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Referéndum, la economía del SÍ: ¿cuánto vale la reforma?

Mucho se habla del ahorro que se derivará de la supresión del actual Senado, de la cancelación definitiva de las provincias y del Cnel, estimado en unos 500 millones de euros, pero la reforma constitucional no solo afecta a los costes de la política sino aspectos muy profundos de nuestras políticas económicas y sociales a partir de la modificación del Título V sobre las relaciones entre el Estado y las Regiones.

Referéndum, la economía del SÍ: ¿cuánto vale la reforma?

Mucho se habla del ahorro que se derivará de la supresión del Senado, de la cancelación definitiva de las provincias y del Cnel, estimado en unos 500 millones de euros.

Pero la Reforma no sólo afecta los costos de la política. Toca aspectos muy profundos de nuestras políticas económicas y sociales, y desde este punto de vista vale mucho, mucho más que 500 millones.

¿Cuánto vale poder hacer obras estratégicas que se puedan completar en poco tiempo en lugar de empantanarse en apelaciones que duran hasta 20 años?

¿Cuánto vale poder reorganizar nuestros puertos y aeropuertos según criterios de competitividad nacional y no de división política local y propaganda?

¿Cuánto vale poder eliminar las decenas de oficinas de representación que las regiones tienen en el exterior? ¿Y poder coordinar los esfuerzos de ferias comerciales y misiones organizando quizás algunos eventos bien hechos en lugar de decenas de microeventos regionales o provinciales?

¿Cuánto vale poder coordinar el desembolso de las prestaciones por desempleo con actividades reales de formación y búsqueda de empleo? ¿O poder coordinar (y controlar) actividades de formación en torno a perfiles profesionales únicos que no cambian de una región a otra?

Estas son sólo algunas de las preguntas que debemos hacernos cuando pensamos en las repercusiones económicas de la Reforma Constitucional aprobada por el Parlamento y ahora sometida a referéndum. Y atañen a una parte de la Reforma que poco o nada ha sido contada y explicada a los ciudadanos: la parte que modifica el Título V, es decir, la relación entre el Estado y las Regiones.

Un apartado ya modificado en 2001 en un sentido más regionalista respecto al texto original, para dar cabida a las ideas federalistas muy en boga en el debate político italiano durante los años noventa.

La Reforma de 2001, aunque inspirada en buenas intenciones (aproximar las instituciones a los ciudadanos dando mayor autonomía a los territorios), ha abierto el camino a muchos problemas: la superposición de funciones entre el Estado y las Regiones ha alimentado de hecho la confusión y una creciente disputa entre el Estado y las Regiones, por no hablar de la duplicidad, la descoordinación, el aumento del despilfarro (basta recordar cómo han proliferado los órganos y organismos regionales para cubrir todas las nuevas funciones: turismo, comercio exterior, atracción de inversiones y tantos otros, sin contar las decenas de miniembajadas regionales en el exterior (se contabilizaron 2010 en 178).

Los datos sobre litigios son la evidencia más concreta de las carencias de la Reforma de 2001 y de la necesidad de controlarla. De 2000 a 2015, la incidencia de sentencias de la Corte Constitucional relacionadas con el conflicto Estado-Regiones se multiplicó por ocho. Si en 2000 suponía el 5% de las sentencias del Tribunal, en 2015 el peso superaba el 40% (tras haber alcanzado picos del 47% en años anteriores).

Esto significa que en los últimos años casi la mitad de la actividad del Tribunal Constitucional se ha visto entorpecida por recursos de los Estados o Regiones que se disputaban tal o cual competencia. Apelaciones que a menudo demoraban años antes de llegar a una sentencia, mientras que todos los sujetos cuestionados –inversionistas, instituciones y ciudadanos particulares– permanecían en la incertidumbre sobre la constitucionalidad y, por lo tanto, sobre la aplicabilidad de algunas normas.

Esta disputa no solo ha bloqueado importantes obras, ralentizando los procesos de modernización, provocando aumentos en los costos tanto de infraestructura como de servicios, sino que en muchos casos ha impedido o debilitado la adopción de políticas nacionales en materias tan importantes como el turismo, el comercio exterior, el empleo servicios, políticas sociales, políticas laborales y formación profesional.

La esperanza es dar elementos para entender a fondo una Reforma esperada desde hace décadas, y votada por el Parlamento tras seis lecturas, miles de enmiendas y un larguísimo debate parlamentario y mediático. Un debate que, lamentablemente, ha dejado fuera algunos de los temas más importantes y de mayor impacto en la economía y en la vida del país.

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