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Ramírez, las guitarras como obras de arte

Perfectas como construcciones geométricas, bellas como obras de arte, las guitarras Ramírez de Madrid son los mejores instrumentos del mundo desde hace más de un siglo.

Ramírez, las guitarras como obras de arte

Desde hace más de un siglo, la familia José Ramírez III fabrica guitarras, quizás las mejores del mundo. Detrás del ascenso de esta dinastía de luthier, sin embargo, hay una historia poco conocida de dedicación y gran artesanía. Comenzó en 1882, cuando José Ramírez I, su conocido discípulo de Francisco Gonzáles, el gran luthier español del siglo XIX, abrió el primer taller en la calle Cava Baja junto con su hermano menor Manuel.

Hacia finales de siglo, siempre trabajando de sol a sol, aserrando a mano largas tablas de madera y dando forma a las piezas acabadas sobre una especie de brasero humeante, los dos hermanos demostraron -a diferencia de otros luthiers- una habilidad inigualable. Hicieron guitarras cada vez más grandes para darle al instrumento una mayor resonancia con gran atención al detalle. Fundaron la escuela de luthiers más famosa de Madrid, y tuvieron como alumnos a personalidades como Domingo Esteso, Enrique García y Julián Gómez Ramírez.

El arte de la luthier se ha ido transmitiendo de padres a hijos en la familia Ramírez, y así fue como su hijo José comenzó su aprendizaje con tan solo diez años. La construcción de una guitarra es a partes iguales una obra de arte y técnica. Afirmó "No es necesario que un luthier sepa tocar la guitarra" "porque en realidad se necesita una doble dedicación y dos profesiones no se pueden hacer de manera excelente". Cuando su padre murió en 1957, se hizo cargo del negocio familiar, sin duda tenía la capacidad de “escuchar” el letrero como si ya fuera música en su sangre. Los Ramírez utilizaron cinco tipos de madera: abeto de Canadá, Europa y Siberia para la tapa armónica del instrumento, cedro cubano para el mástil, ébano indio resistente para el diapasón y oro sudamericano para el fondo. La afamada tradición artesanal española está en buenas manos con Ramírez “España y Madrid no deben perder la primacía de la cuna de las mejores guitarras, y como una obra de arte, su valor permanecerá para siempre.

Muchos pintores se han inspirado en la guitarra, que participa como objeto de "armonía" en muchos bodegones, hasta el punto de convertirse en obra plástica para muchos escultores. La imaginación de su sonido hace de cualquier obra un concierto de emociones.

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