Hablar de ello comenzó por primera vez a finales de la década de 90, cuando la transición del sistema asalariado al contributivo planteó la necesidad de concienciar a los trabajadores italianos sobre sus futuras pensiones, como recordaba el sábado pasado un inserto del Sole24Ore “ Plus24”. En la primavera de 2009, Maurizio Sacconi, entonces Ministro de Bienestar Social, anunció su intención de que se entregara a cada ciudadano italiano "un certificado anual con su estado de cuenta de la seguridad social y la proyección de la pensión futura". La misma promesa que hizo tres años después la ministra de Trabajo Elsa Fornero: “Ahora se está poniendo serio -dijo- Los trabajadores necesitan información oportuna para construir su pensión y cada vez se necesita más la versión italiana del sobre naranja”. Incluso el presidente del INPS, Antonio Mastrapasqua, se sumó el pasado mes de mayo a las promesas de la ministra y garantizó que, a finales de diciembre, un millón de italianos recibirían una comunicación "con el importe del cheque que cobrarán en la jubilación".
Anuncios, promesas y buenas intenciones: pero el sobre naranja nunca llegó a los hogares italianos, en Suecia esta forma de comunicación existe desde hace quince años. Los trabajadores suecos conocen muy bien su futuro previsional y, sobre todo, disponen de toda la información para decidir si se afilian o no a planes complementarios de pensión. En nuestro país, solo el 23% de los italianos tienen cobertura complementaria (la media europea es del 91%).
Qué pasará con el sobre naranja en Italia aún es incierto. También porque, a lo largo de los años, junto a los innumerables anuncios, se ha afianzado más de un desmentido. El propio ministro Fornero dijo recientemente que si se enviara el sobre naranja a un joven de 35 años, "sería un mensaje de alarma". La declaración del INPS de hace tres años fue en la misma línea: "Si le diéramos la simulación de la pensión a los parasubordinados, nos arriesgaríamos a la convulsión social".
