los riesgos del mercado moviendo su cartera con frecuencia es un error. El estudio de Morningstar muestra que, en la mayoría de los casos, la rentabilidad de los inversores empeora a medida que aumenta el riesgo (medido por la desviación estándar). Las excepciones son los fondos equilibrados, en los que el gestor tiene cierta flexibilidad para decidir la asignación de activos y, precisamente por esta característica, los inversores se muestran menos proclives a entrar y salir.

Ciertamente, queda mucho por investigar en la relación entre la rentabilidad total y la del inversor, como el llamado pilar corporativo (¿cuánto peso tiene un buen juicio de los analistas en una gestora?); sin embargo, el estudio ayuda a establecer luces rojas mentalmente para evitar que los errores de tiempo pesen irreparablemente en los rendimientos del inversor.

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