comparte

Informe Aci-Censis: el coste medio del mantenimiento de los coches ha crecido un 2,7% anual

A estas alturas, tener un coche en propiedad cuesta más de 3 euros al año entre gastos de combustible, seguro, aparcamiento y sobre todo multas, la auténtica pesadilla de los italianos, aumentada un 18%. Si le sumamos la crisis y las crecientes prohibiciones en las grandes ciudades, es comprensible que uno de cada 5 ciudadanos admita que ya casi no utiliza el coche

Informe Aci-Censis: el coste medio del mantenimiento de los coches ha crecido un 2,7% anual

Cada italiano vendrá a celebrar el final de 2011 de una manera diferente: con cena o sin ella; en grupos o en compañía cercana o solo; no caer demasiado -esperemos- en el alcohol y los petardos exagerados. Pero con una certeza: en el año que acaba de terminar se habrá gastado algo así como 3.280 euros en conducción. No importa si será hombre o mujer, joven o recién nacido u octogenario. Y ni siquiera si un coche lo posee o no. Lo mismo aplica si ha conducido al menos un minuto o los 12 meses con promedios diarios como taxista. En resumen, es el pollo promedio. Fruto de un estudio realizado, como viene siendo tradición, por el Automóvil Club de Italia y Censis, que dio origen a la 19ª edición de este informe sobre el sector del transporte en general.

Estudio preocupante, y sobre el que el propio sector -pero también el Gobierno- haría bien en meditar un poco. Por qué los 3.200 euros mencionados anteriormente suponen un aumento de alrededor del 2,7% en el gasto registrado (de nuevo por persona) en 2010. Lo que de por sí sería un dato alentador: la vida real, de hecho, es mucho más cara. Pero la preocupación deriva del hecho de que, de nuevo según el estudio, el coche sigue impertérrito siendo considerado el medio más válido, el preferido para desplazarse, por el 83,8% de los italianos; pero a pesar de este porcentaje búlgaro, casi uno de nuestros compatriotas de cada 5 admite con franqueza haber utilizado el coche menos que el año anterior.

Sorprenderse, francamente, es difícil. Las dificultades sociales, las crecientes prohibiciones en los centros de las ciudades y el martilleo de multas electrónicas (Tutores, radares y detectores varios) evidentemente diseñadas no para educar sino para hacer dinero fácil., tanto en las avenidas urbanas como en las carreteras provinciales, por sí solas serían un excelente elemento disuasorio para ponerse al volante con tanta frecuencia como en los buenos tiempos. Si le sumamos el seguro de responsabilidad civil del automóvil en constante aumento y las continuas subidas de los precios de los combustibles, que recientemente se han vuelto locos gracias a la enésima subida de los impuestos especiales, el resultado se hace más que evidente.

comentario de presidente saliente de ACI, Enrico Gelpi, lacónico y perfectamente repetitivo en comparación con muchos de sus predecesores: "Los costes que soportan los automovilistas están al límite de la sostenibilidad". Cabría preguntarle qué ha hecho el Automóvil Club para empujar el listón en otra dirección. Pero es una pregunta difícil, que abriría un mar interminable de verbos en pasado y sobre todo en condicional. Y entonces este no es el contexto correcto. Es mejor entonces entrar en un poco más de detalle de estos recuentos para encontrar que: los gastos de combustible (+2,3%), seguros (+2,9%), aparcamientos (+5,3%), pero sobre todo las multas (+18%) son los que más aumentan. Estos últimos son el resultado de un mayor número de controles, pero casi todos telemáticos, porque los agentes y patrullas eficientes se ven cada vez menos vagos, o quizás desanimados, que antes. Y extendamos un velo lastimoso sobre los impuestos, que hoy cubren más del 31% (58 mil millones de euros de 165) del gasto total país/año en automóvil.

Moraleja: la trayectoria del italiano y la del coche, históricamente paralelas, casi casi tocándose, se van alejando. Esto es especialmente cierto para los jóvenes., que todavía hace unos años vivió el automóvil como una larga parábola que pasaba del estadio onírico a la encarnación del estatus alcanzado. Y que hoy, sin embargo, utilizar cada vez más las dos ruedas y el transporte público, incluso si su nivel de servicio está muy por debajo del promedio típico de muchos países europeos. Los mayores de 45 años no son menos, presas desde hace unos años de una creciente afición a la bicicleta y a los paseos más largos que en el pasado.

A la luz de estos datos, ¿sigue siendo correcto sorprenderse por la crisis del automóvil en Italia? Tiene sentido asombrarse ante un 2011 que cerrará con un número de coches vendidos casi un 30% inferior a los 2 de hace cuatro o cinco años, cuando el mercado se dotó de ayudas estatales al desguace y de diversas tecnologías limpias, cuya eficacia duró el espacio de un suspiro que sólo sirvió para registrarse, ¿y entonces quién ve? E incluso los fabricantes de automóviles no han tenido un peso sustancial en este alejamiento creciente del coche, desairado por ellos durante muchos años de coches cada vez más caros porque se 'inflan' con más centímetros, más kilogramos, más opciones cada vez más a raíz de el gadget que de la ayuda a una conducción realmente más fácil, o más segura, o en todo caso mejor?… 

Revisión