La convención del partido republicano que designará oficialmente a Donald Trump como candidato presidencial conservador el próximo otoño comienza hoy en Cleveland, Ohio.
La conferencia se desarrollará en un ambiente de tensión y desconcierto, dado que tuvo lugar anoche un nuevo tiroteo en Baton Rouge, Luisiana, donde un hombre vestido de negro y con el rostro cubierto abrió fuego en la calle con un rifle de asalto, matando a tres agentes e hiriendo a cuatro antes de morir él mismo.
En la misma localidad el 5 de julio, la policía local asesinó al vendedor ambulante Alton Sterling, de 37 años, desatando la ira de la comunidad negra.
Después del ataque del domingo por la noche, el presidente estadounidense, Barack Obama, dijo que “no hay justificación para la violencia contra las fuerzas del orden. Ninguno. Estos ataques son obra de cobardes que no hablan por nadie. No corrigen nada malo”.
Palabras tardías según Trump, quien inmediatamente aprovechó para atacar a sus oponentes políticos: “Estamos de luto por los agentes asesinados en Baton Rouge –escribió en Facebook–. ¿Cuántos tendrán que morir por falta de liderazgo en nuestro país? Exigimos ley y orden".
Cleveland, sin embargo, ya estaba en estado de sitio porque la convención republicana se veía como la oportunidad perfecta para cualquiera que buscara problemas: terroristas, manifestantes de todo tipo, extremistas motivados por el resentimiento racial.
